El valor del abogado

El valor del abogado.

Partiendo del hecho que,  a las universidades actualmente, salvo contadas excepciones, llegan personas jóvenes, que están en pleno proceso de alcanzar su madurez intelectual, es decir, trabajando académicamente en su proceso formativo, y por cuanto, la universidad, estando consciente de ese hecho, no debe limitar única y exclusivamente su función a la enseñanza de un conjunto de contenido programático, sino que debe orientar también su enseñanza, bajo el criterio que está formando un profesional, no solo en el dominio de una determinada ciencia, sino que además,  por esa misma formación tiene aptitud para ser un dirigente en la escala y nivel desempeñado.

Creo que es común decir que una persona no nace Líder, sino con aptitud para serlo, ese paso que convierte la aptitud en virtud debe ser generado fundamentalmente por la o las universidades, las cuales a su vez deben estimar que su poderío no solo reposa en un rector, seguidos de sus vicerrectores, decanos o directores fijando directrices, sino también el Profesor, quien es la persona más cercana al joven con aptitudes, y tiene el contacto diario con el futuro líder que está formando en su aula,  bajo los conceptos de inteligencia, preparación, dedicación, responsabilidad y seguridad.  En este contexto, el profesor es el ejemplo a seguir, y es quien en definitiva, puede moldear el espíritu y los valores del joven estudiante.

Podemos apreciar, que quienes comandan la vida política, económica, técnica y gerencial del país, son los profesionales de hoy, es decir, los jóvenes o adolescentes que ayer fueron formados en las Universidades. Por esto, las Universidades siempre deben tener en cuenta,  que ese alumno, que a lo mejor vemos un poco perdido en un salón de clases hoy, puede ser, a la vuelta de muy poco tiempo un factor de liderazgo importante en cualquier sector del país.

Ahora bien, teniendo en consideración que:

• la abogacía es una profesión fundada en conocimientos de las ciencias jurídicas, justicia y derecho, la ética viene a complementar dicha profesión aplicada para la defensa de los bienes, honor, libertad, derechos y vida, de los clientes del abogado.
• El abogado es el profesional llamado a contribuir con el equilibrio conductual de la colectividad mediante la prestación de servicios.
• En relación con la justicia, el abogado se define como un auxiliar, colaborar y garante de los fines de la justicia y del Poder Judicial
• En lo referente al derecho como ordenamiento jurídico del Estado, el abogado se define como un conocedor, promotor y garante de los principios, derechos y garantías fundamentales establecidos en el marco jurídico nacional e internacional.
• En lo que respecta al cliente, el abogado se percibe como un representante, asesor, consejero, consultor, y defensor de los bienes jurídicos, intereses, derechos, libertades y prerrogativas de la persona natural o jurídica que patrocina.
• Con respecto a la sociedad, el abogado es un servidor social que defiende los intereses y derechos, con base en la justicia, de los representados frente a terceros y o frente al poder del Estado.

La ética constituye el ámbito que inspira y cobija los valores normativos del ser humano en la sociedad organizada. Sin ética el hombre estaría a su libre albedrio,  sin respeto por nada ni por nadie, inmerso en un mundo en el que sólo imperaría la ley de la selva y la de los más bajos instintos. Es decir, son la Ética y la Moral, los valores que diferencias a los seres racionales de los irracionales, comportan el respecto, la vergüenza, la solidaridad, la justicia, la decencia, entre otros.

Entonces, es la Ética, y solidariamente la Moral, los valores que deben regir la conducta del profesional del derecho, en su recto proceder,  a fin de hacer prestigiosa su profesión, con apego a valores arriba descritos, los cuales impiden que el letrado anteponga sus intereses personales en lugar de los derechos e intereses del cliente, lo que necesariamente redunda positivamente en su imagen profesional y personal.

Por otro lado, es uno de los factores más importantes a considerar por cada persona, antes de seleccionar el abogado que representará ante los tribunales, los intereses y derechos de una persona natural o jurídica, por cuanto las personas y empresas de renombre, exigen un abogado que dignifique su prestigio y su imagen institucional.

Es criterio sostenido, que el Abogado debe enmarcarse dentro de los siguientes parámetros éticos:

• Consagrar su labor dentro de valores y principios como la probidad, la independencia, la moderación y la confraternidad. Conforme a este margo ético, el abogado debe ser veraz y leal, actuar de buena fe, con honor y decoro, observando las reglas de cortesía, y respetando las leyes y las autoridades públicas constituidas, y defendiendo diligentemente y con apego a las normas jurídicas y a las leyes morales los derechos de su cliente.
• Debe ser un profesional estudioso de la ciencia social que lo caracteriza en particular, y de cualquier otra en general.
• Debe observar las reglas en cuanto a la publicidad de su actuación profesional.
• Debe usar la moderación y la energía adecuadas en sus expresiones verbales y escritas.
• Debe ser puntual en los tribunales y con sus colegas
• Debe guardar respecto y consideración con magistrados.
• No debe ejercer influencia sobre el juzgador, apelando a vinculaciones políticas, de amistad o de otra índole
• Debe tener conocimiento de la causa de su cliente antes de emitir opinión sobre ella
• No debe reemplazar a otro colega, sin el consentimiento del cliente y dar aviso inmediato al profesional reemplazado
• Debe observar reglas de fraternidad con sus colegas y con la contraparte

Aunado a todo lo anterior, el Abogado debe prestar su colaboración al colegio al que pertenezca, así acatar las disposiciones del Estatuto Orgánico, Código de Ética Profesional, de los reglamentos y todos los acuerdos que tome el Colegio o la seccional en cuya jurisdicción ejerza su profesión. En este orden de ideas, el abogado tiene como deber ético, guardar reserva de los asuntos vinculados con la vida privada de sus clientes, ello  porque se debe proteger el bien jurídico correspondiente a la intimidad de la vida privada de las personas.

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