LA ENSEÑANZA DE LA ÉTICA AMBIENTAL UNA PROPUESTA CURRICULAR DE AULA
Lepatry28 de Marzo de 2014
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En el presente, puede hablarse que toda nación que aspire a los niveles de desarrollo debe comprometerse con la renovación de su sistema educativo, de enseñanza y de contenidos. Por alguna razón, los líderes de la globalización han logrado filtrar su modelo de educación por competencias e incluso son ya la parte de inicio para las reformulaciones estructurales del currículo a escala internacional.
Parte de esas renovaciones habla que en la Escuela está reformulándose la manera y la forma de planear los contenidos de enseñanza para cautivar la atención sobre las nuevas formas del conocimiento (BOADA; 2003), o también se habla que la educación vive su propia revolución en el campo del conocimiento y debe lanzarse a modelar nuevas formas con las que toque la tela social en la que trabaja, pero que desde hace tiempo atrás, no ha logrado cambiar profundamente (S.E.D. 2007).
El propósito de este ensayo es introducir al lector en el tema de las nuevas formas de enseñar la Ética desde la propuesta interdisciplinar de los campos de pensamiento en el aula. En primer lugar se definirá el término de ética ambiental, luego se expondrá el contexto educativo en Colombia de la enseñanza de la Educación ambiental en Educación Superior y la posibilidad de incursionar en la aplicación de la misma en los niveles de primaria y secundaria alternándose con las tendencias curriculares, políticas y pedagógicas del presente en Colombia en materia de Educación por Campos de Pensamiento.
LA ÉTICA AMBIENTAL COMO FORMULACIÓN CIENTÍFICA.
La primera idea de este ensayo versa en que el lector posea una breve exposición sobre la ética ambiental como disciplina científica y la relevancia de ponerla en el escenario de la educación como posible fuente de innovación pedagógica en el aula.
En el problema ético sobre el ambiente como campo de reflexión humano debe comprender cuatro movimientos del pensamiento en los cuales la humanidad se determina como principal radical de toda aspiración ética de lo ambiental; es decir, el hombre se pone como sujeto y en escena querrá jugar siempre el mejor lugar (ELLIOT, J; 1995). Pero existe también la versión científica que habla que en la medida que todo científico investigue sobre los fenómenos de la vida y la naturaleza, así mismo, está crenado el espacio para hablar de una inspiración que enamore al ser humano tanto de sí mismo como del ambiente que le rodea por ser una maravillosa obra no creada por el, pero si interdependiente (GARCIDUEÑAS; 1995). BOADA Y TOLEDO (2003) determinan que en el momento el hecho de formar científicos sobre el medio ambiente ha conllevado a que se formule una nueva ética ya que si el hombre no cambia sus comportamientos no podrá articular sus conocimientos culturales y sociales con una historia del medioambiente (BOADA; 2001).
Una definición de la ética Ambiental puede llevarnos a que se vea “la complejidad de una ética centrada en la vida y dependerá de cómo se responde la pregunta ¿Qué es vivir? Se responda como se responda esta cuestión dará idea de un sistema autorregulado que persigue, de forma no necesariamente consciente, determinados fines. Además, este rasgo es el que normalmente se supone otorga relevancia moral a los seres vivos. Una ética centrada en la vida considera moralmente relevantes a todos los seres vivos, aunque no necesariamente con igual significación moral” (ELLIOT, R. 1995). De esta forma, la ética se muestra ya como la disciplina científica en la reculan todos los discursos antropocéntricos (ARTÍS, BOADA, TOLEDO; 2003) para la reconfiguración de la posición humana en una difícil situación de saber y de conocer problemas del ambiente como suyos propios y no de una naturaleza externa. Otros autores se han referido al cambio de paradigmas en los principios éticos porque ya no es preponderante el modelo positivista avocando a la humanidad a pensar en las forma de pensar la ética desde la formación ciudadana; es decir en una ética civil alejada de los imperativos categóricos universales del kantismo para acercarnos a los procesos del diálogo y de la construcción crítica (TAMAYO; 2010).
Retomando la idea que “en la modernidad, la escuela se convirtió en la institución guardiana de los intereses del Estado Nación. Los problemas educativos empezaron a plantearse desde las ópticas de la acomodación de la economía de la Revolución Industrial y de la formación de ciudadanos en derechos liberales. Sin embargo la educación no logró salvar “la diferenciación económica” antes, por el contrario, la promovió (BASABE Y COLS; 2007); cabe agregar, oportunamente, que la humanidad vive una crisis que incide en su esencia natural como especie evolucionada que supera toda anterior formulación sobre la vida y la supervivencia, es la hora de que la humanidad aprenda a convivir con la naturaleza, y esa idea se implementó desde los marcos jurídicos de los protocolos internacionales sobre el medio ambiente, llevando a que la humanidad ya cuente con un marco de referencia para abordar los temas del deterioro, la conservación y la preservación natural planetaria (BOADA; 2003).
