TRABAJO FINAL: EL JARIPEO COMO PRÁCTICA CULTURAL
Enviado por 56325161 • 29 de Noviembre de 2015 • Ensayo • 4.820 Palabras (20 Páginas) • 541 Visitas
[pic 1][pic 2]UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ARAGÓN
LICENCIATURA EN PEDAGOGÍA
MORALES PÉREZ ANA KAREN
OLALDE FONSECA LESLIE LOURDES
1504
CULTURA Y PEDAGOGÍA
ROGELIO VELÁZQUEZ VARGAS
TRABAJO FINAL: EL JARIPEO COMO PRÁCTICA CULTURAL
EL JARIPEO COMO PRÁCTICA CULTURAL
El presente análisis es el resultado de una investigación que se realizó en los jaripeos de la comunidad de Xocotlán que es una microrregión ubicada en el municipio de Texcoco en el Estado de México. Por lo tanto, nos dimos a la tarea de investigar en dicha región. Antes que nada es necesario mencionar los antecedentes del jaripeo, así como el inicio del jaripeo en la comunidad de Xocotlán y finalmente mediante la investigación nos daremos a la tarea de analizar cómo la presente comunidad lleva a cabo la construcción y uso de esos espacios, y qué implicaciones simbólicas tiene para la comunidad antes mencionada. Es necesario aclarar que en este análisis se encontrará un pequeño fragmento de canción, ya que decidimos incluirla por la cuestión de que varios párrafos ejemplifican el tema que desarrollaremos. Además este tipo de música, forma parte del ethos (Forma común de vida o de comportamiento que adopta un grupo de individuos) de las personas que gustan de estos eventos.
Ahora bien, durante la época del imperio romano, se edificaron varios coliseos en las principales ciudades de Europa, resaltando por sus características el Coliseo en Roma. Cabe mencionar, que la idea de los anfiteatros, fue retomada a su vez, por otras comunidades que incorporaron la práctica durante sus festividades anuales. Sin embargo, el principio de todos los casos era siempre el mismo; es decir, estas graderías, fueron construidas con la finalidad de presentar; pelea entre gladiadores, representaciones históricas de batallas memorables para el ejército romano, combate cuerpo a cuerpo o contra fieras que eran traídas desde distintas partes del imperio.
Una vez que se fragmentó el imperio, se continuó con este tipo de festividad incorporando nuevos elementos propios a cada región. En ese sentido, aparece la fiesta taurina o corrida de toros española, la cual rescata parte de la arquitectura de los anfiteatros romanos, como se verá a continuación: arquitectónico del coliseo, pero con la diferencia de que las plazas de toros, también conocidas como cosos taurinos, son recintos cerrados generalmente circulares y descubiertos, donde se celebran las corridas de toros. Sus estilos arquitectónicos son diversos de acuerdo al mayor o menor grado de antigüedad, si bien en la actualidad predominan las de estilo neomúdejar, así tienen su origen en la Europa antigua. Principalmente consiste en un anfiteatro cerrado de forma circular con graderías y servicios que rodean un espacio central en donde se realiza el espectáculo taurino llamado ruedo o redondel, el cual es un terreno de tierra batida (arena) rodeado de un callejón en donde se preparan y refugian los toreros y subalternos. El callejón está separado del ruedo por una estructura o pared, generalmente de madera y de aproximadamente 140 centímetros de altura, que posee estribos hacia el ruedo y en ocasiones también hacia el callejón para facilitar el acceso de los alternantes en caso de emergencia. Dispone portones de acceso batientes para la entrada y salida de los participantes (puerta de cuadrilla), y de los toros, (puerta de toriles y de arrastre) aunque la cantidad y disposición de estos accesos varia de un recinto a otro.
También hay plazas de toros portátiles, construidas de una estructura metálica o de otro tipo para aislar un espacio y que se montan y desmontan tradicionalmente en pueblos y ciudades que no disponen de una plaza fija. Con esta noción, en España se edifican los primeros palenques que continúan presentando el mismo principio arquitectónico del coliseo, pero con la diferencia de que combatirían gallos que eran traídos del lejano oriente en lugar de personas. Tradición que llego a América gracias a la conquista militar y evangélica por parte del imperio español. Cabe mencionar que la tradición taurina en el territotio nacional, sufre nuevamente una modificación después de la independencia de México, al incorporar la imagen de charro, el cual solicita permiso ya sea a un sacerdote o a un representante simbólico del que fue el virrey español para comenzar la fiesta brava.; Otro caso de aculturación de este fenómeno, ha sido el jaripeo que se continua practicando en la actualidad en algunas regiones del país.
Por otra parte, el jaripeo en México ha venido evolucionando, hoy día se encuentra posesionado en un lugar preponderante entre el público de las ciudades, un espectáculo que se iniciara en el campo derivado de las necesidades propias del manejo de ganado como sustento del México de siglos anteriores que dependía del trabajo de las haciendas, se ha convertido en un escaparate para la diversión de masas. No obstante, el jaripeo, sigue subsistiendo y tomando con el paso del tiempo más fuerza. Así también el jaripeo forja su propia identidad ya que es el espectáculo más practicado y mucho más presenciado en nuestro país, que aunque sólo se manifiesta en los estados del centro, su trascendencia traspasa fronteras.
Por consiguiente, el jaripeo, espectáculo indispensable para festejar cualquier acontecimiento religioso ha tomado matices de tradición y de folclor por lo que las faenas campiranas en la época de las haciendas que se realizaban a caballo sobre los hatos de ganado vacuno. Es ahí encontraríamos la esencia del jaripeo, pues esta palabra en la lengua purépecha significa “Todas las actividades realizadas en el campo y sobre el ganado, a lomo de caballo”.
Y si más atrás recorriéramos en el tiempo nos encontraríamos que la más primigenia manifestación del jaripeo llega a nuestro país cuando los españoles desembarcan en las costas de Veracruz, con sus caballos y los primeros ejemplares de ganado vacuno, así también se llega al espectáculo actual del jaripeo, montas de toro que iban cautivando y que actualmente se posesiona como todo un fenómeno social discutido e incluso atacado, al que ninguna difusión ni apoyo oficial se le presta para considerarlo como una alternativa turística que pueda dejar mejores dividendos y sobre todo para dignificarlo, ya que esto está tan arraigado en los pueblos del centro de nuestro país, tanto así que una fiesta patronal para ellos sin jaripeo no tiene carácter ni esencia.
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