Inteligencia Emocional

Nombre del alumno: María Guadalupe Balcázar Priego

Materia cursada: Habilidades Directivas y Toma de Decisiones

Nombre del asesor de la materia: Mtro. Gerardo Rivas Pérez

Nombre de la actividad: Ensayo

Más Inteligencia Emocional, menos conflictos

¿Quién no ha tenido un conflicto al empezar el día, antes de irse al trabajo, en su propio hogar, o al transportarse a su centro de trabajo? Éste forma parte de nuestro quehacer diario, se encuentra presente como parte de nuestra propia actividad como ser humano, así que lo encontramos desde que iniciamos nuestra rutina diaria, es natural que los conflictos sean más frecuentes en los centros laborales, porque pasamos el mayor tiempo de nuestras vidas conscientes, en ellos, donde encontramos intereses encontrados con los nuestros, desde la forma de trabajar, de enfocar o abordar los problemas del trabajo, hasta personas que interfieren con nuestras metas. No hay una sola manera ó fórmula para la solución de conflictos, esto depende obviamente de cada caso en particular. Considero que si tuviéramos la inteligencia emocional adecuada, muchos de éstas desavenencias no tuvieran lugar, especialmente en un lugar de trabajo como el Colegio de Bachilleres de Tabasco plantel No. 5 de H. Cárdenas que es el lugar donde laboro y dónde se ven inmersos una compleja variedad de actores y personalidades tan distintas como serían los directivos, docentes, personal administrativo, padres de familia y alumnos.

De acuerdo con Lussier (2011) “un conflicto existe siempre que dos personas están en desacuerdo y en oposición. El conflicto es inevitable porque las personas no aprecian las cosas exactamente de la misma manera” . En lo particular en lo que a mí concierne como docente, no he tenido hasta la fecha algún tipo de conflicto con mis alumnos o con algún tutor o padre de familia, esto porque desde el inicio los puntos en cuanto al manejo de la clase, dinámica de la misma y criterios de evaluación quedan establecidos tomando en cuenta y llegando a un consenso entre todos los involucrados en el proceso (docente y alumnos) por lo tanto el “contrato psicológico” que menciona Lussier (2011) aquí no tiene cabida, ya que se estipulan por escrito todos los acuerdos y puntos por pequeños que éstos sean, más cuando de por medio hay calificaciones parciales o finales, que a final de cuenta es lo que a ellos les interesa.

Sin embargo si he sabido y he vivido diversos tipos de conflictos entre mis compañeros docentes y nuestros jefes inmediatos, por diversos motivos, que van desde los horarios, la asignación de horas, oficios de comisión, hasta por la emisión de constancias de las actividades que ellos realizan y que les sirven para ganar la beca al estímulo del desempeño docente. Por lo tanto aunque no de forma directa si he sido testigo de la solución de conflictos laborales en los cuales considero que no se pudieron haber presentado como tales, ni llegado hasta dónde llegaron, ahí es donde entran en juego el manejo de las emociones, de saberlas gestionar, para obtener los mejores resultados, en función de lo que queremos. En la mayoría de los casos los conflictos que se han suscitado en el Colegio de Bachilleres Plantel No. 5 se han solucionado a través de negociaciones entre las partes afectadas, el cambiar en la medida de lo posible, los horarios de clase individuales de algunos docentes, y el entregarles en tiempo y forma las constancias que avalan lo realizado por ellos. Pero en especial hay un problema que me gustaría abordar porque creo que ha sido el que más impacto tuvo o ha tenido al menos en el tiempo que he estado laborando en el plantel, porque a final de cuentas resultaron afectadas personas que originalmente nada tenían que ver con dicha discrepancia. De acuerdo con Dávalos (2005) “el conflicto de trabajo se clasifica en razón de los individuos involucrados, en función de la naturaleza del conflicto y en base a los intereses que afecta” . El origen del conflicto en que me enfocaré tuvo lugar el semestre pasado que comprendió de enero a julio del año en curso, todo empezó porque a dos docentes se les asignaron obviamente al principio del curso, materias que aunque estaban dentro de su perfil profesional, nunca las habían impartido

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