La necesidad de vincular la ética ambiental a los procesos escolarización es el difícil camino por emprender ya que en la historia de la ecología se data la vitoria de lograr la formulación del concepto de Educación Ambiental o educación para la sostenibilidad (ARTÍS, BOADA, Y TOLEDO; 2003) que han hecho que el hombre tome el papel de ser especie viva que enseña deliberadamente en contextos diferenciados (BASABE Y COLS; 2007) ya que el problema ambiental no es un problema técnico ni cognitivo sino un problema pedagógico que necesita tratamiento curricular por parte de los docentes quienes son los profesionales para trata esta temática en forma d problema educativo para sus comunidades.
Por esa razón es importante que se reseñe tres recomendaciones sobre cómo cautivar la atención de la comunidad educativa sobre el problema ambiental y de saber aplicar los programas ecológicos-educativos en forma pedagógica y amplia.
La primera recomendación reza en recordar el papel reproductor de la Escuela y la modificabilidad que sufre el niño en su proceso de asimilación del legado cultural e histórico. Este punto toca la columna vertebral en la que se sientan las reflexiones sobre la enseñanza y su camino hacia una comprensión del aprendizaje como un proceso en el que los estudiantes alcanzan, motu proprio, sus aprendizajes “para entender las mentes de otros a través del lenguaje” (BASABE Y COLS; 2007).
Se comprende la enseñanza dentro del proceso evolutivo de la especie humana con el que se articula al deseo de supervivencia en comunidad y con la ayuda de enredados procesos productivos para garantizar la inserción al mundo de los jóvenes y las nuevas generaciones. En este punto de vista autores como GIMENO SACRISTÁN, J. (2002) BASABE Y COLS (2007), ven la necesidad de mirar la importancia de cambiar la educación hacia el campo de la formulación crítica, no obstante, de saber que en las escuelas se vive un contexto complejo en el que intervienen fuerzas externas e internas en la construcción de currículos y proyectos aula que hasta el momento en educación ambiental no han sacado mayores frutos que el de un proceso demasiado técnico y desconectado del campo pedagógico (BOADA; 2003).
La segunda recomendación se dirige hacia la comprensión histórica de la educación como institución social donde imperan las manos de un cuerpo de especialistas que educaban en instituciones humanas regidas por la Iglesia y por el Estado, basándose en programas de contenidos, certificaciones, otorgamiento de credenciales y el gerenciamiento de procesos culturales. Este punto debe atender que la educación ambiental no debería ser vista como un producto más del capital cultural (BOURDIEU; 2003) y sí como una cátedra especial en la que se forman ciudadanos para “manejar los conceptos con el compromiso de la práctica… con las orientaciones curriculares en forma procesual, como una construcción social hacia la investigación… desde la modificación metodológica de los profesores y desde la pertinencia al ajuste del modelo social imperante para que se sepa si va a utilizarse como elemento reproductor de la cultura o como elemento de resistencia contra cultura” (GIMENO SACRISTÁN; 2002).
La tercera recomendación indica que las formulaciones en ética ambiental en el aula necesitan ser tomadas como nuevos campos del conocimiento adaptadas a principios de proyecto de aula bajo el amparo de principios de investigación-acción. Es así, que no sobra recomendar las enseñanzas de Kart Lewin cuando escribía sobre la importancia del aprender conforme a la forma de saber investigar-actuar con base en los errores que en las predicciones; y que sean los sujetos quienes aprenden a perfeccionarse por sí mismos (GRUNDY; 1998). En el presente, la investigación en el aula es la forma más apropiada y estimulante con la que se conllevan procesos de inserción social o de incorporación de contenidos con base en estrategias de participación y toma de conciencia con los estudiantes cuando el enseñante incentiva al desarrollo de procesos de construcción científica pertinente para los aprendizajes de los alumnos.
El hecho de llevar cabo la incursión de la ética ambiental en los colegios determina su justificación y su existencia dentro de los cambios institucionales de currículo escolar, en primera medida, porque “la escuela es un espacio especializado, recortado y separado de un ámbito social más amplio” (BASABE Y COLS; 2007), ya que los espacios de la escuela muestran el despliegue de la tecnología y de las instituciones para abordar las temáticas externas
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