La Biodiversidad Como Muestra De La Evolucion
Sinnaved23 de Septiembre de 2014
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La biodiversidad tiene su origen en el proceso de evolución ocurrido a lo largo del tiempo geológico a partir de la primera célula, que marca el origen de la vida en la Tierra. Las huellas de la biodiversidad existente a lo largo del tiempo geológico, está establecida por los restos fósiles, que nos informan de las distintas especies que han existido en el pasado.
Charles Darwin solucionó el problema del por qué de la diversidad. La diversidad es un subproducto de la evolución de la vida sobre la Tierra, y por tanto, no puede ser entendida sino es a la luz de la evolución. Para Darwin, la variación en el seno de las especies, lejos de ser trivial, es la piedra angular del cambio evolutivo. Son las variantes genéticas que hay en las poblaciones o especies la materia prima de la evolución, con las que va a construirse toda la diversidad. Pues son estas diferencias individuales, las que al amplificarse en el espacio y en el tiempo, generarán toda la diversidad biológica. No hay una forma, un color, un aspecto arquetípico de una especie: todos los individuos con todas sus variantes constituyen la única realidad. En las poblaciones se forja, por lo tanto, la evolución. Hay un continuo, no una separación esencial, entre la variación dentro de las poblaciones y la variación entre las especies. Desde la perspectiva darwiniana, la diversidad no es un problema en absoluto, es una consecuencia natural del proceso de evolución.
Concretando, ¿cómo se origina, como se forja la diversidad biológica?
En cada instante, en cada momento, en el día a día de las poblaciones de cada especie, se está generando diversidad.
Toda diversidad se inicia con una mutación del material genético de la célula reproductora de un individuo. Este es un cambio accidental, no previsto, contingente, un simple error "tipográfico" en la transmisión de la información genética. El destino habitual de una mutación es su pérdida. Sin embargo puede verse sometida a dos agentes amplificadores que hacen que ese momento inicial y menor de variabilidad pase a convertirse en diversidad en mayúscula: son la selección natural y el aislamiento reproductivo.
Si a los tres componentes, la mutación, la selección natural y el aislamiento reproductivo, le añadimos tiempo, entonces obtenemos la diversidad orgánica. Así, partiendo de una primera forma de vida han surgido nuevas especies que se alejan unas de otras, generando una topografía que nos es familiar, un árbol (o arbusto) de la vida. El árbol de la vida es la representación canónica, arquetípica, de la historia de la vida.
Nosotros y cualquier chimpancé actual compartimos un antepasado hace algo así como 5 millones años. También tenemos un antecesor común con cualquiera de las bacterias hoy existentes, aunque el tiempo a este antecesor se remonte en este caso a más de 3000 millones de años. Y una observación no menos fascinante: Muchos, la inmensa mayoría de las especies han muerto por el camino. Estamos en la punta de las ramas del árbol, somos "expertos" (o "afortunados") de la supervivencia. ¡Nunca en nuestra línea de ascendencia desde la primera forma que existió, se ha cortado la corriente de vida de más de 3500 millones de años!
La historia de la vida = la historia de la biodiversidad
El registro fósil es una ventana maravillosa a la historia la vida. Si no existiera no podríamos inventarlo. Sin él, el vacío acerca de la evolución de la vida sobre la tierra sería insustituible. Podríamos especular, teorizar infinitamente, pero nunca dispondríamos de evidencia con la que probar nuestras hipótesis más atrevidas. ¿Quién podría haber imaginado que la Tierra estuvo dominada durante 150 millones de años por unos reptiles inmensos y fantásticos, los dinosaurios, que desaparecieron en un instante relativo de tiempo, si no hubieran
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