La Iluminacion
Enviado por amaro121 • 28 de Junio de 2013 • 2.669 Palabras (11 Páginas) • 306 Visitas
La iluminación en el puesto de trabajo
La luz permite que las personas recibamos gran parte de la información que nos
relaciona con el entorno exterior a través de la vista, por lo que el proceso de ver se
convierte en fundamental para la actividad humana y queda unido a la necesidad de
disponer de una buena iluminación. Por extensión, en el ámbito laboral es
indispensable la existencia de una iluminación correcta que permita ver sin
dificultades las tareas que se realizan en el propio puesto de trabajo o en otros
lugares de la empresa (almacén, garaje, laboratorio, despachos, etcétera), así como
transitar sin peligro por las zonas de paso, las vías de circulación, las escaleras o los
pasillos.
Es evidente que una iluminación deficiente puede aumentar la posibilidad de que las
personas cometan errores trabajando y de que se produzcan accidentes. Del mismo
modo, una mala iluminación puede provocar la aparición de fatiga visual, con los
pertinentes perjuicios que esto representa para la salud de las personas: problemas
en los ojos (sequedad, picor o escozor) dolor de cabeza, cansancio, irritabilidad, mal
humor, etc. En consecuencia, un análisis ergonómico y de seguridad de un lugar de
trabajo siempre debe tener en cuenta que el nivel de iluminación sea el idóneo: “la
iluminación correcta es la que permite distinguir las formas, los colores, los objetos en
movimientos y apreciar los relieves, y que todo ello, además, se haga fácilmente y sin
fatiga, es decir, que asegure el confort visual permanentemente.” (NTP nº 211.
“Iluminación en el puesto de trabajo”. Ricardo Chavarría Cosar).
A continuación, presentamos un conjunto de medidas preventivas que pueden ayudar
a que cualquier actividad laboral se desarrolle dentro de unos parámetros saludables,
con respecto a la iluminación.
Medidas preventivas
1. Considerar el nivel de iluminación en función de cada actividad y de la zona de
trabajo en la que se realiza, así como las condiciones reales del puesto de
trabajo. Hay que tener en cuenta: el tamaño de los detalles que se han de ver;
la distancia entre el ojo y el objeto observado; el contraste entre los detalles del
objeto y el fondo sobre el que destaca y también la edad del trabajador (por lo
general, a partir de los cuarenta años, suelen producirse alteraciones en la
capacidad de visión de las personas). Página 7
2. Tener en cuenta los niveles mínimos de iluminación establecidos por la
legislación (Real Decreto 486/1997 sobre lugares de trabajo). Estos niveles se
miden con un luxómetro y se expresan en lux; esta unidad representa la
iluminación producida por un lumen (cantidad de luz que emite una fuente
luminosa) en un metro cuadrado de superficie. Para zonas donde se ejecuten
tareas de bajas exigencias visuales los mínimos establecidos son 100 lux
(manipulación de mercancías, salas de máquinas…); para exigencias visuales
moderadas, 200 lux (almacenes de oficinas, industrias conserveras…); para
altas, 500 lux (máquinas de imprimir, trabajos con ordenador…); y para muy
altas, 1.000 lux (inspección de colores, joyería…). Igualmente, para los locales
de uso habitual la referencia es de 100 lux (vestuarios, salas de descanso…),
mientras que en las vías de circulación es de 50 lux.
3. La luz natural ofrece muchas ventajas con respecto a la claridad, al ahorro
energético y a la sensación de bienestar que otorga a las personas. Sin
embargo, hay que tener en cuenta que varía con el tiempo (hora del día,
estación del año, etc.), por lo que siempre hay que contar con la iluminación
artificial, aunque sea de forma complementaria, recurriendo al uso de bombillas,
fluorescentes o lámparas de bajo consumo. Todos estos sistemas de
iluminación deben ir acompañados de pantallas o luminarias que los oculten a la
visión directa de las personas con el fin de evitar deslumbramientos (estos se
producen cuando miramos una luz más fuerte de la que el ojo está preparado
para recibir en ese momento) y que, al mismo tiempo, faciliten el que podamos
canalizar la luz hacia el lugar que nos interesa.
4. Planificar la iluminación de un lugar de trabajo orientando la luz de forma
correcta. La luz debe dirigirse de forma prioritaria hacia los materiales y objetos
con los que trabajamos pero teniendo precaución de orientar la iluminación
localizada evitando la formación de reflejos sobre el material. Es aconsejable
que la parte superior de las paredes sea de color claro, lo cual contribuye a
difundir convenientemente la luz.
5. Instalar iluminación localizada en aquellos puestos de trabajo que lo requieran,
cuando la iluminación general sea moderada y pueda resultar insuficiente para
la realización de determinadas tareas. En estos casos, la luz debe ubicarse
oblicuamente por detrás del hombro izquierdo de la persona, en el caso de que
utilice su mano derecha, y a la inversa, si se trata de un trabajador zurdo.
6. Reparar de inmediato los puntos de luz que presenten desperfectos y estén
estropeados. Limpiar y sustituir las fuentes luminosas de una forma planificada,
teniendo en cuenta su duración (una bombilla suele tener una duración media
de 1.000 horas) y su rendimiento, si se quiere mantener el nivel de iluminación
original. Hay que tener en cuenta que la cantidad de luz emitida disminuye al
aumentar la edad del equipo debido al desgaste de las fuentes luminosas y a la
suciedad.
7. Considerar aspectos relacionados con el color ya que éste produce en el
observador reacciones psíquicas emocionales que pueden ser positivas o
negativas. Aunque no existe una fórmula válida que permita seleccionar los
colores más adecuados para cada espacio de trabajo, sí hay criterios generales
que pueden tomarse como referencia. Por ejemplo, los colores cálidos y oscu- Página 8
ros producen en los techos sensación de seriedad; en los lados de limitación y
en los suelos aparecen como seguros y resistentes. Hay que tener cuidado con
el color blanco porque las paredes y suelos de ese color pueden convertirse en
superficies deslumbrantes cuando la iluminación es demasiado intensa.
8. Colocar las superficies de trabajo
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