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QUIMICA EN LA COLONIA


Enviado por   •  10 de Noviembre de 2015  •  Apuntes  •  1.813 Palabras (8 Páginas)  •  844 Visitas

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QUIMICA EN LA COLONIA

La explotación de los metales preciosos en el periodo colonial en América es el hilo conductor de la historia de la química en el continente. A partir del siglo XVI y especialmente en el XVII y XVIII la química comprende lo relacionado con la metalurgia y la mineralogía en todos sus procesos; hasta las guerras de independencia de principios del siglo XIX la historia de la quí- mica en España es la misma que la de sus colonias. Con el tino que lo caracterizó y que le permitió reconocer América, recorriéndola, Alexander von Humboldt dijo [8]: “Las montañas del nuevo continente, como las del antiguo, contienen hierro, cobre, plomo y otras muchas sustancias mineras indispensables para las necesidades de la agricultura y de las artes. Si en América ha dirigido el hombre su trabajo casi exclusivamente hacia la extracción del oro y de la plata, ha sido porque los miembros de una sociedad obran por consideraciones distintas de las que deben dirigir a la sociedad entera.” El siglo XVI se crean las primeras universidades latinoamericanas, muy ligadas a la iglesia católica; la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la Decana de América, fundada el 12 de Mayo de 1551, es, a pesar de las controversias que todavía se dan al respecto, con la que inicia la historia universitaria del continente. “Los dominicos en sus conventos del Cuzco, principal ciudad peruana en el siglo XVI, y de Lima, estudiaban Artes y Teología para ejercitar a los antiguos miembros y preparar a los novicios de la Orden. El incremento de los estudios superiores determinó que, en el capítulo del célebre convento cus- 166 Rev. Soc. Quím. Méx. 2004, 48 José Antonio Chamizo queño (01/07/1548), Fray Tomás de San Martín solicitó fundar una Universidad o Estudio General en Lima. La iniciativa eclesiástica fue acogida y recibió un poderoso impulso civil del cabildo limeño. Se nombraron dos procesadores, civil y eclesiástico, los que al término de una feliz gestión determinaron la fundación de la Universidad, por Real Cédula expedida y firmada por el rey Carlos V en la ciudad de Valladolid, el 12 de mayo de 1551. ”La Universidad inició funciones el 2 de enero de 1553 en la sala Capitular del Convento del Rosario de la Orden de los Dominicos, con la concurrencia de la Real Audiencia presidida por el licenciado Andrés Cianca y el enviado de la Corona D. Cosme Carrillo, primer miembro laico del cuerpo docente. ”Durante la época virreinal las facultades fueron cinco… en el siglo XX fueron organizadas cinco nuevas facultades, cuatro en el área de Ciencias: Farmacia y Bioquímica, Odontología, Medicina Veterinaria, Química y una en el área de humanidades: Educación. La de Teología adquirió un régimen distinto en 1935 y dejó de formar parte de San Marcos. En consecuencia, en 1969 sólo existían tres facultades que procedían de la época colonial: Letras y Ciencias Humanas (ex facultad de Artes), Derecho (Leyes y Cánones) y Medicina. La Universidad Nacional Mayor de San Marcos es la única de América que presenta una continuidad ininterrumpida. Desde su inicio con el rector Fray Juan Bautista de la Roca hasta nuestros días, han guiado su destino 210 rectores.” A diferencia del oro, la plata viene acompañada de otros elementos, por lo que para obtenerla pura hay que realizar diversos procedimientos químicos, y entre éstos la fundición históricamente ha sido uno de los más usados, hasta que en 1553 el sevillano Bartolomé de Medina, establecido en Pachuca, pequeña ciudad minera de la Nueva España, inventó el proceso de beneficio (es decir la purificación) de patio. Este proceso, que emplea mercurio para la amalgamación, permaneció en uso sin alteraciones mayores por cerca de tres siglos, caso único en la historia. Por ello el historiador de la ciencia Modesto Bargalló indicó [9]: “El procedimiento de beneficio de la plata inventado por Bartolomé de Medina es el mejor legado de Hispanoamérica a la metalurgia universal.” Hasta 1563, Medina recibió regalías por más de 10 800 pesos de oro de los usuarios de su invento, que para entonces ya se encontraban en Taxco, Zacatecas y Guanajuato, por citar sólo algunas áreas mineras. A la usanza de la época, las regalí- as eran establecidas por el virrey de acuerdo con la capacidad económica del minero, la cual se medía en función del número de esclavos negros que tenía; la regalía mínima para pagar al inventor era de 60 pesos. La gran suma de dinero que recibió Medina revela claramente la gran aceptación y el extendido uso que se dispensó a su invento. Guillermo Bowles, químico irlandés al servicio de la Corona Española, autor de Introducción a la Historia Natural y a la Geografía Física de España (libro que tuvo tres ediciones en la Imprenta Real de Madrid) viajó, recopiló y estudió ampliamente la minería en el continente americano. De su libro hay que mencionar el apartado referente al platino, el primer nuevo elemento tomado de América y caracterizado en Europa, y que el autor titula Disertación sobre la Platina [10]: “En 1753 el Ministerio me hizo entregar una porción suficiente de platina con orden de hacer mis experiencias, y decir mi parecer acerca del uso bueno o malo que se podría tener. El saquillo de Platina venía acompañado de la nota siguiente: ‘En el Obispado de Popayan, sufragáneo de Lima, hay muchas minas de oro, y entre ellas una que