Estetica
Enviado por caludiaquintero • 21 de Mayo de 2014 • Práctica o problema • 1.929 Palabras (8 Páginas) • 420 Visitas
¿Por que había tantos productos? Por su finalidad adquirieron una dimensión cosmogónica; unión de los humanos con los dioses que permitía que el mundo continuara existiendo, médica; propiedades de distintos cosméticos, y el interés diario por la imagen y el bienestar, remarcando los mejores rasgos del rostro, cuidando el cuerpo y el cabello y luchando contra los signos del envejecimiento.
"El símbolo de los perfumes era para purificar o disipar olores y apertura de la puerta al más allá".
"Los cosméticos eran un enlace con la otra vida. El libro de los Muertos, describe detalladamente los preparativos que debían efectuarse antes de que el difunto pudiera comparecer ante los dioses. Hay siete ungüentos diferentes que deben utilizarse en un orden específico para la purificación".
Los cosméticos dejados en las tumbas son esenciales para la otra vida.
Es conocido también el mito de Horus que dice que "Horus se hirió un ojo en una batalla, y utilizo Kohl para tratarlo". Existe una triple dimensión en este mito:
- Médico (el khol curo el ojo del dios)
- Cosmogónico (Horus sobrevivió, permitiendo que el mundo continuara existiendo)
- Seducir (de belleza)
Los egipcios dominaron muchas técnicas que nadie se explica y siguen en uso actualmente:
Síntesis de los diferentes ingredientes: El khol utilizado en el maquillaje de los ojos estaba realizado con galena, sulfuro de plomo y sustancias blancas, ahora identificadas como cerusita, laurionita y fosgenita. Algunas de estas sustancias pueden encontrarse en estado natural, pero otras son el resultado de síntesis.
Formulación: Los granos de galena venían en diferentes tamaños y debieron ser cribados. Los granos grandes se usaban para jugar con el reflejo de la luz, así como efectos iridiscentes. Los granos más pequeños se utilizaban para productos negros y aceitosos.
Tratamiento técnico: El polvo de galena se calentaba con aceite en tejidos azules para conseguir un maquillaje de color diferente.
Envasado: Existían diferentes tipos de envase según los distintos productos y los usuarios (personas individuales o grupos, laicos o sacerdotes) y de etiquetas que indicaban el nombre y la naturaleza del producto.
En Grecia la higiene corporal era una práctica habitual. Los ungüentos aparecen en la mitología griega con consideraciones sobrenaturales y propiedades mágicas. Así por ejemplo, la diosa Hera, para realzar su atractivo ante su esposo Zeus "Primero limpió con ambrosía toda la impureza de su cuerpo deseable y lo ungió con untuosos aceites, que exhalaban un delicioso olor (Homero, Iliada, XIV.170.173)".
En Roma, Galeno creo la fórmula de la primera crema que se utilizaría siglos más tarde como la cold cream (muy en voga hoy en dia)
Los ungüentos utilizados podían tener aplicación como medicamentos y cosméticos para la preservación y cuidado de la piel. Celso (S.I.D.C.) escribió que la consistencia de los ungüentos era blanda y se aplicaban sobre la piel intacta.
Se recomendaban ungüentos para ciertas patologías cutáneas y hay evidencias que también se ocupaban de los problemas cosméticos. Celso reconoce "Es casi una necesidad tratar de curar los barros, las pecas y las efélides, pero no se puede privar a las mujeres del cuidado de su persona (Celso, Lib VI, 5)".
En la Edad Media debido a la influencia del cristianismo, los ungüentos cosméticos caen en desuso, solo el mundo musulmán mantiene viva la cosmética, enriqueciéndola con esencias orientales de fuertes aromas.
En los conventos se guardaron fórmulas cosméticas como la Hildegarda de Bingen (S.XII) para embellecer la cara a base de tila, romero, serpol, tomillo e hinojo, o la de los monjes cartujos llamada acqua mirabilis, antecesora de la actual agua de colonia.
Hacia el año 1000, Avicena consiguió aislar los aceites esenciales de las plantas por medio de las destilaciones, lo que facilitó el comercio y el transporte de las sustancias cosméticas. Para mejorar el aroma se añadían algunas sustancias animales, estas en estado natural son malolientes, pero profundizan, mejoran y resaltan los aromas principales de un perfume, los más utilizados fueron el almizcle, el ámbar, la algalia y el aceite de castor.
Los hispanomusulmanes, eran amantes de la limpieza, probablemente por la obligación religiosa de lavarse antes de orar. Después del baño, la costumbre era perfumarse. Se cuenta que "el emir Omega Alhaken I, en medio de una batalla, pidió a un paje que lo perfumará con algalia, para que en caso de morir su cabeza se distinguiera de las de sus soldados".
Las mujeres se pintaban las uñas con alheña y mascaban goma perfumada para aromatizar el aliento.
En el siglo XIV Henri de Mondeville, médico normando escribió un tratado en el que separaba y distinguía el tratamiento médico de los problemas patológicos de la piel con los cosméticos de finalidades estéticas.
En el Renacimiento se volvió a la ostentación y lujo, aumentando el consumo de afeites y perfumes.
En la corte de Elizabeth I de Inglaterra, fueron muy populares los tratamientos a base de agua de rosas para el cabello, el ungüento de flor de saúco, la salvia para blanquear los dientes, los baños en vino, las máscaras de clara de huevo y miel para alisar las arrugas y los pétalos de geranio como rojo de labios. También utilizaban productos peligrosos como el albayalde para blanquear sus caras y cuello, rojo de labios a base de sulfuro de mercurio, sublimado de mercurio para eliminar manchas y un tinte del cabello a base de sulfuro de plomo, cal viva y agua.
Uno de los avances más notorios de esta época fue la popularización de los perfumes en solución alcohólica, siendo la primera receta la llamada "Agua de la Reina de Hungría".
La falta de higiene era muy grande y se usaban perfumes para ocultar el mal olor, ya que no se utilizaba jabón. La elaboración de éste, conocida desde épocas anteriores, seguía desarrollándose como un arte, de manera que su escasa producción encarecía su precio y debía pagar impuestos, por lo que constituía un lujo fuera del alcance del pueblo.
El siglo XVII puso de moda la belleza femenina, rubia de largos cabellos, que simbolizaba la virginidad, por lo que muchas damas se aclaraban el pelo con lejía. Se pintaban las cejas con sulfuro de antimonio
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