MI AMIGA ARGENTINA
Enviado por JoseMnuel • 13 de Enero de 2013 • 1.816 Palabras (8 Páginas) • 328 Visitas
MI AMIGA ARGENTINA
Benito es un retoño de la burguesía limeña, su padre - un abogado en auge- ha sido trasladado a tierra liberteña por motivos de trabajo y Benito fue a vivir con él. Su contexto familiar lo ha educado en un leve machismo y una mojigatería de convento. Tiene una pasión desproporcional por los libros de fantasía y los dibujos animados, lleva lentes decimonónicos que alimentan su aspecto intelectual, vive en un cuarto piso de un departamento, al costado de una universidad privada y frente a un hotel de oscuras ventanas de lunas danzantes. Benito quiere creer que dicho edificio frente a su ventana es solo un hotel – hotel “El Punto”- un lugar tranquilo donde la gente descansa paciente; pero los ruidos lujuriosos, las siluetas oscuras que abandonan las formas humanas tras los visillos y se aúnan en posiciones inenarrables, las manos húmedas o encendidas que suelen tocar las ventanas una y otra vez, como queriendo escapar de algún exceso de dolor o placer, los autos silentes que entran y salen como cómplices de algún delito menor; lo atormentan cada noche.
Benito enciende la televisión, ve una novela mexicana en donde una pareja de novios hacen el amor, se siente atraído pero odia la idea de masturbarse, cambia de canal, ve como dos hombres se broncean y acarician lentamente en una playa brasileña, se siente atraído pero odia la idea de ser o aceptarse homosexual, jamás beso o toco a nadie, prende el dvd, ingresa un disco musical donde animes afiebrados bailan y cantan, se queda recostado en su cama, confundido, cantando como un niño.
Francisco va al supermercado con su madre, odia cargar los bolsos amarillos con sus diminutas manos, mientras escucha “mar de copas” por los auriculares, odia acompañar a su madre paso a paso, en horas que se pierden al camino. Odia escuchar la música popular de su padre mientras conduce su automóvil, odia la publicidad de los avisos gigantescos en cada avenida de la ciudad, odia estudiar derecho y no cualquier otra carrera frívola, odia no tener enamorada y hacerle el amor cada noche y así dejar de odiar tanto. Ama la música de rock europeo, ama la idea de ser un lord inglés. Estudia leyes pues con ello evitó que su madre lo matriculase en una academia de ballet clásico o que su padre lo adentrara en las ligas menores de Alianza Lima. Francisco creía que el ballet es un baile para niñas y que el futbol es un deporte impropio de caballeros. Francisco va muchas veces al baño; luego va por ahí con esa mirada azuzada, que parecería buscar un lugar calmo, para darle descanso a su trajinada mano derecha.
Benito y Francisco son amigos, estudiantes de leyes, compañeros en la tormentosa acepción de saberse castos y virginales, sin probar su virilidad ya a los 22 años. Jamás desearon tanto abandonar esa balsa deleznable e impopular de la castidad, de la impericia en el amor, de la inexperiencia en fragancias femeninas. Benito y Francisco van a una botica – botica “El Buen Inicio” – compran una caja de preservativos, aceptan el agregado de espermicidas sin saber que signifique ello, no querían preguntar avergonzados a la joven farmacéutica, no querían demostrar su joven inexperiencia. Francisco y Benito suben a un taxi, le piden que se dirija al óvalo “Larco”, han quedado en reunirse con dos amigas turistas holandesas que conocieron en una academia de idiomas. Benito no puede ocultar su nerviosa felicidad, coloca los lubricantes en el bolsillo trasero, se moja el pantalón al sentarse, tiene un inicio precozmente húmedo.
----- Un amor informal -----
Las calles van húmedas y amplias, un saco gris holgado, unos zapatos oscuros que unidos a un pantalón callan algunas aventuras indignas de ser pública. Alejandro camina, parece que flotase, no mira a nadie, respira rastrero y suspira profundo, se lleva un cigarro a la boca. Lleva el corazón expuesto el caminante, estudiante de pintura, escribidor de luna y excepcionalmente estudiante de ingeniería industrial, se ha enamorado de una rubia de amplias caderas – Larissa – una argentina con aquella belleza que por extrema alcanza el histrionismo, de ojos brillantes y pantorrillas siderales. Alejandro la observa cada noche, desnuda y recuerda cuando niño, su madre le decía que alcanzaría la felicidad.
Larissa es una profesional del ballet, es aficionada al futbol y trabaja de noche, lleva unos vestidos minúsculos y elegantes. Alejandro la espera, en el mismo balcón donde cuando amigos, le declaró su amor. Alejando acepta que Larissa trabaje de noche, por su liberalismo de caballero, por ser parte de la sociedad de consumo, por ser un formal estraperlista moral.
Al promediar las cinco de la mañana de cada día, y luego de volver del trabajo, Larissa ingresa silente al departamento, al balcón concupiscente, donde Alejandro lo espera despierto con alguna bebida creativa, la pasión ha desequilibrado sus horarios. Encienden el fuego de una pequeña chimenea, encienden las luces en rosicler que nacen del zaguán y la desnuda al camino, se aventuran a la música instrumental de Adam Gyorgy, se besan lentamente. Ella le dice que lo ama, él la lleva a la cama en un arranque de fiereza de lobo, ella esta recostada, de pie, en todos lados, bailando ballet sobre él, allanándose a los ángulos capitales de la actividad amatoria. Alejandro no abandona su postura de caballero, hasta que pierde la corbata y el cinturón.
Se
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