La vida moderna
Enviado por doctorgame • 22 de Septiembre de 2014 • Ensayo • 1.411 Palabras (6 Páginas) • 233 Visitas
La vida moderna es imposible sin emitir dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero gracias al cual es posible la vida en la Tierra, pero que en las últimas décadas se ha convertido en el principal aliado del calentamiento global, superando su concentración en la atmósfera las 400 partes por millón. Está presente en la quema de combustibles fósiles, el transporte o los procesos industriales. De los gases que se emiten a la atmósfera en los países industrializados contribuyendo al calentamiento, más de un 80% es CO2. Algunos científicos se han dado cuenta de que, ya que, de momento, no podemos prescindir de él, deberíamos al menos aprovecharnos de él. Porque el CO2 que sale por las chimeneas no es solo un demonizado gas, sino una materia prima que -tras ser capturada y tratada- puede llegar a ser muy valiosa. En el Centro Tecnológico Ainia, de Valencia, un grupo está trabajando en un proceso para capturar ese anhídrido carbónico, tratarlo y alimentar con él microalgas, que más tarde servirán para alimento de piscifactorías, colorantes, pinturas, fármacos, alimentación, bioplásticos o energía.
El CO2 representa el 80% de los gases de invernadero. Para los investigadores del Cenit-Vida de Ainia, respaldado por el CDTI e Iberdrola, la primera fase es capturar ese dióxido de carbono de sus fuentes de emisión. Su sistema de captura selectiva ha alcanzado, en simulaciones a escala piloto, purezas de hasta el 95 por ciento en el gas capturado y tratado. «Se trata de atrapar de forma selectiva el CO2 con unas bolitas de material poroso, explica Elvira Casas, técnico responsable del programa, así, tras eliminar aromas, hacer analíticas o tratar polímeros, lo que antes era contaminante lo convertimos en una materia prima.
El material empleado son aminas, una base, cuyos radicales libres atrapan al dióxido de carbono, un ácido, generando un compuesto fácil de descomponer. Este sistema, que estará en fase de pruebas hasta 2016, ha logrado hasta el momento reducir en un 20 por ciento el coste de producción del dióxido de carbono.
En una sala anexa del centro, una estantería metálica sostiene varios pisos con tubos rellenos de una pasta verde iluminados por fluorescentes y rodeados por un semicírculo reflectante. Este fotobiorreactor es, por así decirlo, un invernadero de microalgas. El objetivo es emplear el CO2 capturado para, mediante la acción de la luz, estimular el crecimiento de esta biomasa. Los valores químicos o de temperatura están monitorizados en todo momento. «Demasiada luz quema a las microalgas, necesitamos encontrar determinadas condiciones y que, al mismo tiempo, el costo sea lo más reducido posible.
Producción de microalgas
El sistema reflectante funciona como un intensificador lumínico, para que tanto la luz directa, la difusa y el albedo vayan hacia las algas. «Incrementa el factor limitante, que es la luz», dice Carlos Padilla, director del proyecto Cenit-Vida para la Valorización Integral de Algas. En este dispositivo, patentado por el centro, las algas reciben un 80 por ciento más de luz que un tubo desnudo. Con otros intensificadores se ha logrado hasta un 14 por ciento más en biomasa, El objetivo último es abaratar el costo de producción de las microalgas,
Los investigadores han diseñado tres tipos de fotobiorreactores como éste con la idea de exportar la tecnología, y potenciar que llegue a países con menos intensidad de luz, Reducir los costos A día de hoy, cultivar microalgas de una forma económicamente sostenible requiere un extenso terreno. La idea detrás de estos fotobiorreactores es mejorar la eficiencia para así reducir el coste de producción. Es prometedor, pero aún falta dar ese paso del laboratorio a las grandes superficies. Otro de los proyectos en cartera es combinar el cultivo con los huertos termosolares o fotovoltaicos.
Las microalgas, que se componen básicamente de proteínas, lípidos e hidratos de carbono, son una materia prima excelente tanto para fabricar biofuel como fármacos, enriquecer galletas o yogures o alimentar a los peces en un criadero. En función de su uso, el kilo de biomasa seca oscila entre 30 y 100 euros. Ahora mismo la industria utiliza solo el 0,4% del CO2 emitido
En el mismo polígono industrial de Paterna, a las afueras de Valencia, está Altex, una «spin-off» (empresas de base tecnológica) montada por el centro de investigación para encontrar aplicaciones industriales para el dióxido de carbono. «Llevamos
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