La ciencia versus el arte
Enviado por Yadira Esther Simanca Davila • 25 de Febrero de 2018 • Ensayo • 1.899 Palabras (8 Páginas) • 662 Visitas
LA CIENCIA VERSUS EL ARTE
INTRODUCCION.
Durante milenios, el hombre ha explorado cada zanja, salida y escondrijo en busca del resultado de los acertijos más pretenciosos del cosmos. Muchas veces, inclusive desviándose de la verdadera meta por la cual se fundamenta esta búsqueda: La felicidad.
Como diría el autor Leandro Calderone: “En el afán de buscar la felicidad, nos provocamos a nosotros mismos y a los que nos rodean una gran infelicidad” Y es esta búsqueda, esta exploración persistente, esta perpetúa jornada trascendente la que nos impulsa a escudriñar variados medios para que de algún modo tengamos la posibilidad de alcanzarla.
La ciencia y el arte, son estos medios por los cuales el hombre ha intentado llenar ese vacío existente entre el ánima jubilosa que representa lo mortal (el hombre) y lo inminentemente infinito (el universo). Sin embargo, el hombre comprende la diferencia que estas dos percepciones vislumbran entre ellas y entre la naturaleza humana. Estas diferencias han sido motivo suficiente para el debate y la incertidumbre, las cuales comunican directamente al conflicto personal y eterno de la ciencia contra el arte.
En este ensayo, exploraremos los destellos imperiosos que estos dos ismos nos pueden palpitar. Mostraremos de una forma directa y reflexiva sobre la trama eterna que la ciencia y el arte proponen. Serpentearemos entre las enmarañadas peculiaridades del ser humano e intentaremos adentrarnos en la duda más famosa de la historia: ¿Cuál es la mejor forma de comprender lo existente? ¿Ciencia o arte?
Para poder penetrar en esta duda y lograr aclarar esta gran incógnita, es necesario mostrar los aspectos más significativos de cada extremo, esto nos permitirá identificar las principales virtudes y desperfectos que cada una de estas manifestaciones representa.
Por un lado, nos encontramos con la considerada madre del conocimiento objetivo, la ciencia. Según el reconocido libro: “La ciencia” de Jose Cegarra Sanches. Esta se define como “el conjunto de conocimiento cierto de las cosas por sus principios y causas” por principio, solo la verdad es considerada ciencia. Sin embargo y enfatizando en su definición, la “verdad” solo puede ser reconocida en los casos a posteriori, en donde puede ser incierta y relativa.
Esto representa una problemática en la surco del conocimiento objetivo y singular. La ciencia nos demuestra una y otra vez el significado de la conjunción de lo que nos rodea, de lo cierto y lo incierto, de lo vivaz e ineficaz al igual que de lo ilógico y de lo extrañamente lógico. Y es esta reconocida valoración de la misma lo que la ha convertido tan famosa. No
Obstante existe ese margen de error que la caracteriza: La ciencia en si no es completamente precisa, ni siquiera es precisa, eso lo reconocen los mismos científicos, la razón de esto, es la llamada exponenciación de la duda, en donde todo puede o no llegar a ser real.
Todas las cosas son ciertas en determinado punto de la razón, eso nos enseña la ciencia, pero esta misma no se cierra en la conclusión parcial de que si puede ser demostrado entonces será verdadero. Quizá una ciencia antigua y poco civilizada propondría algo como esto, pero nuestra ciencia, y hablo de nuestro conocimiento real, nos propone que la duda es la mejor herramienta de un sabio científico.
La ciencia filosófica es en muchos casos menospreciada, pero lo que ignoramos es que esta es justo eso: una ciencia, que imparte conocimiento relativamente verídico y periódicamente renovable.
“Nunca se alcanza la verdad total, ni nunca se está totalmente alejado de ella”
(Aristoteles)
Esta benévola frase de uno de los filósofos más galardonados de la historia nos sugiere que el conocimiento científico, por más objetivo que sea, es dudable y en un criterio amplio, es consciente de esta expresión. Pero entonces ¿Cómo llego a ser la ciencia, inclusive con el índice de duda en las cosas, ser una forma confiable de comprender el mundo?
Como respuesta a esto podemos analizarla desde el punto de sus muchas virtudes: Por más dudosa que llegase a ser la ciencia, esta posee un patrimonio poderoso y preciado, este es la filosofía experimental, o como comúnmente se llama “el método científico”.
La importante suma de las partes y la armonía casi perfecta entre el procedimiento experimental de este método, lo ha convertido en una valiosa herramienta en la búsqueda de lo verídico. Aunque jamás logremos acertar la verdad en su totalidad, podremos acercarnos a ella de la manera más exhaustiva posible a través de la ciencia. La observación, inducción, creación de una hipótesis, su demostración (o refutación) y finalmente la concepción de una tesis o teoría, crean en si una formula descrita por muchos como perfecta para buscar el conocimiento.
Mediante la conciencia humana del estudio de las cosas, que en si es la única forma de conciencia que posee el hombre, y por lo tanto el único medio para entender las cosas, podemos hallar la esencia de la realidad. Este es el pensamiento de muchos famosos estudiosos.
De cualquier modo, el reproche experimental es banal y sumamente crudo entre la infinidad del conocimiento, solo se adhiere a lo neutral del pensamiento, y se abstiene de desbordar esta capacidad hacia el plano espiritual. Con esto, nace una alternativa que al igual que la primera, posee sus variaciones en cuanto al entendimiento del universo: el arte.
El arte (del latín ars) es el concepto que engloba todas las creaciones realizadas por el ser humano para expresar una visión sensible acerca del mundo, ya sea real o imaginario. Mediante recursos plásticos, lingüísticos o sonoros, el arte permite expresar ideas, emociones, percepciones y sensaciones. Conforme a esto, el arte puede ser cualquier cosa utilizada por el hombre para comunicar una idea, sensación o visión de nuestro entorno. Al igual que con la ciencia, comencemos destacando sus limitaciones: Principalmente el arte es un modo de estética, nos muestra el mundo y los ideales humanos con un aire diferente de comunicación, paulatino y sensible. Sin embargo esto la condena a poseer dos facciones de las cuales se debe resaltar al mismo tiempo. Estas son la estética, por el cual se transmite el mensaje, y el mensaje en sí. Trabajar en estas dos es para el artista un reto de magnitud extravagante.
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