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Juez de los divorcios


Enviado por   •  4 de Mayo de 2017  •  Biografía  •  2.373 Palabras (10 Páginas)  •  263 Visitas

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El juez de los divorcios

Narrador

( Se encuentra el juez de los divorcios sentado junto con el escribano y el procurador, estos hablan de los divorcios de la semana pasada. Entra la primera pareja de casados)

Mariana

¡Ahí está, el señor juez de los divorcios! sentado en la silla de su audiencia. Esta vez tengo de quedar libre.

Vejete

Por amor de Dios, Mariana, que no exageres

 Habla bajo y despacio; mira que tienes cansada a toda la vecindad con tus gritos; y, pues tienes delante al señor juez, sin gritos le puedes informar de tu justicia.

Juez

¿Qué problema traen, buena gente?

Mariana

Señor, ¡divorcio, divorcio, y más divorcio, y otras mil veces divorcio!

Juez

¿De quién, o por qué, señora?

Mariana

¿De quién? Deste viejo que está presente.

Juez

¿Por Qué?

Mariana

Porque no puedo sufrir sus impertinencias, ni estar atenta a curar todas su enfermedades, ¡que son sin número!;

y no me criaron a mí mis padres para ser enfermera. Muy buen dote llevé al poder deste saco de huesos, que me tiene consumidos los días de la vida;  (pausa) cuando entré en su poder, me relumbraba la cara como un espejo, y ahora véame usted toda acabada y vieja. (pausa) señor juez, me descase, si no quiere que me ahorque.(llora)

Juez

No llore, señora; baje la voz y límpiese las lágrimas, que yo haré justicia.

Mariana

Déjeme llorar, que con esto descanso. En los antiguos reinos, había de ser limitado el tiempo de los matrimonios, y de tres en tres años se habían de deshacer, y no duraban toda la vida.

Juez

Si este arbitrio se pudiera poner en práctica, por dineros, ya se hubiera hecho; pero especifique más, señora, las causas que la mueven a pedir el divorcio.

Mariana

El viejo invierno de mi marido y la joven primavera de mi edad; el no dormir, el ponerle, ora esto,¡ ora aquello!; y el estar obligada a soportar el mal olor de la boca, que le güele mal como una letrina

Escribano

Debe de ser de alguna muela podrida o un pedazo de pescado atorado en el diente.

Vejete

No puede ser, porque lleve el diablo la muela ni diente que tengo en mi boca.

Procurador

(rechazando al vejete)Pues hay ley que dice, que por sólo el mal olor de la boca se puede descasar la mujer del marido, y el marido de la mujer

Vejete

En verdad, señores, que el mal aliento que ella dice que tengo, no se engendra de mis podridas muelas, pues ni tengo, ni menos procede de mi estómago, ¡que está sanísimo!, sino de esa mala intención de su pecho. y si la conocieran, ya estarían hartos de ella. Veinte y dos años ha que vivo con ella, sin haber sido jamás confesor de sus insolencias, y ya va para dos años que cada día me va dando empujones hacia la muerte; a cuyas voces me tiene medio sordo.Si me cura, como ella dice, ¡cúrame a medias! En resolución, señores: yo soy el que muero en su poder, y ella es la que vive en el mío, porque es dueña ,de la mitad de la hacienda que tengo.

Mariana

¿Hacienda vuestra? Y ¿qué hacienda tenéis vos, que no la hayáis ganado con lo que obtuviste de mi herencia?

Juez

Digame, señor: cuando te casaste con esta mujer, ¿no entraste fuerte, sano y bien alimentado?

Vejete

Ya he dicho que ha veinte y dos años que nos casamos,y fue como quien entra en un hoyo sin salida; y entré tan sano, que podía decir y hacer cualquier cosa

Mariana

¡ay, aha, ya quisieras!

Juez

¡Callad, callad!, mujer de bien, y anda con Dios, que yo no encuentro causa para divorciarlos; y, pues comistes las maduras, gustad de las duras.

Vejete

Si fuese posible, que vuestra merced me la hiciese de librarme de esta desgracia, si no, hagamos una cosa: enciérrela ella en un convento y yo en un monasterio; partamos la hacienda, y asi podremos vivir en paz y lo que nos queda de la vida.

Mariana

¡Malos años! ¡Delicada soy yo para estar encerrada! Tu puedes estar encerrado porque no tienes ojos con que ver, oídos con que escuchar, ni pies con que andar, en cambio yo estoy sana y con todos mis sentidos cabales y vivos, quiero usarlos.

Escribano

Libre es la mujer.

Procurador

Y prudente el marido; pero no puede más.

Juez

Pues yo no puedo hacer este divorcio, Retirense

 (se quedan sentados en la parte de atrás)

 Narrador

Entra  otra pareja que desea el divorcio esta vez es un soldado bien aderezado y su mujer, Doña Guiomar.

