HISTORIA DE LA BIOETICA
Enviado por oscarleandro44 • 1 de Febrero de 2014 • Tesis • 1.371 Palabras (6 Páginas) • 733 Visitas
HISTORIA DE LA BIOETICA
En 1971, el oncólogo y humanista norteamericano Van Rensselaer Potter escribió el primer libro de la historia que llevaba por título el término bioética con el propósito de "contribuir al futuro de la especie humana promocionando la formación de una nueva disciplina: la BIOÉTICA". Potter justificaba su esfuerzo en el prefacio de la obra diciendo: "Hay dos culturas -ciencias y humanidades- que parecen incapaces de hablarse una a la otra y si ésta es parte de la razón de que el futuro de la humanidad sea incierto, entonces posiblemente podríamos construir un "puente hacia el futuro" (que es el subtítulo de la obra) construyendo la disciplina de la Bioética como un puente entre las dos culturas. Los valores éticos no pueden ser separados de los hechos biológicos. La humanidad necesita urgentemente de una nueva sabiduría que le proporcione el "conocimiento de cómo usar el conocimiento" para la supervivencia del hombre y la mejora de la calidad de vida."
Para esta nueva ciencia, construida sobre la propia Biología e incluyendo además la mayoría de los elementos esenciales de las ciencias sociales y humanísticas, propuso Potter el nombre de BIOÉTICA. Bastó inventar el término, para que se adoptara con entusiasmo. La unión entre el "bios" -la vida- y la ética es más que una ocurrencia lingüística. Con esto Él quería dar forma a un proyecto. La bioética se propuso como el nombre de una nueva disciplina que combinara la ciencia y la filosofía. No como una síntesis entre dos conocimientos extraños. Potter quería oponerse a la perspectiva que considera la ética como proveniente de fuera de la ciencia, de la reflexión filosófica o teológica. La ética que él considera como "puente hacia el futuro" es un saber que se desarrolla desde las ciencias biológicas.
La Bioética intenta relacionar nuestra naturaleza biológica y el conocimiento realista del mundo biológico con la formulación de políticas encaminadas a promover el bien social. Por ello, en su más amplio sentido, la Bioética puede referirse directamente al hombre mismo -ya sea a nivel individual, de población o de especie- o indirectamente cuando el problema bioético afecta a su entorno ecológico, tanto si se refiere a los seres vivos (plantas o animales) como a la naturaleza inanimada. La Bioética consiste, por tanto, en el diálogo interdisciplinario entre vida y ética.
En los 33 años transcurridos, la Bioética ha crecido de forma espectacular, habiendo llegado a decirse que "la Bioética será la Ética del siglo XXI".
En su propuesta de la bioética como nueva disciplina que combina el conocimiento biológico con los valores humanos, ni la filosofía está subordinada a la ciencia, ni la ciencia a la filosofía. La tarea confiada a la bioética es la de conducir a científicos y no científicos a reexaminar su visión del mundo. El interés supremo por la supervivencia tiene que llevar a la convicción que es necesario saber más sobre la naturaleza del conocimiento y sobre la importancia de ver la realidad con los ojos del otro.
Principios fundamentales de la bioética
En 1979, los bioeticistas T. L. Beauchamp y J. F. Childress, definieron los cuatro principios de la bioética: autonomía, no maleficencia, beneficencia y justicia. En un primer momento definieron que estos principios son prima facie, esto es, que vinculan siempre que no colisionen entre ellos, en cuyo caso habrá que dar prioridad a uno u otro, dependiendo del caso. Sin embargo, en 2003 Beauchamp considera que los principios deben ser especificados para aplicarlos a los análisis de los casos concretos, o sea, deben ser discutidos y determinados por el caso concreto a nivel casuístico.
Los cuatro principios definidos por Beauchamp y Childress son:
Principio de autonomía
La autonomía expresa la capacidad para darse normas a uno mismo sin influencia de presiones externas o internas. El principio de autonomía tiene un carácter imperativo y debe respetarse como norma, excepto cuando se dan situaciones en que las personas puedan ser no autónomas o presenten una autonomía disminuida (personas en estado vegetativo o con daño cerebral, etc.), en cuyo caso será necesario justificar por qué no existe autonomía o por qué ésta se encuentra disminuida. En el ámbito médico, el consentimiento informado es la máxima expresión de este principio de autonomía, constituyendo
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