LA CONQUISTA
Enviado por abigailrod • 16 de Junio de 2014 • Síntesis • 2.063 Palabras (9 Páginas) • 208 Visitas
UNIDAD 6. LA CONQUISTA
6. 1 Mesoamérica ante la Conquista
La naturaleza de la sociedad mexicana prehispánica y su distribución geográfica forma un antecedente fundamental para explicar el proceso de conquista y colonización española. La España del siglo XVI, en la búsqueda de su expansión en ultramar, no iba en busca de tierras vírgenes para establecer su población excedente, sino buscaba territorios ricos en los que se pudiera comerciar, y de ser posible saquear y conquistar.
Fueron entonces las zonas de Mesoamérica con su población civilizada las que fueron metas de la Conquista y se convirtieron en los centros del imperio español en las Indias. La población mesoamericana había acumulado ya una riqueza sobre todo en forma de metales preciosos en los tesoros de sus soberanos, joyas de sus dirigentes, objetos de culto y adornos de sus templos que pudieron ser saqueados directamente en la guerra de Conquista.
La población nativa de Mesoamérica era lo suficientemente numerosa para suministrar la mano de obra necesaria para las nuevas empresas económicas de los españoles, primero mediantes varias formas de trabajo forzado y después como asalariados libres. Fueron estas formas de sometimiento de las masas, las que aprovecharon los misioneros españoles que santificaron su conquista convirtiéndolos a la cristiandad.
Los españoles aprovecharon para facilitar su conquista, algunos rasgos de la organización social y política: a) la sociedad altamente estratificada con diferencias bien marcadas entre gobernantes y gobernados; b) las masas campesinas y obreras estaban acostumbradas a obedecer y pagar tributo y se habían desarrollado organismos administrativos de dominación; c) Mesoamérica no estaba políticamente unificada, había pueblos que eran sometidos a otros más fuertes a los que se les reconocía su dominio; d) las guerras de saqueo y conquista eran cosa corriente entre los señoríos prehispánicos ; e) los vencidos eran obligados a pagar tributo, aceptar colonos y nuevas dinastías reinantes, así como adoptar distintos cultos religiosos. Estos rasgos les permitieron a los españoles encontrar aliados indígenas para desbaratar el poderío tenochca, y una vez dominados los centros políticos, los señores locales y las masas campesinas y trabajadoras aceptaron con relativa facilidad a los nuevos dominadores.
Ya consumada la Conquista, los españoles pudieron pretender que restauraban los derechos de los señoríos antes conquistados por los tenochca, y lograron usar a la clase indígena dominante para un sistema de gobierno indirecto a través de los propios caciques indios. Una vez establecido el domino español, los recursos de Mesoamérica fueron la base para la expansión hacia las regiones más primitivas del Bajío y el Norte. Si bien los pueblos indígenas de esas regiones no tenían riquezas que atrajeran la codicia de los conquistadores, pronto se descubrió el potencial minero y ganadero del país. Para las nuevas actividades y ciudades que fundaron los españoles, fueron los pueblos mesoamericanos del centro de México los que aportaron la mayor parte de los pobladores que, como trabajadores de las minas y como campesinos, hicieron posible esa expansión. Los mismo tlaxcaltecas, que habían ayudado a la conquista de Tenochtitlan, tarascos y otomíes, formaron las bases para la colonización de regiones medio deshabitadas u ocupadas por indios pobres e indomables.
Se puede decir que Mesoamérica, en las condiciones del siglo XVI, era una región eminentemente conquistable para los europeos. Estaba lo suficientemente civilizada para atraer los interese de la expansión española, pero no lo bastante avanzada en la técnica militar y la organización política, para poder oponer una resistencia como la de los pueblos del norte de África y del Oriente que en los mismo siglos hicieron fracasar los intentos de conquista y colonización española. Durante toda la época de la colonia la población indígena fue la mayoría del país, principalmente la campesina y obrera.
6. 2 El encuentro de dos mundos.
En el reinado de Moctezuma, el poderío de los aztecas llegó a su punto más alto y su autoridad como huey tlatoani se fortaleció. Justamente entonces, en abril de 1519, los mensajeros de este gobernante le confirmaron unos rumores que había escuchado: en la costa del Golfo, por el rumbo de Veracruz, habían aparecido unos hombres extraños, blancos, rubios y barbados, que viajaban en canoas, grandes como casas. Era la expedición de Hernán Cortés que había llegado a tierra firme, y es en este momento en el que inicia la Conquista de Mexico–Tenochtitlan.
Desde mediados del siglo XV los mexicas se venían extendiendo por un gran territorio, sometiendo a diversos pueblos y volviéndolos tributarios. Hacia 1517 el gobernante en turno, Moctezuma–Xocoyotzin continuaba las campañas militares de expansión. Los tlaxcaltecas, vecinos cercanos de los mexicas, eran una comunidad que había resistido tenazmente al dominio y la expansión de estos, encontrándose por ese entonces al límite de su resistencia, pues todas las poblaciones que los rodeaban habían sido conquistadas, quedando ellos virtualmente sitiados.
Por otro lado, corría la leyenda de que el dios Quetzalcóatl que había partido del panteón mexica y que volvería algún día llegando por el mar del oriente, donde nace el sol. Esta leyenda de Quetzalcóatl era bien conocida por los mexicas y algunos profetas y fanáticos religiosos vaticinaban su retorno y lo planteaban como el fin del señorío vigente. Moctezuma–Xocoyotzin creía firmemente en estas profecías debido a ciertos presagios y acontecimientos como la aparición de un cometa, un incendio aparentemente espontáneo en la casa del dios de la guerra Huitzilopochtli, un rayo en el templo de Huehueteotl (dios viejo y del fuego) y otros sucesos.
Cuando comenzaron a llegar noticias de las embarcaciones españolas que fueron descritas como montañas que se movían sobre el agua y con hombres barbados de piel blanca sobre ellas, inmediatamente se relacionó este hecho con el regreso del dios Quetzalcóatl. Dado que los primeros encuentros con los españoles terminaban en intercambios de obsequios, en muchos pueblos corrió la idea que la manera de deshacerse de ellos, sin pelear, era sencillamente entregarles oro y mujeres y aceptar lo que trajeran para intercambiar, de esta manera, los europeos regresarían a sus naves y se marcharían. Debido a esto, los intercambios de obsequios
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