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Evidencia De Aprendizaje Unidad 2

annamuro9 de Septiembre de 2013

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EDUCACIÓN AMBIENTAL

El Ministerio de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales, a través de la Subsecretaría de Áreas Protegidas y Biodiversidad, como una estrategia de Fortalecimiento de la educación Ambiental en el País, estructuró en el 2002 un Plan denominado “Biodiversidad en la República Dominicana: Visión para el Año 2022”. En el mismo se expresa la percepción de diversos sectores sobre la situación deseada para la diversidad biológica de la República Dominicana, vista a veinte años.

Este proyecto pretende constituirse en una guía conceptual que sirva de referencia de la definición y aplicación de políticas, planes programas, proyectos y actividades para asegurar la conservación y uso sostenible de la diversidad biológica de nuestra nación.

Desde Educar para Vivir trabajamos en la República Dominicana en un proyecto de educación ambiental que enfatiza el aprecio por la diversidad bio-cultural y los servicios ambientales que presta el “Refugio de Vida Silvestre Río Soco” (denominación del área protegida localizada en la provincia de San Pedro de Macorís, al sureste).

CAMBIO CLIMÁTICO

En República Dominicana, la emisión de GEI aumentó de manera alarmante en el período entre 1990 y 2000. La emisión de GEI en el país osciló alrededor de los 15 millones de toneladas de CO2 en el 1990, y luego, en el 2000, llegó a niveles mayores de los 25 millones de toneladas. En el 2004, se estimó que se emitió una cantidad mayor de 2 toneladas de CO2 per cápita en el país, contribuyendo así al problema del calentamiento global.

Los efectos del cambio climático en las estaciones de lluvia han provocado un cambio de patrones durante todo el año. También los periodos de sequía han cambiado, con estimaciones de que su impacto será mayor en las próximas décadas, debido al fenómeno.

En algunas estaciones las lluvias se han desplazado a otros meses, por ejemplo, a junio y diciembre, según las estadísticas de los últimos años.

En algunas regiones del país se registran descompensaciones importantes entre recursos naturales, población y necesidades básicas. Las desproporciones son más marcadas y notorias en regiones áridas, semiáridas y subhúmedas.

Las regiones áridas y semiáridas comprenden el 18 % de la superficie del país y están caracterizadas por un balance hídrico negativo casi todo el año.

Como consecuencia del cambio climático, los eventos extremos se tornan más violentos, tanto en la intensidad de las sequías como las grandes precipitaciones. Es previsible que el escenario más pesimista, en cuanto a la disponibilidad futura de recursos hídricos lleve como contraparte una disminución significativa del impacto de huracanes en la geografía nacional

CONSERVACIÓN DE ECOSISTEMAS

El país ahora cuenta con una nueva clasificación para los diferentes ecosistemas dominicanos. La misma, está fundamentada en la estructura y composición de las unidades vegetativas. Esta clasificación es más precisa y basada en datos disponibles de la vegetación y colectas de especies realizadas por más de 25 años. En el cual se describen un total de 7 grandes ecosistemas, los cuales a su vez están compuestos por unidades o asociaciones vegetativas de composición muy similares de acuerdo a las predominancias de especies y condiciones edafológicas. De acuerdo a los resultados del inventario nacional de uso y cobertura de la tierra del 2003, la República Dominicana, posee un área de cobertura boscosa de 1,585.258.74 Ha lo que es igual a un 32.89% del territorio dominicano. Las áreas agrícolas ocupan 1, 851,188.67 Ha., representando el 38.41%. En la figura 4, se ofrece el resumen de las coberturas totales para las áreas agrícolas, boscosas, lagos y lagunas, áreas pobladas y minas.

El Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP) de la República Dominicana, fue creado mediante la Ley Sectorial de Áreas Protegidas (Ley 202-04). El mismo está compuesto por un total de 119 áreas protegidas, agrupadas en 6 categorías de manejo, cubriendo un área total del territorio nacional de 25,472.04 Km2. Actualmente, las aguas territoriales del país, tiene una extensión de 13,225.96 Km2 bajo protección y las áreas protegidas terrestres una cobertura a 12,246.08 Km2.

