Etiopatogenias
Enviado por afriafra • 17 de Septiembre de 2014 • 3.906 Palabras (16 Páginas) • 352 Visitas
Introducción
Actualmente los Accidentes Cerebro Vasculares (ACV), traumatismos craneoencefálicos y tumores cerebrales representan a la gran mayoría de los antecedentes causales en los pacientes que acuden a un servicio de neuropsicología para su evaluación, manejo, pronóstico y rehabilitación (Ardila y Ostrosky, 1991; Ardila y Rosselli, 2007).
Mundialmente, el ACV es la segunda causa de muerte con 4.4 millones. La secuela de un ACV implica dependencia en diferentes aspectos de la vida diaria y generalmente un importante déficit neurológico residual (Rivera y Aguilera, 2009). En México, según la Secretaria de salud (2008), el TCE es la tercera causa de muerte. Según la OMS (2003), entre los hombres, los traumatismos por accidentes de tráfico, los actos de violencia y las autolesiones figuran entre las 10 causas principales de morbilidad para el grupo de edades comprendidas entre los 15 y los 44 años. En términos mundiales, los traumatismos por accidentes de tráfico constituyen para ese grupo de edad y sexo la tercera causa de morbilidad. Los traumatismos intencionales, que incluyen también las autolesiones, el suicidio y los actos de violencia y de guerra, representan una parte cada vez mayor de la carga, sobre todo entre los adultos jóvenes económicamente productivos.
En cuanto a los tumores cerebrales, en las últimas tres décadas, tanto en Estados Unidos de Norteamérica (EUA) como en otros países industrializados se ha observado un incremento en la mortalidad, secundario a una mayor incidencia de tumores cerebrales primarios (Guevara, 2003). Sin embargo con el avance de la tecnología y de la medicina ha decrementado los índices de mortalidad relacionados con estas tres etiopatogenias y por consiguiente hay un mayor número de personas que logran sobrevivir y quedan con secuelas neuropsicológicas (Op. Cit.) .
Debido a su alta incidencia, se considera importante el estudio de estas tres etiopatogenias, por lo que se hace énfasis en las secuelas neuropsicológicas que éstas pueden ocasionar, todo esto para que haya una exitosa evaluación, intervención y rehabilitación.
A continuación se abordaran cada una de estas etiopatogenias, explicando sus causas, características y secuelas neuropsicológicas.
1. Accidentes cerebro vasculares
La definición más ampliamente aceptada de enfermedad vascular es la adoptada por la organización mundial de la salud: “síndrome clínico caracterizado por el rápido desarrollo de síntomas y/o signos correspondientes usualmente a afección neurológica focal y a veces global (aplicable a pacientes con pérdida de conciencia o cefalea aguda) que persisten más de 24 horas o conducen a la muerte, sin otra causa aparente que un origen vascular” (Barinagarrementeria y Cantu, 2003).
Los factores de riesgo para el accidente cerebro vascular incluyen hipertensión, endocarditis bacteriana, hiperlipidemia, válvulas cardiacas protésicas, diabetes mellitus, colagenosis, tabaco, enfermedad cardiaca, traumatismo cervical reciente y fibrilación auricular (Newberry y Criddle, 2007).
Las tasas de mortalidad aumentan de manera exponencial con la edad, de modo que la tasa de mortalidad por ACV es mas de 1000 veces superior en el grupo de edad de mayores de 85 años (Díaz, 2005).
1.1 Isquemia
Según Newberry y Criddle (2007), de todos los ACV, los isquémicos abarcan del 80 al 85%; y aparecen cuando un embolo obstruyen una arteria cerebral. Dichos autores mencionan que los factores de riesgo para el accidente isquémico incluyen hipertensión, edad avanzada, diabetes, tabaquismo y niveles elevados de lípidos séricos.
La isquemia puede ser transitoria sin producir daño cerebral cuando el flujo sanguíneo se restablece con prontitud, o puede prolongarse hasta conducir a la destrucción de las neuronas, dando lugar al infarto cerebral (Barinagarrementeria y Cantu, 2003). Se consideran dos grandes subtipos etiológicos en la ACV isquémicos, según Ardila y Roselli (2007) son: arterosclerosis y cardioembolismo.
1.1.1 Arterosclerosis
Casas (2005), dice que la causa más frecuente de obstrucción, es la formación de depósitos de grasas en las paredes internas de los vasos que aportan sangre al corazón o al cerebro; con la cual, los vasos se vuelven más estrechos y menos flexibles. Este endurecimiento de las arterias se conoce arterosclerosis.
Weineck (2001), menciona numerosos factores que pueden estar relacionados con la arterosclerosis, en este sentido se distingue entre factores exógenos como: los hábitos de vida, de alimentación o adicciones; y los factores endógenos, por ejemplo la hipertensión o el colesterol.
1.1.2 Cardioembolismo
La isquemia cerebral de origen cardioembolico se debe a la oclusión de una arteria cerebral, a partir de una fuente embolica secundaria a un trastorno cardiaco. El material embolico de origen cardiaco es muy diverso e incluye trombos, fragmentos de vegetación valvulares, partículas calcificadas, material fibromixomaltoso y células de tumores cardiacos, según Barinagarrementeria y Cantu (2003).
1.2 Hemorrágicos
Los mismos autores mencionan que los ACV hemorrágicos ocurren cuando la rotura de un vaso cerebral da lugar a un sangrado espontaneo dentro de la cavidad craneana. Se clasifica de acuerdo con su localización en dos grupos principales: hemorragia intracerebral (cuando afecta el parénquima cerebral), y hemorragia subaracnoidea (cuando el sangrado ocurre en el espacio subaracnoideo). Las hemorragias intracerebrales y cerebelosas generalmente están relacionadas con la hipertensión.
1.2.1 Anaeurisma
Ardila (2007) menciona que un anaeurisma es una dilatación localizada de una arteria o vena ocasionada por una degeneración de la pared.
Las hemorragias subaracnoideas se asocian con mayor frecuencia a traumatismo o aneurismas. Los pacientes con una hemorragia subaracnoidea aneurismática dicen que presentan “el peor dolor de cabeza de su vida” (Newberry y Criddle, 2007).
Dicha hemorragia subaracnoidea está causada en el 80-90% de los casos, por la rotura de un aneurisma intracraneal (Díaz, 2005).
1.3 Sintomatología
Según Newberry y Criddle (2007), entre los signos y síntomas de los ACV se encuentran los siguientes: cefalea, vértigo, ataxia, nauseas, vómitos, déficits neurológicos repentinos (sensoriales, motores o cognitivos), desigualdad en el tamaño de las pupilas, hemiparesia, afasia de comprensión o de expresión, disfagia (dificultad para tragar), babeo, disartría (alteraciones del habla), caída facial, flexión o extensión anormal, somnolencia y coma en algunas ocasiones.
Las alteraciones neuropsicológicas específicas y bien conocidas
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