Medidad Extemas.

MEDIDAS EXTREMAS

Medidas extremas cuenta acerca de un doctor joven: Guy Luthan; descubre que en la sección de urgencias donde él trabaja, el Dr. Myrick hace experimentos en humanos en los que utiliza vagabundos, a quienes se les extrae la médula ósea para salvar a paralíticos, parapléjicos y otra clase de enfermos que sean de mejor condición social ya que pagan altas sumas de dinero para recuperarse. A raíz de esta extracción, los vagabundos mueren pocos días después. Yo creo que esta película nos hace reflexionar acerca de lo más esencial del ser humano, de su naturaleza y de su vida.

El Dr. Luthan se enfrenta con un conflicto moral, antes que nada es médico por lo que se preocupa del bienestar íntegro de sus pacientes, esto significa que no sólo se preocupa de su cuerpo. Sin embargo, es triste ver que esta actitud es muy poco vista entre los doctores del hospital. Por eso es juzgado por sus mismos compañeros al ver que toma decisiones pensando en el bienestar moral del paciente. Ante esto, cabe preguntarnos: seguramente el doctor que trabaja en la sección de emergencias de un hospital considera la muerte algo natural y ha visto morir a muchos de sus enfermos por lo que es anormal que se preocupe por más que el atenderlo y verlo morir. Y es que mientras esté en las manos de un médico la vida de una persona, la responsabilidad moral que éste posee por sobre el paciente es enorme, no es sólo una responsabilidad médica, que actúa en el cuerpo de la persona, sino que es una que involucra a todo el ser humano: su cuerpo y su parte moral. Por tanto, mientras dependa de un doctor la vida de un ser humano, lo que está en sus manos es la unidad de cuerpo y espíritu del hombre y por ende, el peso moral de no haber hecho todo lo posible y necesario para intentar por todos los medios preservarla. Obviamente, partiendo de la base de que el Doctor entiende y valora lo que es la persona humana en toda su integridad.

Hoy los avances tecnológicos y la ciencia en general, nos abren un espectro enorme de esperanzas para prolongar y salvar la vida de muchos hombres, pero ¿hasta qué punto? Esto vale para todos y cada uno de los seres humanos, iguales en dignidad, y no se puede intentar rescatar la vida de uno a costa de otro. La vida de los mendigos no era la mejor de las vidas, sino más bien una de las más duras y denigrantes, pero esto solo se ve así cuando tomamos en cuenta sólo el bienestar material y corporal de las personas. Yo creo que todos los hombres tenemos la misma dignidad y derecho de respeto. Quién sabe si una de esas personas parapléjicas que tenían la capacidad de salvarse a través de la implantación de la médula de alguno de estos vagabundos, tenía una dignidad mucho más rebajada que la de su donador. No hay hombre que pueda juzgar con certeza esta condición en otro hombre y por lo mismo, no tiene la facultad de decidir sobre su vida, por muy malas que sean las

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