Es evidente que la tendencia para la conservación de la biodiversidad de la República Dominicana, ha sido de continuo fortalecimiento. Este fortalecimiento ha estado muy ligado a la creación de un marco legal e institucional. El país ha tenido significativos avances en la investigación, manejo de los recursos naturales, conservación de la biodiversidad, aplicación de las leyes, sanciones a los violadores, así como declaración de nuevas áreas. Igualmente, hay un nivel de educación y concienciación de los dominicanos en cuanto a la conservación del medio ambiente y la protección de la biodiversidad. Existen aún debilidades Institucionales, que se deben mejorar, las cuales algunas de ellas están vinculadas a las limitaciones presupuestarias y de personal. Observando la situación y tendencia actual de la diversidad biológica del país, se han demostrado esfuerzos, para reducir significativamente el ritmo de la perdida de la biodiversidad.

AGRICULTURA SUSTENTABLE

Históricamente, la agricultura, en el sentido amplio, tenía como único objetivo la simple producción agrícola y ganadera, sin tomar en cuenta algún principio de sostenibilidad. La tradicional producción agropecuaria que en tiempos recientes se volvió más comercial, ha resultado en una dramática conversión de bosques en tierras agrícolas, en la fragmentación, destrucción y pérdida de hábitats naturales, la intensificación agrícola de tierras ya convertidas, la erosión de suelos y la subsiguiente sedimentación de los ríos, y en el avance de la frontera agrícola en zonas boscosas anteriormente poco intervenidas.

Como resultado, la modalidad de la agricultura intensiva comercial tuvo un fuerte impacto negativo sobre la biodiversidad a todo nivel. La diversidad e integridad de los ecosistemas, de las especies, y de los genes se han visto gravemente perjudicados por la amenaza contínua que representa la expansión agrícola no sostenible. Además, el surgimiento de agroindustrias fuertes a gran escala creo condiciones en la cual agricultores pequeños no podían competir y se vieron forzados a vender sus fincas, empezar a laborar para las grandes agro empresas.

Sin embargo, nacieron varios movimientos agroambientales, enfocados en el fomento de sistemas agropecuarios más amigables con el ambiente, más equitativos y rentables socioeconómicamente y, por ende, más sostenibles. Se puede mencionar a los movimientos de la agricultura orgánica, la agricultura biológica, la agricultura biodinámica, la permacultura y la ecoagricultura, todos ellos diferentes formas del concepto que hoy conocemos como la agricultura sostenible. Esta tiene como fin, no solo la satisfacción de las necesidades básicas de fibra y alimentos humanos como fue históricamente el caso en la agricultura tradicional, sino también la mejora de la calidad de vida de los agricultores, la conservación de la biodiversidad, y el aumento de la calidad de los suelos, del agua y del aire. Además, pretende ser económicamente más viable y socialmente más justa.

Es un sistema integrado de técnicas de producción agrícola que se aplica en un lugar determinado y que hace uso eficiente de los recursos productivos existentes sin degradarlos. Respeta la flora y fauna del sitio al reducir la cantidad de agroquímicos utilizados, como los fertilizantes y pesticidas. El control tradicional de plagas mediante el uso de plaguicidas, por ejemplo, es reemplazado por el manejo integrado de plagas (MIP) basado en prácticas más biológicas, incluyendo el control orgánico

URBANISMO

El país sufre cambios en su distribución poblacional, una realidad que se refleja claramente en los siete censos realizados en el siglo pasado. Los dominicanos residentes en zonas rurales representaban el 83.3% en 1920, mientras que en 1993 la cifra se redujo al 43.9%.

El censo de 2002 (últimos datos publicados) reveló que la población rural volvió a descender, esta vez hasta el 36.42% Estos descensos en las zonas rurales implican un aumento de la densidad de los asentamientos citadinos, es decir, mayor número de personas que demandan de los servicios y estructuras en ciudades. El último conteo registró una población urbana de 63.58%, aunque se cree que el porcentaje es más elevado si se toma en cuenta que este registro corresponde al 2002.

Entre las ciudades que más rápido crecimiento han experimentado desde el siglo pasado, se encuentran Santiago de los Caballeros, La Romana, Baní y Puerto Plata. Sin embargo, en los últimos años ha habido una ralentización de ese crecimiento.

Estos cambios en la distribución de las personas han traído evidentes problemas, pues las autoridades no tienen la capacidad para responder al fenómeno, asegura la encargada del Departamento de Urbanismo del Distrito Nacional, Esther Morillo.

La realidad económica del país se refleja en la emigración de los campesinos, muchos de los cuales afirman que tienen que abandonar sus lugares de nacimiento debido a condiciones adversas en el campo. Hay quienes se quejan de los pocos incentivos que reciben para dedicarse a actividades agrícolas, así como dificultades para acceder a financiamiento.

A esto se agrega la competencia que suponen los tratados intencionales de comercio de los que el país es signatario, empujando

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