Inmunología de los transplantes
Enviado por nan_gut_15 • 12 de Febrero de 2017 • Ensayo • 3.937 Palabras (16 Páginas) • 312 Visitas
INMUNOLOGIA DE LOS TRANSPLANTES
GENERALIDADES
Según la ley General de Salud, capitulo XIV, el trasplante: “Es la transferencia de órganos, tejidos o células, de una parte del cuerpo a otra o de un individuo a otro que se integran al organismo”.
La realización de trasplantes se justifica por la posibilidad de resolver muchas enfermedades mediante implantación (injerto) de un órgano, un tejido o ciertas células sanos desde un individuo (donante) hacia otro (receptor u hospedador).
El desarrollo de técnicas quirúrgicas que permiten la fácil reimplantación de órganos ha eliminado una barrera al trasplante con buenos resultados, pero aún quedan otros. Aunque la escasez de órganos para trasplante es un problema grave, la barrera más formidable contra la ejecución de este procedimiento como medio de tratamiento médico habitual es el sistema inmunitario. Este sistema ha evolucionado a grado de producir mecanismos complejos y eficaces para proteger al organismo contra el ataque de agentes extraños; estos mismos mecanismos son los causantes del rechazo de los injertos provenientes de cualquier ser vivo que no sea idéntico desde el punto de vista genético al receptor.
El primer trasplante de riñón humano, intentado por un cirujano ruso en 1935, fracasó porque había incompatibilidad de grupo sanguíneo entre el donante y el receptor. Esta incompatibilidad produjo rechazo, casi inmediato del riñón, y el paciente falleció sin haber recuperado su funcionamiento renal.
En 1954, un equipo liderado por Joseph Murray en el Peter Bent Brigham Hospital, de Boston realizó el primer trasplante exitoso de riñón humano entre gemelos idénticos. |
El grado de inmunorreacción a un injerto varía con el tipo de éste.
Se utilizan los siguientes terminos para referirse a los diferentes tipos de trasplantes:
- Autoinjertos, autólogos o autotransplantes: Es el tejido transferido desde un sitio del cuerpo hacia otro en el mismo individuo. Ejemplos de este tipo son la transferencia de piel sana a una zona quemada de ésta y uso de vasos sanguíneos sanos para reemplazar arterias coronarias bloqueadas.
- Isoinjertos, isogénicos o singénicos: Es el tejido transferido entre individuos idénticos desde el punto de vista genético. En cepas endogámicas de ratones se puede practicar un isoinjerto desde un ratón singénico hacia otro ratón de la misma clase. En el ser humano se puede llevar a cabo un isoinjerto entre gemelos genéticos idénticos (monocigotos).
- Aloinjertos, alogénicos u homólogos: Es el tejido transferido entre miembros genéticos diferentes de la misma especie. En ratones el aloinjerto se efectúa mediante transferencia de un tejido o un órgano de una cepa a otra. En el ser humano, los injertos de órganos de un individuo a otro son aloinjertos, a menos que donante y receptor sean mellizos idénticos.
- Xenoinjertos, xenogénicos o heterólogos: Es el tejido trasplantado entre especies diferentes. Por ejemplo injerto de un corazón de babuino a un ser humano. En virtud de la escasez considerable de órganos donados, hoy se considera con mucha seriedad la crianza de animales con el objetivo específico de que sirvan como donantes de órganos para personas.
Los autoinjertos y los isoinjertos suelen ser bien aceptados, gracias a la identidad genética entre el injerto y el hospedador. Como el aloinjerto es diferente desde el punto de vista genético al hospedador, por lo general el sistema inmunitario lo reconoce como extraño y, por este motivo, lo rechaza. Desde luego, los xenoinjertos son los que plantean la disparidad genética más grande y, en consecuencia, suscitan una reacción intensa de rechazo.
En cuanto al sitio de implantación los transplantes se denominan:
- Ortotópicos: se colocan en su sitio natural.
Ejemplo: los trasplantes de piel, corazón, hígado y pulmón.
- Heterotópicos: cuando los trasplantes se implantan en sitios diferentes a los de su posición original.
Ejemplo: es común que los trasplantes de riñón se hagan, no en la cavidad ventrolumbar, sino en la cavidad iliaca o dentro del abdomen, cerca de la vejiga, aprovechando los grandes vasos sanguíneos de esas regiones.
En general, los injertos de piel se rechazan con más rapidez que otros, como los de riñón y corazón. A pesar de estas diferencias en el tiempo de rechazo, la inmunorreacción que culmina en el rechazo de un injerto expresa siempre los atributos de especificidad y memoria.
El rechazo primario de injerto, conocido como rechazo de primera intención, se tiene si por ejemplo un ratón endogámico de la cepa A recibe piel de uno cepa B. La piel se revasculariza en primer lugar entre los días tercero y séptimo; conforme se desarrolla la reacción, el trasplante vascularizado se infiltra de linfocitos, monocitos, neutrófilos y otras células inflamatorias. Entre los días séptimo y décimo disminuye la vascularización del tejido trasplantado, en el décimo día es visible la necrosis y entre los días 12 y 14 sucede rechazo total. Se pone de manifiesto la memoria inmunitaria cuando se transfiere un segundo injerto de la cepa B a un ratón de la cepa A que recibió con anterioridad el primero. En este caso se desarrolla con más prontitud una reacción de rechazo de injerto y éste es completo en plazo de cinco a seis días; esta respuesta secundaria se conoce como rechazo de segunda intención.
El análisis de las subpoblaciones de células T participantes en el rechazo de los aloinjertos ha señalado a poblaciones de células CD4+ CD8+.
En un estudio se inyectaron anticuerpos monoclonales a ratones con la finalidad de agotar sus células T de uno o ambos tipos, tras lo que se midió la rapidez del rechazo del injerto, la remoción de la población de células CD8+ solo careció de efecto sobre la supervivencia del injerto y este se rechazo con la misma rapidez que los ratones testigos (15 días). La remoción exclusiva de la población de células T CD4+ prolongo la supervivencia del injerto desde 15 hasta 30 días. Sin embargo, la remoción de las células T CD4+ y CD8+ dio por resultado supervivencia prolongada de los aloinjertos (hasta 60 días). Esta investigación indico que intervenían en el rechazo las células T CD4+ y CD8+ y que la colaboración de ambas subpoblaciones producía un rechazo más intenso del injerto.
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