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Ensayo De Contabilidad


Enviado por   •  8 de Marzo de 2015  •  1.922 Palabras (8 Páginas)  •  357 Visitas

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Una caída antes del ascenso: la historia de Jai Jaikumar

“Parece como si hubiese un cordón alrededor de la parte superior de estos grandes picos, más allá del cual ningún hombre puede pasar. La verdad, por supuesto, estriba en el hecho que, a altitudes de 8,000 metros y más los efectos de la baja presión atmosférica en el cuerpo humano son tan severos que realmente el montañismo es imposible y las consecuencias aún de una leve tormenta pueden ser letales; que nada, sino las más perfectas condiciones de clima y nieve ofrecen las más ligeras posibilidades de éxito, y que en el último tramo de la subida nadie está en la posición de poder escoger su día… ”

Eric Shipton [legendario montañista], Upon that Mountain.

Un rápido descenso

Estaba a 8,000 metros sobre el nivel mar, pero la luz estaba yéndose, asi que Jai Jaikumar sabia que tenia poco tiempo para admirar la vista. Eran las 4 p.m. de un día de verano del año 1966, y Jai, un estudiante de ingeniería del Instituto Indio de Tecnología, se paró con uno de sus más cercanos compañeros de montañismo en la cumbre de una montaña en el Himalaya. El ascenso final ese día, que empezó en el campamento alto a las 2 a.m., había sido más duro y difícil de lo que ambos habían anticipado. Ellos habían originalmente fijado a la 1 p.m. como su “hora de dar la vuelta”, el punto en el cual las consideraciones de seguridad dictan que los montañistas deben abandonar el ascenso y volver al campamento. Sin embargo, la idea de esperar unos cuantos días más, para de nuevo retar a la cumbre les resultaba poco atractiva para Jai y su compañero. Los dos estaban saludables y eran experimentados en montañismo a pesar de su juventud, así que cuando la 1 p.m. llegó, la decisión se seguir se hizo fácil. Ahora, en la cima, su perseverancia había sido premiada, pero ellos estaban muy conscientes que el tiempo estaba en su contra. Después de una breve celebración comenzaron el descenso.

En la desfalleciente luz había una peligrosa marcha conforme ellos tenían que intuir su camino, cuidadosamente golpeando con sus bastones de hielo para probar la superficie frente de ellos conforme descendían. La bajada requería que siguieran un particularmente precario borde donde el viento había formado una plancha de nieve y hielo, o cornisa, que en ciertos puntos se extendía hacia el vacio más allá de la roca de soporte. Los montañista no pueden ver la estructura debajo de la cornisa, así que no pueden prospectivamente determinar cuán lejos se extiende de la roca o cuanto peso puede resistir. Reconociendo el peligro, Jai y su compañero soltaron las cuerdas que los unían. Ahora, si uno de ellos caía, no arrastraría al otro a su muerte.

Conforme se movían bajando por la cornisa Jai dirigía la marcha. Cuando estaba próximo a dar el siguiente paso escucho un fuerte y explosivo sonido. Instintivamente saltó hacia un costado, y su compañero saltó hacia el otro, justo cuando la cornisa se partió y cayó detrás de ellos. Jai aterrizó en una empinada ladera y mientras se confortó por sentir tierra solida el terreno era tan empinado que sus pies resbalaron y cayó sobre su espalda. En momentos su cuerpo adquirió una tremenda velocidad patinando a unos 100 kilómetros por hora a lo largo de la empinada ladera de la montaña.

Una pasión de toda la vida

Cuando niño Ramchandran (Jai) Jaikumar frecuentemente iba al norte de su nativa India para seguir su pasión por el montañismo. Tentado por la cadena montañosa más alta y más idealizada del mundo, los Himalayas, que forman la frontera norte de este subcontinente, se sintió atraído por sus muchos y altos picos. Más tarde el destacó que por varios años pasó, de cada año, casi cuatro meses en su “verdadera vocación” como montañista, y ocho meses en su “tiempo libre” como ingeniero.

Jai había entrenado con expertos montañistas y conocía el protocolo de crisis. Conforme rodaba montaña abajo después del súbito colapso de la cornisa, se iba deshaciendo de todos los accesorios innecesarios de manera que objetos tales como su hacha para el hielo no fuesen a perforar su cuerpo. Milagrosamente mantenía la conciencia mientras eliminaba capa tras capa de ropa incluyendo su mochila llena de provisiones. Hacia todo el esfuerzo posible por guiar su caída aun cuando no podía disminuir la velocidad. Para evitar una fatal colisión con las grandes rocas que parecían subir desde abajo, Jai dirigía su ruta por medio de enterrar sus pies en la superficie de nieve y hielo. Esperaba que los montículos de nieve aminoraran su caída sólo para descubrir que simplemente los atravesaba. La fricción de su deslizamiento comenzó a rasgar sus ropas y lacerar las partes de su cuerpo que se frotaban contra las abrasivas superficies de la montaña.

Finalmente el terreno se niveló y la resbalada de Jai cesó. Su altitud era ahora 1,000 metros menor mientras se había deslizado cerca de dos kilómetros por la ladera de la montaña. Allí echado, semiconsciente, se dio cuenta que su traje de montañista, su única protección contra los elementos, se había desgarrado totalmente. Aparte de un pequeño paquete con unas pocas barras de alimentos había perdido todas sus provisiones. Aunque su piel estaba sangrante e irritada y gran parte de su torso despellejado, el dolor era opacado por el shock y la confusión del golpe. Cuando intento pararse y caminar sintió dolores intensos en las articulaciones de las caderas y en sus pies. El uso constante de sus pies y piernas para disminuir su rápido descenso le había quebrado los arcos de ambos pies y dañado sus caderas.

Sabiendo que su continua exposición al frio extremo de la noche lo dejaría incapaz de moverse, Jai dolorosamente

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