se llama Chocó. En una parte de la montaña donde está hay una gran cantidad de una especie de arena que los del país llaman Platina y Oro Blanco’. (...) ‘Concluyamos, pues, que la Platina es una arena metálica sui generis, que puede ser muy perjudicial en el mundo, porque se mezcla fácilmente con el oro; y aunque la química siempre tendrá el modo de conocer el fraude y separar los dos metales, serán siempre pocos los que sepan el secreto, y la avaricia es grande, la tentación con vida, y el modo de engañar es fácil, y está muy a la mano, si se dexa correr la Platina en el comercio.’” América Latina era y es un mosaico multicolor en el que algunos lugares se desarrollan mucho y pronto y otros permanecen estancados y aislados. Los contrastes son notables, como veremos a continuación entre los hoy tres principales protagonistas de la región en el terreno de la química, Argentina, Brasil y México. La estructura económica, política y social de la colonias españolas experimentó un importante cambio cuando en 1760 el rey español Carlos III propuso una serie de medidas conocidas como Reformas Borbónicas dirigidas principalmente a modernizar el reino, lo cual significaba reorganizar la administración de la real hacienda, el ejército y los sistemas de gobierno. Al asumir el trono, Carlos III se rodeó de un grupo de “ilustrados” que compartían las ideas que años más tarde cristalizarían en la Revolución Francesa y que reducían el poder eclesiástico en la toma de decisiones del reino y de colonias. Resultado de estas reformas fue la creación de instituciones educativas que, con un “carácter moderno” promovieran la formación de personas capacitadas técnicamente en los diversos oficios y profesiones que el momento exigía. El más importante ejemplo de lo anterior fue el Real Seminario de Minería en la Nueva España. Fausto de Elhúyar, su fundador y director por 33 años, fue un reconocido químico, que descubrió con su hermano Juan José el elemento wolframio. A Elhúyar le cabe el honor de ser quien impartió la primera clase de química, no sólo de la Nueva España, sino también del continente americano, en 1797, aunque la cátedra se había inaugurado en 1792. En sus lecciones utilizó el Tratado Elemental de Química de Lavoisier traducido al español en el Real Seminario de Minería y es necesario resaltar que esta traducción fue anterior a la que de la misma obra se realizó en España. Como era costumbre, al terminar el curso se hizo un Apuntes sobre la historia de la química en América Latina 167 examen público a los cuatro alumnos que lo habían llevado y quedó consignado (11): “Con arreglo a la nueva teoría de Mr. Lavoisier, adoptada por los principales chimicos del día y cimentados sobre las pruebas analíticas y sintéticas más rigurosas y convincentes, para lo cual conduxeron a aquella pieza los aparatos propios para quemar el carbón, fósforo, espíritu del vino, descomposición del agua y otros propios del objeto de tal día.” También en el Real Seminario de Minería uno de sus profesores, Andrés Manuel Del Río, profesor también del Real Seminario de Minería descubrió en 1801 un nuevo elemento químico, el primero hallado y caracterizado en América llamado eritronio (del griego eritros que significa rojo)[12]. La comunidad científica europea (que en ese momento era la única que estaba formalmente constituida) tardó tanto tiempo en reconocer el eritronio como un nuevo elemento, además de otros muchos problemas que surgieron en el camino hicieron que el descubrimiento de Del Río se olvidara. Así en 1830 el sueco Sefström anunció la presencia de un nuevo elemento encontrado en minerales de hierro al que llamo vanadio, Del Río indicó que era el mismo elemento que él había descubierto y al que había llamado eritronio. El químico más importante de ese momento Jöns Jacob Berzelius comprobó en 1831 que ambos elementos eran en realidad el mismo con lo que se validó el descubrimiento de Del Río efectuado 30 años antes. “Durante la época colonial no hubo en Argentina estudios académicos, cultivo e investigación ni ejercicio profesional de la química moderna. La única universidad que funcionó en esa época, la de Córdoba, centraba sus intereses en la teología, casi a finales del XVIII incorporó la cátedra de derecho y naturalmente dictaba el trienio filosófico (….) Igual situación se dio en el Colegio Carolingio de Buenos Aires, antecesor de la Unión del Sur y de la Universidad de Buenos Aires. Es en esta institución donde aparecerá por primera vez la preocupación por el cultivo de la química moderna”[13]. En el periodo colonial, Brasil fue casi siempre tratado de manera mezquina y miope por la administración metropolitana [14]. La economía brasileña hasta el siglo XVIII dependía de la extracción de minerales y del colorante del árbol brasil y es sólo hasta ese momento cuando llegó el auge de la explotación de la caña de azúcar con su secuela de procesos químicos, muchos traídos del exterior. La situación periférica de Portugal dentro del concierto europeo en ese mismo periodo jamás permitió que el país tuviese siquiera una universidad. Sin embargo, desde el siglo XVI hasta su expulsión en 1759, los jesuitas habían mantenido en Brasil varias instituciones de enseñanza que funcionaban como verdaderas universidades aunque no de derecho. En el propio Río de Janeiro, transformado en capital del Brasil desde 1763, se fundará en 1772 la Academia Científica, primera agremiación dedicada a las ciencias, instituida en el país y anterior, en varios años, a la Academia de Lisboa.

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