Evaluación de la implementación de un programa de mejoramiento genético a través de la transferencia de embriones in vitro (opu) sobre la ganadería bovina

EVALUACIÓN DE LA IMPLEMENTACIÓN DE UN PROGRAMA DE MEJORAMIENTO GENÉTICO A TRAVÉS DE LA TRANSFERENCIA DE EMBRIONES IN VITRO (OPU) SOBRE LA GANADERÍA BOVINA EN UNA ZONA CON RESTRICCIÓN SANITARIA: LIBRE DE AFTOSA SIN VACUNACIÓN (ACANDÍ – CHOCÓ)

TABLA DE CONTENIDO

1.        PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA        3

1.1.        Desarrollo de la técnica de la inseminación artificial        3

2.        JUSTIFICACIÓN        6

3.        OBJETIVOS        10

3.1.        Objetivo general        10

3.2.        Objetivos específicos        10

4.        MARCO TEÓRICO        11

4.1.        Desarrollo de la técnica de la inseminación artificial        11

4.1.1.        Desarrollo sexual en la hembra bovina        15

4.2.        Metabolismo de las prostaglandinas        16

4.3.        Regulación neuroendocrina y endocrinas de la función ovárica        17

4.3.1.        Regulación neuroendocrina de la función ovárica        17

4.3.2.        Regulación endocrina de la función ovárica        17

4.3.3.        Función del cuerpo luteal        21

4.3.4.        Aspectos morfológicos        23

4.3.5.        Dinámica folicular        23

4.3.6.        Mecanismos de acción de las gonadotropinas        25

4.3.7.        Condición corporal y alimentación        26

1.1.2.        Historia        30

2.        METODOLOGÍA        34

2.1.        Diseño de la investigación        34

3.        REFERENCIAS        36

1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Con el fin de aumentar la producción animal el hombre, a través de la historia, logró intervenir en el    campo de la genética; en sus inicios su objetivo principal era el mejoramiento de fenotipo de los animales, luego, con el fin de cubrir las necesidades de grupos especializados de productores, se establecen programas de mejoramiento genético para cubrir necesidades nutricionales, de reproducción y de salud del animal. El uso de la genética poblacional y métodos genéticos, combinado con la expansión de la inseminación artificial, ha posibilitado el desarrollo de programas rigurosos para la selección y evaluación de la descendencia. La biotecnología lleva esta capacidad a un nivel superior, permitiendo la manipulación precisa del genoma o genes específicos con una eficiencia productiva notablemente mayor. Además, ofrece la oportunidad de expresar características secundarias que podrían introducir nuevas perspectivas en la industria ganadera. Estos logros, junto con la selección natural o programas de mejora enfocados, serían difícilmente alcanzables de otra manera.

1. Desarrollo de la técnica de la inseminación artificial

Se reconoce que no solo prosperó la técnica de la inseminación artificial, gracias a su ventaja de obtener un mayor progreso genético, sino en conjunto con las medidas implementadas, tales como las de higiene que no solo contribuyeron a incrementar sus mejores tasas de concepción; sino que también ayudaron a evitar la propagación de enfermedades de origen de transmisión sexual por contacto directo.

Así, en 1940 se crearon las primeras pajuelas para la congelación de semen en Estados Unidos. Polge1 y su equipo pionero idearon la técnica de congelación en ampollas con hielo seco, mientras que Nagase y Niwa2 se enfocaron en la congelación en pastillas, seguida de su almacenamiento en nitrógeno líquido. La capacidad de preservar el semen por décadas sin fecha de caducidad mediante el almacenamiento en nitrógeno líquido marcó un hito. Aunque su implementación aún no es representativa en la mayoría de los rodeos en países en desarrollo, los avances recientes han estado centrados en la cría de "superanimales", cuyos altos estándares de producción se difunden eficazmente mediante servicios naturales en hatos de diversas dimensiones. La evaluación exitosa del valor genético de los toros reproductores se logra mediante la observación de las características productivas de sus crías, conocida como prueba de progenie.

La producción in vito y el sexado, en conjunto, representan la tercera fase biotecnológica en reproducción. En 1970, Sreenan3 llevó a cabo los primeros experimentos fertilizando ovocitos maduros in vitro con espermatozoides preincubados, dando lugar a una serie de trabajos y nacimientos subsiguientes4,5,6,7,8. Aunque los primeros embarazos derivados de la transferencia de embriones totalmente producidos in vitro se registraron entre 1987 y 19889,10. Esta biotecnología posibilitó la producción a gran escala de embriones, incluso a partir de hembras bovinas faenadas de alto valor productivo11,12. La aplicación en vacas vivas donantes de ovocitos también presentó ventajas, con la adaptación del sistema de punción folicular de medicina humana a la veterinaria en Holanda en 198813. Así fue posible integrar los ovocitos obtenidos de vacas vivas a programas de producción in vitro de embriones14, aumentando la aplicación de PIV en programas de vacas con problemas reproductivos por superovulación, empleando terneras no aptas para transferencia de embriones convencional, acortando el intervalo generacional15. En 1994, fue posible producir mediante OPU 53 embriones en 6 meses16. La producción in vitro también permite obtener embriones viables de vaquillonas.

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