Inclusión y exclusión en la escuela moderna argentina: una perspectiva postestructuralista
Enviado por sdb140482 • 10 de Junio de 2023 • Resumen • 10.523 Palabras (43 Páginas) • 141 Visitas
INCLUSIÓN Y EXCLUSIÓN EN LA ESCUELA MODERNA ARGENTINA: UNA PERSPECTIVA POSTESTRUCTURALISTA
RESUMEN
Este artículo se propone revisar la historia de la escuela moderna en América Latina, utilizando conceptos de las teorías postestructuralistas sobre la identidad y su constitución paradójica. Poniendo en cuestión la hipótesis de que la expansión de la escuela fue un movimiento ascendente y progresivo, analiza cómo se construyó la equivalencia discursiva entre igualdad y homogeneización en el espacio educativo latinoamericano, y cómo esta equivalencia congeló a las diferencias como amenaza o deficiencia. A partir de dos ejemplos (las pedagogías normalizadoras y el uso de delantales en las escuelas argentinas), discute los efectos de la producción de estas identidades, y plantea desafíos para una rearticulación más democrática de la propuesta escolar. POSMODERNO – IDENTIDAD – DEMOCRATIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN – ARGENTINA
Este artículo fue publicado anteriormente en la revista Papeles, de la Universidad de Granada, España (Dussel, 2003).
En los últimos años ha habido un creciente interés en la escuela como solución a problemas sociales como la exclusión, el desempleo, la violencia y la discriminación. Se espera que la educación conduzca al desarrollo individual y al mejoramiento social, pero existe la necesidad de encontrar el método y la organización adecuadas para llevar a cabo estos principios.
Sin embargo, hay cada vez más señalamientos sobre la necesidad de cuestionar los principios y modos de razonamiento de la escuela moderna, ya que podrían ser parte del problema en lugar de la solución. Se argumenta que la educación se ha convertido en una práctica histórica institucionalizada, contingente y arbitraria, y que las nociones de "libertad" e "igualdad" han llevado a la obediencia y la exclusión social.
Es importante cuestionar el "relato sobre la inclusión" que sostiene que la expansión del sistema escolar moderno es la única y mejor manera de ilustrar y democratizar las sociedades. La inclusión se considera un proyecto político fundamental en sociedades que han excluido sistemáticamente a grupos sociales, pero es necesario examinar cómo hemos concebido la inclusión y cuestionar la organización actual de la escuela, que ha contribuido a las exclusiones.
Las preguntas que deben guiar la reflexión sobre la exclusión educativa son: ¿en qué sistema escolar queremos incluir a todos? ¿No es la organización actual de la escuela la responsable de muchas de las exclusiones? ¿Cómo podemos reexaminar esta institución manteniendo el objetivo de educar a todos sin reproducir las mismas injusticias?
El artículo propone problematizar las nociones de inclusión y exclusión a través de un recorrido por la historia de la escuela moderna en América Latina, en particular en Argentina. Se considera que los dilemas y acciones de la escuela en esta región pueden contribuir al debate contemporáneo en España, que también está marcado por herencias pesadas y esperanzas de construir un futuro mejor.
INCLUSIÓN/EXCLUSIÓN Y LA CONSTITUCIÓN PARADÓJICA DE LA IDENTIDAD
La noción de inclusión ha sido un principio fundamental en la educación moderna. La creación de la institución escolar se basó en la búsqueda de un método que permitiera proporcionar una experiencia educativa replicable y uniforme para un número mayor de personas. El término "currículum" se originó en la sistematización de los planes de estudio por parte de educadores que buscaban una educación más racional y ordenada para un mayor número de individuos.
La idea moderna de la escuela surgió como contraposición a la educación privilegiada del príncipe, que se llevaba a cabo en entornos domésticos y cortesanos. En cambio, la escuela elemental se dirigía al pueblo y abarcaba a un conjunto heterogéneo de individuos. Aunque al principio podía impartirse en iglesias o establos, con el tiempo se especializó tanto en sus profesores como en sus instalaciones.
La historia de la educación tradicional y las revisiones posteriores han presentado a la escuela como el resultado de una evolución en favor de la libertad y la ilustración colectivas. Se ha defendido la necesidad e importancia de garantizar el acceso de todos a la educación, enfrentándose a los sectores privilegiados que se oponían a su expansión.
Sin embargo, es importante revisar esta narrativa sobre la inclusión educativa. Por ejemplo, en el plan educativo de Michel de Lepelletier durante la Revolución Francesa, se propuso que todos los niños de ciertas edades fueran educados por cuenta de la República, sin distinciones ni excepciones. Se buscaba que todos recibieran el mismo vestuario, alimentación, instrucción y cuidado en las "casas de la igualdad". Esta visión de igualdad se equiparaba con la homogeneidad y la inclusión indiscriminada en una identidad común que supuestamente garantizaría la libertad y la prosperidad general. La escuela, en su mayoría, procesó la diversidad presente en sus docentes y alumnos homogeneizándola y uniformándola.
Es necesario reflexionar sobre esta relación discursiva entre inclusión y homogeneización para analizar si podría ser diferente. El movimiento de inclusión implica la integración en un grupo determinado, ya sea la comunidad nacional o un grupo específico (clase social, minorías étnicas, niños discapacitados, niños en riesgo). Esta inclusión en una identidad particular implica la exclusión de otros, estableciendo una frontera más allá de la cual se encuentra lo diferente. La identidad y la diferencia se conceptualizan y operan a través de mecanismos y técnicas que establecen límites entre ellas.
Estas afirmaciones desafían las tradiciones metafísicas que consideran las identidades como productos "naturales". Según el politólogo William Connolly, las identidades se establecen en relación con diferencias socialmente reconocidas. La diferencia proporciona la medida en la cual un individuo puede afirmar su carácter distintivo, pero la identidad es vulnerable a convertir esa diferencia en una otredad total para asegurar su propia certidumbre. La diferencia puede ser pensada como una identidad distinta que es complementaria, negativa o amenazante, y todas estas opciones son políticas y están vinculadas al poder.
MODERNIDAD LATINOAMERICANA Y RELOCALIZACIÓN DE LA INCLUSIÓN Y LA EXCLUSIÓN
Las identidades en las cuales nos incluímos, o de las que somos excluídos, no suceden en un vacío; por el contrario, son producto de la historia y de localizaciones particulares. Autores contemporáneos definen a la identidad como ficciones narrativas que nos dan un sentido de permanencia en el tiempo y de pertenencia a grupos determinados, que se construyen a través de la historia. Por ejemplo, Stuart Hall, uno de los referentes más importantes de los estudios culturales, recuerda autobiográficamente que después de mudarse de Jamaica a Inglaterra, aprendió a ser un “inmigrante” y, lo que es todavía más importante, “descubrió” que era “negro”. Este descubrimiento no implicó encontrar tampoco un lugar “tranquilizador”. La negritud, escribe Hall,...siempre ha sido una identidad inestable, psíquica, cultural y políticamente. También tiene una narrativa, un relato, una historia. Es algo construído, relatado, hablado, no algo que uno simplemente “encuentra”. La gente habla ahora de la sociedad de la que provengo en formas que para mí no son reconocibles. Por supuesto que Jamaica es una sociedad negra, dicen. En realidad, es una sociedad de gente mestiza y negra que ha vivido por trescientos o cuatrocientos anos sin jamás haber sido capaz de hablar de sí misma como “negra”. La negritud es una identidad que tuvo que ser aprendida, y que sólo pudo ser aprendida en cierto momento determinado. En Jamaica ese momento son los años ‘70. (Hall, 1996, p.116)
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