El objetivo de la higiene postural
Enviado por pedidos • 3 de Septiembre de 2014 • Trabajo • 546 Palabras (3 Páginas) • 1.228 Visitas
PREVENCIÓN DEL DOLOR DE ESPALDA, TALLER DE HIGIENE POSTURAL Y MANEJO EN EL LEVANTAMIENTO DE CARGAS
Base, Indicaciones y Riesgos: Higiene Postural
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Consiste en aprender cómo adoptar posturas y realizar movimientos o esfuerzos de forma que la carga para la columna sea la menor posible.
Objetivo
El objetivo de la higiene postural es aprender a realizar los esfuerzos de la vida cotidiana de la forma más adecuada, con el fin de disminuir el riesgo de padecer dolores de espalda. Además, para quienes ya padecen dolores de espalda, saber cómo realizar los esfuerzos cotidianos puede mejorar su autonomía y mejorar la limitación de su actividad.
Fundamento teórico
La lógica subyacente es que si se evita la sobrecarga de la espalda se disminuye la degeneración de su estructura y, además, se disminuye el riesgo de que aparezcan crisis dolorosas. Además, mientras dura el dolor, saber cómo proteger la espalda al adoptar las posturas y realizar los esfuerzos cotidianos permite llevar una vida más normal.
Pruebas científicas de su eficacia
Hay estudios científicos que demuestran que una misma postura puede aumentar o disminuir la carga que sufre el disco intervertebral según cómo se adopte. Por ejemplo, cuando una persona está sentada, la carga que soporta su disco intervertebral puede oscilar entre el 60% y el 140% de la que sufre cuando está de pie, dependiendo de la manera en la que se siente.
Sin embargo, los estudios realizados para evaluar la eficacia de la higiene postural en la prevención o tratamiento de los dolores de espalda, han demostrado que enseñar la higiene postural tiene un efecto nimio o inexistente, ya sea porque reducir la carga resulta de escasa relevancia clínica o porque resulta imposible cumplir las normas de higiene postural 24 horas al día, 7 días a la semana.
Indicación
Durante el episodio doloroso, aun manteniendo el ritmo de actividad más normal que sea posible, conviene evitar sobrecargar la espalda. Para ello, conviene conocer y aplicar normas de higiene postural, que describen cómo adoptar posturas y realizar movimientos o esfuerzos de manera que la espalda soporte la menor carga posible y su musculatura reduzca su trabajo. Eso permite que, si en un momento dado el paciente tiene que hacer un esfuerzo, sepa cómo hacerlo reduciendo el riesgo de sobrepasar sus posibilidades.
Sin embargo, los estudios coinciden en señalar que la educación centrada en el manejo activo (evitar el reposo y mantener el mayor grado de actividad que el dolor permite) y el ejercicio (interrumpiéndolo sólo en la fase más aguda de dolor, y reiniciándolo progresivamente en cuanto sea posible), tienen un efecto de una magnitud clínicamente relevante y mucho mayor que la higiene postural. De hecho, resulta imposible cumplir constantemente las normas de higiene postural, pero cuando la
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