La Biodiversidad A La Luz De La Evolución
Enviado por Lauritha12 • 27 de Abril de 2014 • 1.695 Palabras (7 Páginas) • 235 Visitas
La propiedad manifiesta de la vida es la diversidad de las formas que adopta
Difícilmente puede haber un mayor contraste entre las imágenes de un paisaje marciano, como las capturadas recientemente por la sonda Path Finder al posarse sobre la superficie marciana, y un paisaje terrestre. Un vista desolada, monótona, salpicada por rocas y colinas arenosas, la de Marte, es el paisaje característico de un lugar donde la vida está ausente. Compárese con la selva tropical, con un arrecife coralino, con el bosque rojo de secoyas californiano,... Es en la Biosfera, esa minúscula película de la superficie terrestre que es nada respecto a la inmensidad del Universo, donde se encuentran las entidades más curiosas e interesantes del Universo conocido: los seres vivos, la vida. Y la vida se manifiesta como diversidad a todos los niveles que uno considere, molecular, celular, organísmico (el humilde escarabajo es el paradigma de la diversidad en todo su esplendor), en especies, en comunidades, en ecosistemas. Todos los que estamos aquí celebramos y vindicamos la singularidad de nuestro planeta, que alberga la vida con toda su biodiversidad. Nos emocionamos ante la belleza inherente a la diversidad inmensa y fantástica que vemos en la naturaleza.
¡Hay grandeza en esta visión de la vida!
La revolución darwiniana: el pensamiento poblacional
Como no, fue ese viejo señor llamado Charles Darwin que solucionó el problema del porqué de la diversidad. La diversidad es un subproducto de la evolución de la vida sobre la Tierra, y por tanto, no puede ser entendida sino es a la luz de la evolución. Antes de Darwin las especies se consideraban unidades fijas e inmutables y separadas sin solución de continuidad, reflejaban el eidos o la idea platónica de la mente de Dios. No había otra forma de explicar la diversidad sino era acudiendo al acto de creación divina o a la generación espontánea de las nuevas especies. La variación de los individuos dentro de una especie era ruido, accidentes en la materialización de las ideas perfectas de Dios. Pero Darwin da un vuelco conceptual al modo de considerar la variación y allana de forma inmediata el camino hacia la comprensión de la evolución y la diversidad. Para Darwin, la variación en el seno de las especies, lejos de ser trivial, es la piedra angular del cambio evolutivo. Son las variantes genéticas que hay en las poblaciones o especies la materia prima de la evolución, con las que va a construirse toda la diversidad. Pues son estas diferencias individuales, las que al amplificarse en el espacio y en el tiempo, generarán toda la diversidad biológica. No hay una forma, un color, un aspecto arquetípico de una especie: todos los individuos con todas sus variantes constituyen la única realidad. En las poblaciones se forja, por lo tanto, la evolución. Hay un continuo, no una separación esencial, entre la variación dentro de las poblaciones y la variación entre las especies. Desde la perspectiva darwiniana, la diversidad no es un problema en absoluto, es una consecuencia natural del proceso de evolución
Pero, ¿cuál es la variación que evoluciona? La evolución es en último término variación en la composición genética de las poblaciones. Pues es el material genético, la molécula de DNA, lo único que se transmite a la descendencia. En este sentido, podemos entender la evolución de un modo reduccionista y considerar a los organismos, a la manera de R. Dawkins, como mera máquinas de supervivencia creada por nuestros genes para su autoperpetuación. S. Butler ha expresado la misma idea más poéticamente: una gallina es el medio que usa un huevo para hacer otro huevo.
La generación de la diversidad biológica
Ahora bien, y concretando, ¿cómo se origina, como se forja la diversidad biológica?
En cada instante, en cada momento, en el día a día de las poblaciones de cada especie, ahora, afuera, mientras hablo aquí, se está generando diversidad.
Toda diversidad se inicia con una mutación del material genético de la célula reproductora de un individuo. Este es un cambio accidental, no previsto, contingente, un simple error "tipográfico" en la transmisión de la información genética. El destino habitual de una mutación es su pérdida. Sin embargo puede verse sometida a dos agentes amplificadores que hacen que ese momento inicial y menor de variabilidad pase a convertirse en diversidad en mayúscula: son la selección natural y el aislamiento reproductivo. Veamos como:
La selección natural es el primer factor amplificador de una mutación individual, pues permite que la mutación invada y se fije como única variante en la población en la que aparece. Para que así sea estas mutaciones deben contribuir al éxito reproductivo de los organismos que la portan. O sea, los organismos con dicha mutación deben ser en promedio más eficientes en dejar descendientes, por lo que aumentarán su representación (y la de la mutación que portan) en la siguiente generación. Ahora bien, la selección natural sólo promueve la amplificación de la variación dentro de una población, no de nuevas especies. Para ello se requiere un segundo mecanismo de amplificación, el aislamiento reproductivo.
El aislamiento reproductivo, la imposibilidad de dejar descendientes entre dos o más poblaciones de organismos, constituye un momento crucial en el origen de la diversidad, pues es un punto final sin retorno que acaba con
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