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Tema 4. 4. Anatomía y fisiología renal urinaria-


Enviado por   •  28 de Octubre de 2016  •  Documentos de Investigación  •  3.030 Palabras (13 Páginas)  •  314 Visitas

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Curso: Anatomía y Fisiología

Docente: Dr. Manfredo Orozco.

Segundo semestre 2016

Tema 4.

4. Anatomía y fisiología renal urinaria

I. Generalidades fisiológicas

Los riñones, uréteres, vejiga y uretra forman el aparato urinario. Las funciones principales de los riñones son regular los líquidos y electrólitos y la composición ácido –base de los líquidos corporales; eliminar los productos metabólicos finales de la sangre y regular la presión sanguínea. La orina que se forma como resultado de estos procesos se transporta de los riñones a través de los uréteres a la vejiga urinaria, donde se almacena de manera temporal. Durante el acto de la micción, la vejiga se contrae y la orina sale del cuerpo por la uretra.

Si bien, es posible perder líquido y electrólitos por otras vías, y otros órganos colaboran al equilibrio ácido-base, son precisamente los riñones los que regulan el ambiente químico interno del cuerpo. Esta función renal excretoria es necesaria para la vida. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con los aparatos circulatorio y respiratorio, la disfunción total de los riñones suele no causar la muerte inmediatamente. Se puede utilizar diálisis (“riñón artificial”) y otras modalidades de tratamiento como sustitutivos de ciertas funciones de los riñones.

Una característica importante del aparato urinario es una capacidad de adaptación a variaciones amplias en la carga de líquidos, según los hábitos y características de la persona. En lo fundamental, los riñones deben excretar lo que se ingiere con la dieta y no se elimina por otros órganos. Diariamente, esto equivale de 1 a 2 L de agua, 6 a 8 g de sal (cloruro de sodio), otros tantos del cloruro de potasio y 70 mg de equivalentes de ácido. Además, el metabolismo de las proteínas ingeridas, da lugar a la formación de urea y otros productos de desecho, que también deben excretarse como parte de la orina. La cantidad de sustancias ingeridas difiere si se administran productos intravenosos, alimentación parentérica total o por sonda nasogástrica.

         

II Anatomía del aparato urinario

Los riñones son un par de órganos, cada uno con peso aproximado de 125 g, que se localizan hacia los lados de los cuerpos de las vértebras torácicas inferiores, unos cuantos centímetros a la izquierda y a la derecha de la línea media. Están rodeados por un tejido delgado y fibroso o cápsula renal. Por delante, las capas del peritoneo los separan de la cavidad abdominal y el contenido de ésta. En sentido posterior, los protege la pared torácica interior. El riego sanguíneo llega a cada riñón por la arteria renal, al tiempo que el drenaje de la sangre ocurre por la vena renal. Las dos arterias renales nacen de la aorta abdominal, al tiempo que las venas homónimas llevan sangre a la vena cava inferior. Los riñones extraen los materiales de desecho de la sangre en parte porque su flujo sanguíneo total es considerable, al grado que equivale a 25% del gasto cardiaco.

La orina se forma en las unidades funcionales de los riñones, o sea las nefronas. De éstas pasa a los conductos colectores, que se unen para conformar las pelvis renales. Cada una da origen a un uréter, que es un tubo largo cuya pared consiste ante todo en músculo liso. Este conducto une cada riñón con la vejiga y sirve para el transporte de la orina.

La vejiga es un órgano hueco situado en sentido anterior, exactamente por detrás de la sínfisis del pubis, que funciona como depósito temporal de la orina. Sus paredes consisten principalmente en un músculo liso, conocido como músculo vesical. La contracción de este músculo permite el vaciamiento de la vejiga durante la micción. La uretra nace de la vejiga; pasa por el pene en el varón y se abre exactamente por delante de la vagina en la mujer. En el varón, la próstata, que está debajo del cuello de la vesícula, rodea la uretra en sentido posterolateral. El esfínter urinario externo es un músculo voluntario circular que controla el inicio de la micción.

Nefrona. El riñón se divide en una porción externa o corteza y una interna o médula. En el ser humano, cada riñón consiste en casi un millón de nefronas, que son las unidades funcionales de estos órganos; cada una está formada por un glomérulo y un túbulo. Las paredes de éstos, al igual que las de todo capilar, se componen de una capa de células endoteliales y una membrana basal. Uno de los lados de la membrana basal presenta células epiteliales; en el otro, se encuentran células endoteliales. Los glomérulos se extienden hasta formar el túbulo, que se divide en tres: túbulo proximal, asa de Henle y túbulo distal. Los túbulos distales se fusionan para formar conductos colectores que atraviesan la corteza y médula renales para vaciarse en la pelvis del riñón.

Función de la nefrona. La formación de la orina se inicia con el flujo sanguíneo por el glomérulo. El glomérulo, donde se inicia la nefrona, es una red de capilares que reciben sangre de una arteriola aferente y son drenados por una arteriola eferente. La presión sanguínea determina la rapidez y la presión mediante la cual la sangre pasa a través de los glomérulos.

A medida que la sangre pasa a través de esta estructura, tiene lugar la filtración. Los glomérulos permiten el paso de agua y de moléculas pequeñas, pero las de mayor tamaño permanecen en el torrente sanguíneo. El líquido se filtra a través de las paredes de los capilares glomerulares y entra en los túbulos. Este líquido se conoce como “filtrado”.

En condiciones normales, 20% de la orina que pasa por el glomérulo se filtra hacia la neurona, lo que equivale a unos 180 L/día. Este, que es muy similar al plasma sanguíneo, salvo porque no contiene sus moléculas de mayor peso (proteínas, leucocitos y plaquetas) consiste ante todo en agua, electrólitos y otras moléculas de bajo peso. En el túbulo y los conductos colectores tiene lugar la resorción selectiva de algunas de estas sustancia en dirección a la sangre, en tanto que otras se secretan en el filtrado conforme viajan hacia el túbulo. El filtrado se concentra en el túbulo distal y los ductos colectores y se convierte en la orina que llega a la pelvis renal. Algunas sustancias, como la glucosa, se resorben por completo en el túbulo y no están en la orina.

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