Comentario sobre “el orden del discurso” de Michael Foucault

Comentario sobre “el orden del discurso” de Michael Foucault

El orden del discurso es una conferencia que dictó Foucault el 1970, en una universidad francesa. En el texto, clarifica la relación que hay entre el “discurso” con el poder, cómo es que el primero funciona como herramienta del segundo. Desconozco a profundidad cuál era la visión que se tenía de las formas de poder en ese año, pero en la actualidad, lo dicho por Foucault me parece obvio, como algo que siempre ha estado ahí, pero en lo que nunca se ha reparado, precisamente por lo acostumbrados que estamos a ese algo. De esta manera esta conferencia parece tener la función de abrirnos los ojos o zarandearnos. Sin embargo está muy lejos de ser fatalista o terrible, porque el control del discurso es algo que aplicamos todos, de lo que formamos parte todos los individuos al hacer uso del lenguaje, y de lo que parece ser sencillo soltarnos. Sólo es cuestión de darse cuenta cómo y cuándo se usan esas formas de control, y cuál es la intención que hay detrás de esta práctica.

Hubo dos puntos que me llamaron la atención especialmente. El primero es el de la separación que se hace entre la locura y la razón, y los valores del discurso que tiene quien entra en alguna de estas categorías. Foucault explica que en la edad media la palabra del loco carecía de valor, y era desacreditada. Sin embargo, en la antigüedad y en la modernidad, la palabra del loco adquiere un significado atávico o misterioso, o bien es un enigma que hay que resolver mediante la razón. En la antigüedad la palabra del loco llegaba a tener un significado religioso. Y no necesariamente tenía que ser pronunciada por un loco, pero quien dictaba discursos con un significado místico, ya fueran profetas, adivinos, oráculos, o lo que fuera, podían llegar a ser considerados locos por aquellos que ostentaban el poder de la razón. Lo que no le quitaba fuerza al discurso del loco.

En la actualidad, (o modernidad) la palabra del loco muchas veces funciona para describir la realidad que los que se dicen portadores de la razón no quieren describir. Esto se nota más en muchas expresiones artísticas, en las que formas irracionales como el surrealismo o el dadaísmo funcionan como medio para denunciar algo que se detesta. Como nota decorativa: Recuerdo una película norteamericana con Kate Winslet, Revolutionary Road, en la que el personaje del loco era el único que podía ver y denunciar los comportamientos inmaduros, irracionales o destructivos de las personas racionales a su alrededor. Sin embargo, “lo tiraban a loco” y su palabra era completamente desacreditada. Dentro de la película, su personaje funciona como un foco que clarifica la realidad.

En cuanto a la razón, según como la describe Foucault, no parece tener una relación especial con el discurso, pues se sobreentiende que es lo que le atribuye veracidad al mismo, de manera natural.

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