TRANSTORNOS DE ARTICULACIONES Y TEJIDO ADYACENTES
Enviado por marijoro16 • 30 de Marzo de 2014 • 1.751 Palabras (8 Páginas) • 303 Visitas
325 Estudio de las enfermedades de las enfermedades y musculo esqueléticas.
El objetivo de la evaluación musculoesquelética es formular un diagnóstico diferencial para establecer el diagnóstico preciso y el tratamiento oportuno, evitándolos estudios excesivos y el tratamiento innecesario.
Los pacientes con molestias muscoesqueléticas deben de ser valorados de una manera lógica y uniforme, mediante una historia clínica completa, exploración física exhaustiva y en los casos adecuados, estudios complementarios. En la primera visita se puede determinar si las molestias musculoesqueléticas son: 1) de origen articular o extraarticular .2) De naturaleza inflamartaria o no inflamatoria. 3) agudas o crónicas y 4) localizadas o diseminadas(sistémicas).
Muchos trastornos musculoesqueléticos se parecen entre si y algunos tardan semanas o meses en evolucionar hacia una entidad diagnostica fácilmente identificable.
LOCALIZACIÓN PRIMARIA ARTCULAR O NO ARTICULAR
La valoración musculoesquelética debe discriminar la localización anatómica donde se originan las molestias del paciente.
Las molestias del aparato locomotor (musculoesquelético) suele manifestarse en las articulaciones, pero la causa más frecuente son los trastornos articulares a menudo se caracterizan por el dolor profundo o difuso, limitaciones del arco del movimiento tanto pasivo como activo, edema (por proliferación sinovial, derrame o hiperplasia ósea). Crepitación, inestabilidad, “trabazón” o deformidad. Por el contrario, los trastornos son articulares tienden a ser dolorosos durante los movimientos activos mas no en los pasivos, se acompañan de híper sensibilidad focal en otra regiones fuera de las estructuras articulares y exhiben signos físicos lejos de la cápsula articular.
ENFERMEDADES INFLAMATORIAS O NO INFLAMATORIAS
Los trastornos inflamatorios pueden ser infecciosos (infecciones por Neisseria gonorrhoeae o Mycobacterium tuberculosis), provocados por cristales( gota, seudogota), de tipo inmunitario (artritis reumatoide (rheumatoid arthritis, RA), lupus eritematoso generalizado(sytemic lupus erythematous, SLE)), reactivos (fiebre reumática, síndrome de Reiter) o idiopáticos. Los trastornos inflamatorios pueden identificarse por la existencia de algunos o todos los signos cardinales de la inflamación (Rubor (eritema), calor, dolor, tumor), por síntomas generales (fatiga, fiebre, erupciones, pérdida de peso) o por signos analíticos de inflamación (elevación de taza de eritrosedimentación (Erythrocyte sedimentation rate, ESR) o de la proteína C reactiva (C-reactiva protein, CRP), trombocitosis, anemia de los trastornos crónico, hipoalbuminemia),
Los trastornos no inflamatorios son causados por traumatismos (laceración del manguito de los rotadores), reparación deficiente (artrosis), neoplasias (sinovitis villonodular pigmentada) o amplificación del dolor (fibromialgia). Los trastornos no inflamatorios a menudo se caracterizan por dolor sin tumefacción ni calor, ausencia de características inflamatorias o diseminadas, rigidez matutina mínima o ausente y análisis de laboratorios normales (para la edad) o negativos.
ANTECEDENTES PERSONALES
Estos datos pueden ser los aspectos del perfil del paciente, la cronología de los síntomas, la magnitud de afección de articulaciones y la presencia de factores desencadenantes. Algunas entidades son más frecuentes en distintos grupos por edades. También claves diagnosticas evidentes cuando se toman en cuenta el sexo y la raza.
La cronología de los síntomas es un rasgo importante para el diagnóstico que puede dividirse en inicio, evolución y duración. En forma típica se clasifican a los cuadros musculoesqueléticos en agudos o crónicos, según la duración de algún síntoma que sea menor o mayor de seis semanas, respectivamente.
La magnitud o extensión del ataque articular es un dato que suele orientar en el diagnóstico. Los trastornos articulares se clasifican con base en el número de articulaciones afectadas, en monoarticulares (una articulación), oligoarticulares (dos o tres articulaciones) o poliarticulares (más de tres articulaciones). Los trastornos no articulares se clasifican en focales o diseminados.
La historia clínica también permite identificar los eventos precipitantes como traumatismos, medicamentos o enfermedades previas o concomitantes que contribuyen a las molestias del paciente. Algunas enfermedades coexistentes pueden predisponer a la aparición de secuelas de tipo musculoesquelético. Como último, el explorador debe evaluar la intensidad del dolor y la limitación física que acompaña a tal síntoma. Es posible cuantificar la intensidad del dolor, la rigidez o la debilidad, en una escala del 0 al 10, en forma verbal o con el empleo de una escala analógica visual de 10 cm (el 0 corresponde a la ausencia del dolor y el 10 al peor dolor).
EVALUACIÓN REUMATOLÓGICA DEL ANCIANO
La frecuencia de las enfermedades reumáticas aumenta con la edad, de tal forma que 58% de los individuos mayores de 65 años tienen alguna molestias articular. Los trastornos musculoesqueléticos con frecuencia no se diagnostican en el anciano, puesto que los signos y síntomas son insidiosos, crónicos o enmascarados por otras enfermedades concomitantes. A estas dificultades se suman la menor fiabilidad de las pruebas de laboratorio en este grupo de edad, debido a la mayor variabilidad no patológica.
La exploración física debe identificar la naturaleza de las manifestaciones musculoesqueléticas asi como las enfermedades coexistentes que puedan influir en el diagnóstico y en la elección del tratamiento.
EXPLORACIÓN FÍSICA
El objetivo de la exploración física consiste en determinar cuáles son las estructuras afectadas, la naturaleza de la enfermedad subyacente, la magnitud y las consecuencias funcionales del proceso, así como la presencia de manifestaciones generalizadas o extraarticulares.
La exploración musculoesquelética depende en gran medida de una inspección y palpación cuidadosas y de distintas maniobras físicas específicas que ponen al descubierto signos diagnósticos.
La exploración de las articulaciones dañadas y sanas definirá si existe dolor, calor, eritema o edema. También es importante establecer la ubicación y el grado de dolor que se provoca con
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