PEC Orientación Profesional y Personal

La expresión «acción positiva» viene ligada a las políticas de Affirmative Action llevadas a cabo en EEUU en los años 60 para combatir la situación de desigualdad social en el país. El término, cuya traducción literal sería «acción afirmativa», es usado también a menudo como «tratamiento preferente» o «discriminación positiva», pero se aconseja el uso de la expresión «acción positiva» para evitar posibles connotaciones negativas.

En sus orígenes, el concepto de «acción afirmativa» fue definido desde una perspectiva política y jurídica como “cualquier medida, más allá de la simple terminación de una práctica discriminatoria, adoptada para corregir o compensar por una discriminación presente o pasada o para impedir que la discriminación se reproduzca en el futuro” (Unzueta, 2002).

A lo largo de los años, el concepto ha ido evolucionando poco a poco, aunque la base sigue siendo la misma: acciones encaminadas a combatir la discrimi-nación y la desigualdad. Actualmente se usa comúnmente en la lucha contra la desigualdad de grupos minoritarios con la premisa de que a través de la no discriminación y del apoyo y asistencia de la acción positiva, se alcance una igualdad y una inclusión social real de estos grupos discriminados. Algunos ejemplos de ello son la lucha contra la desigualdad de género o contra el racismo.

En el ámbito de la orientación, el concepto de «acción positiva» mantiene un significado similar, entendido como aquellas acciones llevadas a cabo para eliminar desigualdades existentes entre sujetos y grupos históricamente discriminados. Estas se acompañan de un tratamiento preferente hacia los grupos más vulnerables y contemplan la diferencia como un factor positivo del que aprender y desde donde crear una inclusión de todos los individuos. Esta debe ser la conducta que guíe al orientador en su desempeño profesional para lograr alcanzar una orientación inclusiva.

Por otro lado, estas acciones vienen acompañadas de normas y leyes que normalicen y fundamenten estas conductas. De esta manera, las acciones se ven respaldadas legalmente y son llevadas a cabo mediante políticas públicas que ayuden a alcanzar determinados objetivos y combatir la desigualdad y la discriminación, en favor de una igualdad real para todos que no discrimine y que conduzca hacia una inclusión social.

Tras conocer el significado de «acción positiva» en los diferentes campos, incluido el de la orientación, podemos realizar nuestra propia definición del término.

Entendemos como «acción positiva» aquellas acciones y conductas que realiza el orientador encaminadas a combatir la discriminación y desigualdad de los «grupos diana», en favor de una mayor igualdad para todos. Estas se realizan tanto de manera remedial y correctiva como preventiva; es decir, tanto para acabar o corregir una práctica discriminatoria, como para evitar que esta ocurra en un futuro; y, a su vez, presentan un carácter compensatorio.

Esta perspectiva que debe tomar el orientador es crucial para poder alcanzar una orientación inclusiva que no sólo no discrimine ni genere desigualdad, sino que además vele por la igualdad de todos de manera activa y transversal, concibiendo a todas las personas como individuos únicos y atendiendo a las diferencias de manera positiva.

Uno de los problemas consecuentes de la desigualdad de género entre hombres y mujeres es la desigualdad de oportunidades que sufren las mujeres a nivel profesional, especialmente en el deporte y en el campo científico. Actualmente existe una desigualdad muy notable tanto a nivel económico (becas, ayudas, salarios…) como a nivel social (reconocimiento, mayor dificultad de ascenso, mayor exigencia…).

La solución está más en las políticas y en un cambio de mentalidad, pero a través de la orientación podremos ayudar a concienciar a las personas para que conozcan la situación y puedan ser críticas con ella, participando de manera activa en la lucha contra estas y otras desigualdades.

Supongamos que estamos en unas jornadas de orientación de un instituto con alumnos de entre 16 y 18 años. En ellas pretendemos orientar a los estudiantes para su futuro profesional y el desarrollo de su carrera, realizando acciones positivas que nos permitan luchar contra las desigualdades presentes, en este caso desigualdades de género.

Para ello contaremos con dos profesionales femeninas, una en el campo del deporte y otra en el ámbito científico. De esta manera, estaremos presentando a los alumnos situaciones reales a la vez que posibles referentes femeninos a seguir. En estas charlas, más allá de los intereses particulares de la carrera, se retratarán situaciones de desigualdad que viven las mujeres a día de hoy para concienciar a los jóvenes y que puedan desarrollar un pensamiento crítico con la situación, que les permita empoderarse y participar activamente contra estas desigualdades.

Algunos de los problemas sufridos por las mujeres en el ámbito profesional vienen dados por la estructura social y sistema patriarcal en el que vivimos, como pueden ser el famoso techo de cristal y el síndrome del impostor. Estos problemas dificultan enormemente el ascenso de la mujer en el mundo laboral debido al rol que se le otorga, a la alta exigencia que se les demanda, a las redes donde no se les permite entrar y a las políticas empresariales de promoción poco objetivas, entre otras cosas. Exponiendo estos problemas a través de datos podremos concienciar a los estudiantes para que logren obtener una visión crítica del asunto; además, conociendo estas situaciones será más fácil luchar contra ellas y superarlas (Murillo, 2019).

Mostrándoles ejemplos de superación desde historias reales y en primera persona podremos hacer que las mujeres se empoderen y luchen para acabar con esta discriminación. Se les enseñará que a través de la participación activa y la reivindicación se pueden lograr objetivos y avanzar hacia una mayor igualdad. Por ejemplo, como en el mundo del deporte se están logrando múltiples avances en los presupuestos de los clubes destinados a los equipos femeninos y el establecimiento de un mínimo salarial (aún con muchísima desigualdad); o como en al ámbito científico cada vez se otorgan más proyectos liderados por mujeres, se contratan más investigadoras y se les reconoce con la importancia que merecen. Aun así, todavía queda mucho camino por recorrer.

En resumen, lo que se pretende con estas charlas de orientación es que los estudiantes puedan elegir libremente sin estar condicionados por el sistema y por el rol que se le otorgaba a la mujer hace no tantos años. También se busca que conozcan la realidad para formar ciudadanos responsables y comprometidos con la igualdad social, que obtengan una mentalidad crítica y participen de forma activa en la construcción hacia una mayor justicia social. Es importante que estas charlas se dirijan tanto a chicas como a chicos, ya que es importante concienciar a ambos sexos, tanto para que la mujer se empodere, como para que el hombre no siga reproduciendo un papel opresor y contribuyendo a un sistema patriarcal. Al fin y al cabo, la igualdad de género necesita un esfuerzo de ambas partes para lograr un equilibrio que acabe con la discriminación y la desigualdad.