 

Doña Guiomar

¡Bendito sea Dios!, que se me ha cumplido el deseo de ver al juez de los divorcios, a quien suplico, cuan encarecidamenteme separe déste.

Juez

¿Qué cosa es déste? ¿No tiene otro nombre? Bien fuera que dijéras siquiera: "deste hombre".

Doña Guiomar

Si él fuera hombre, yo no me estaría divorciando.

Juez

Pues, ¿qué es?

Doña Guiomar

!es un inútil!

Soldado

 Por Dios, que he de ser un inutil en callar y en sufrir. Quizá con no contradecir a esta mujer el juez se inclinará a divorciarme; y, pensando que me castiga, me sacará del sufriemto, como un prisionero libre de las mazmorras

Procurador

Hablad más en claro, señora, y relatad vuestro negocio, sin interrumpcion  de su marido; que el señor juez de los divorcios, que está delante, mirará  por su justicia.

Doña Guiomar

( gritando dice)Pues, ¿Cómo no quieren que llame inútil a una estatua, que no tiene más acciones que un arbol?

Mariana

(se levanta)Ésta y yo nos quejamos, sin duda, de un mismo agravio.

Juez

Calma, calma por favor señores que esto no es un circo.

Doña Guiomar

Digo, en fin, señor mío, que a mí me casaron con este hombre, si quiere usted que lo llame asi ; pero no es este hombre con quien yo me casé.

Juez

¿Cómo es eso?, que no lo entiendo. Expliqueme por favor señora.

Doña [Guiomar]

Quiero decir que pensé que me casaba con un hombre bueno y corriente, y a pocos días hallé que me había casado con un inutil, porque él no sabe cuál es su mano derecha, no busca trabajo con que ayude a sustentar su familia. Las mañanas se le pasan en oír misa en las tardes, se va de en casa en casa de juego. en toda la noche no duerme, dando vueltas se la pasa. Le pregunto qué tiene y me responde que le da en ser poeta, como si fuese oficio que al mundo le importe.

Soldado

Doña Guiomar

Soldado

Mi señora doña Guiomar, en todo cuanto ha dicho, tiene razón ; y, si yo no la tuviera en lo que hago, como ella la tiene en lo que dice, ya había yo de haber procurado algún favor de  de aquí o de allí, y procurar verme, como se ven otros hombrecitos fuertes, y sobre una mula que solo carga medio queso, pan y alguno otro deseo. En fin de aquellas cosas que valen baratas en los lugares del distrito de su comisión, y con esto sustenta su casa.

Exactamente yo sustento la casa tu solo eres un inútil.

Como el pecador mejor puede, pero yo que no tengo oficio ni beneficio, no se que hacer porque no hay señor que quiera servirse de mi, ¿Por qué? Pues porque soy casado. Asi que me será forzoso suplicar(se pone de rodillas) a vuestra merced que nos divida y aparte.

Doña Guiomar

Y hay más en esto, señor juez: que, como yo veo que mi marido es tan para poco, y que padece necesidad, siempre lo estoy curando, y soy mujer de bien, y no tengo que hacer de sirvienta.

Soldado

Por esto solo merecía ser querida esta mujer, pero, debajo desta cara, tiene la más mala condición de la tierra: pide celos sin causa, grita sin porqué, presume sin hacienda, y, como me ve pobre, no me invita a las fiestas; y es lo peor, señor juez, que quiere que, a trueco de la fidelidad que me guarda, le sufra y disimule millares de millares de humillaciones

Doña Guiomar

¿Y por qué no me habéis vos de guardar a mí  respeto, siendo tan buena como soy?

Soldado

(enojado)¡Oíd, señora doña Guiomar!; aquí, delante destos señores, os quiero decir esto: ¿me hacéis cargo de que sois buena, estando vos obligada a serlo, por ser de tan buenos padres nacida? ¡las mujeres que las respeten sus maridos porque son perfectas según ustedes!;Ademas de que se la pasan criticando a los que no están a su altura, y tu en especial siempre estas: rostrituerta, enojada, celosa, pensativa, manirrota, dormilona, perezosa, pendenciera, gruñidora, con otras insolencias, que bastan a consumir las vidas de docientos maridos

(el soldado cambia de parecer porque la señora Doña Guiomar le hace señas de que le va a ir mal si sigue hablando)

 

(asustado)Pero, con todo esto, digo, señor juez, que ninguna cosa de estas tiene mi señora doña Guiomar; no, no , no, y confieso que yo soy el inutil, el inhábil, el dejado y el perezoso; asi que vuestra merced esta obligado a divorciarnos. Punto.

Doña Guiomar

¿Qué hay que alegar contra lo que tengo dicho? Todo ha sido verdad que no me dais de comer a mí, ni a vuestra criada

Escribano

Dejemos este asunto para después Sientense por alla ; que vienen nuevos demandantes.

 

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