Sabiduria
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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN
L. B. BR. “RAFAEL CASTRO MACHADO”
CUMANÁ - ESTADO SUCRE
ESTUDIANTES:
Marynes campos.
Nohelys Rodríguez.
Carlenys Hurtado.
Robert
5to Año
SECCIÓN “D”
Cumaná, Abril de 2015
INTRODUCCIÓN
El hombre siempre ha sentido la necesidad de comunicarse con sus semejantes para dar a conocer, sus intereses, sentimientos, inquietudes y deseos. La literatura es uno de estos medios que le han permitido comunicarse, ya que a través de ella y con una belleza incalculable los poetas y escritores han dado vida a los hechos, plasmándola de acuerdo al momento para que el lector se deleite.
La literatura al igual que la historia ha pasado por momentos y etapas que la caracterizan y le dan el toque a cada obra, pues el autor se adapta a los cambios y gustos del lector al que quiere dirigir sus composiciones.
Esta investigación es acerca del Neoclasicismo, un tema literario muy extenso y complicado de entender si no se conocen los temas antecedentes.
Hablamos acerca de cómo fue que fue surgiendo esta corriente en las diferentes partes del mundo, como influyo en algunos países, como algunos personajes estudiosos de la literatura llegaron a ser grandes personas influyendo y cambiando el rumbo de su país con estas ideas y así mismo dándolas a conocer a otras personas, desde el nivel más alto de la sociedad, hasta el más bajo.
Damos unas de las características del neoclasicismo, que son por las cuales se caracterizan los escritos de esta época.
NEOCLASICISMO
El Neoclasicismo es un movimiento cultural y artístico de origen francés basado en la razón. Se dejaba llevar por las reglas y lo racional. Sumamente influenciado por las ideas ilustradas. Para los intelectuales americanos de la época lo que estaba planteado era darle independencia política al Nuevo Mundo, para que pudiera crear sus instituciones libres, incorporarse a la obra universal de la creación de una humanidad mejor y dar al espíritu, al arte y a las ciencias el aporte insustituible del pensamiento y la sensibilidad del ser americano. Para esa inmensa empresa de creación de todo un mundo, la olvidada y pobre Venezuela de 1810 delega y presenta a los dos grandes hombres que estaban llamados a emprenderla y adelantarla en grado heroico y definitivo: Bolívar y Bello.
CONTEXTO HISTÓRICO:
Según Arturo Uslar Pietri en el discurso pronunciado en el Palacio de las Academias en un aniversario de la muerte de Don Andrés Bello el eminente profesor: “Había salido cincuenta y cinco años antes del valle risueño donde emboza su doble cima el Ávila entre nubes, en la madurez de la treintena, mirado por contemporáneos y mayores, casi desde la adolescencia, como el más culto, el más universal, el más penetrante de los venezolanos de su día. Iba con la misión auroral de anunciar y recabar para la Independencia recién nacida el respeto y la benevolencia de la Inglaterra señora de océanos, fundadora de parlamentos y maestra de poetas.
Fueron los veinte años de Londres, los treinta y cinco de Chile, el medio siglo largo de empeñosa y creadora existencia, en el que, en toda la variada extensión de las Humanidades señaló la presencia nueva y marcó los rumbos de la comunidad cultural y del destino propio de los pueblos hispánicos de América. Uslar expresa que: “Tal vez, como diría Juan Vicente González, acongojado y enardecido: "Salvóse el Néstor de las letras de la gloria del martirio"; acaso Chile pudo ofrecerle la paz, el respeto y el ambiente que su propia tierra agitada no podía brindarle, para que realizase a plenitud y sin trabas la enorme obra de creación y enseñanza, que ante el presente doloroso podía echar las bases de un futuro de laboriosa y segura grandeza”. Que zarpó de La Guaira en junio de 1810 llevaba mucho más que los encargados de gestionar los asuntos de la Junta recién instalada ante la Corte de Saint James. Llevaba, sin que nadie pudiera adivinarlo, la máxima representación histórica de la América Hispana ante el universo y ante la posteridad.
Durante tres siglos de silenciosa confrontación, encuentro y trabajo, se creó un Nuevo Mundo en las vastedades del continente americano. Surgió una sociedad, una cultura, una conciencia que ya no era ni podía ser la de los españoles que habían venido a la aventura de la conquista, ni la de los indios aislados y prisioneros de sus hieráticos y sangrientos despotismos, ni la que los negros encadenados y humillados habían dejado en las selvas de África. Un mundo que iba a mezclar y combinar sus contrarias herencias para crear expresiones y actitudes nuevas. Que iba a hacer suya, por mucho más que la pasiva adopción, la lengua de los castellanos, la religión de Roma, el legado cultural del Mediterráneo, la naturaleza de cordilleras, amazonías, llanuras y costas nuevas, el sentido telúrico del indio y la sensibilidad mágica del negro.
El gran ser físico y cultural nacido del mestizaje americano se desperezaba y erguía en las fachadas de las catedrales barrocas, en las tareas de mitayos y esclavos, en el gran crisol vivo de las casas de las haciendas y las plazas de las villas, en el corrido popular, en la cocina, en el acento, en las nuevas voces, en los nuevos trabajos, en el acomodamiento con la inmensidad natural. Ese nuevo ser, hijo y hacedor de ese Nuevo Mundo, empieza a tener conciencia de su individualidad cuando el siglo XVIII concluye entre tertulias de conspiradores, libros secretos y herejías políticas y religiosas. Adivina y siente que es distinto y que ha de tener un destino propio.
Están en el ambiente de cada día los temas que van a ser formulados y las tareas creadoras que habrán de realizar para no seguir siendo meros establecimientos dependientes y pasivos. Sienten ya que son como "un pequeño género humano" aunque no hayan tenido todavía quien lo haya expresado, saben que son "viejos en los usos de la sociedad civil" pero que les falta la experiencia del Gobierno propio, comprenden que ya es llegada la hora de ensayar con más libertad y osadía los instrumentos de creación cultural y de hacer en las comunidades de América y para ellas, lo que un Virgilio hizo para los antiguos romanos. Ha llegado la hora de atreverse a invitar a la Poesía a abandonar a la vetusta Europa para venir a las playas americanas a otro cielo, a otro mundo, a otras gentes".
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