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Metodologia


Enviado por   •  5 de Marzo de 2014  •  942 Palabras (4 Páginas)  •  167 Visitas

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Evolución del pensamiento científico del siglo XVIII-XXI

A lo largo de su vida, Alberto Magno recorrió varios miles de kiló­metros a pie. Atendía así a los preceptos de su orden monástica, la de los predicadores, de llevar la palabra divina por los burgos y aldeas de Europa. En sus viajes fue agasajado por próceres, disertó en las nacientes universidades y conversó con el pueblo llano, los campe­sinos, pescadores y mineros que encontraba en su camino. Legado de su inmensa curiosidad es una obra escrita desbordante: unos setenta libros y tratados manuscritos cuya catalogación moderna se traduciría en más de veinte mil páginas impresas.

Nacido en el seno de una familia aristocrática de Suabia en torno al año 1200, destacó como filósofo, teólogo, maestro de estudiantes, naturalista y precursor de la ciencia. Fue obispo de Ratisbona y media­dor en un áspero pleito entre el arzobispo de Colonia y sus súbditos burgueses. Su dictamen, el "magno arbitraje", se ha considerado el primer documento de la constitución de Colonia. En los ambientes cultos, Alberto fue respetado y conocido como Doctor Universalis, y su fama llegó a ser tal que en vida le valió un apelativo, el de Magno, que comúnmente se reservaba sólo a los grandes monarcas. En 1931 la jerarquía católica lo elevó a los altares y lo distinguió como uno de los Padres de la Iglesia. La comunidad científica lo ha reconocido como patrono de los naturalistas. Creyentes y científicos rememoran hoy el día de su muerte, acaecida el15 de noviembre de 1280.

Tras los tiempos de recesión económica, desorden político y pérdida de referentes culturales que siguieron a la caída del Imperio Romano de occidente, en los siglos XI y xn el continente europeo vivió un cierto renacer auspiciado por el crecimiento demográfico, las mejoras de los sistemas agrícolas y el lento desarrollo de las ciudades y las rutas comerciales. Catedrales e iglesias se hicie­ron espaciosas y dejaron entrar la luz a unas naves y transeptos crecientemente estilizados con la renovación del gótico. Y en Bolonia, París y Oxford se crearon las primeras universidades, a las que pronto seguirían otras muchas. En este bullente espacio de progreso se educó quien en su madurez sería ensalzado como Magno. Contribuyeron al cambio otros dos factores importantes. 8 contacto, no siempre pacífico, con los árabes, en la península Ibérica, Sicilia o el norte de Africa, había redundado en una gradual recuperación, desde la Alejandría ocupada o el languideciente Bizancio hostigado por los musulmanes, de la cultura griega clásica cuya custodia en occidente había sido dificul­tosa y fragmentaria. Un nutrido grupo de traductores en suelo hispano y otros lugares vertieron al latín desde el árabe numerosas obras de los grandes pensadores grecorromanos, a menudo glosadas y enriquecidas por comentaristas islámicos. Los eruditos de las primeras universidades cristianas leyeron estas traducciones con fruición, y algunos optaron por recurrir a las fuentes originales, lo que obligó a menudo a emprender

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