LOS RETOS DE LA EDUCACIÓN EN LA MODERNIDAD LÍQUIDA.

LOS RETOS DE LA EDUCACIÓN EN LA MODERNIDAD LÍQUIDA

Su autor, Zygmunt Bauman, realiza una reflexión acerca de los retos que coexisten en la educación contemporánea frente a la sociedad líquida, capitalista y consumista. Da su punto de vista de la “educación sólida” tomando como punto de partida la contemporaneidad y sus criterios en cuanto al valor y demanda de la educación; así mismo pone en evidencia su propósito expresado en una necesidad inmediata de salir de la sociedad consumista de manera que coexistan los conocimientos de aquellos que estén dispuestos a construir una nueva ciudadanía.

La modernidad sólida ha pasado a ser líquida, metáfora que el autor emplea haciendo referencia a la era de la aceleración: distancias más cortas, más conexiones, instantaneidad, una velocidad que contribuye al ideal de nuestra época… “¡cuanto más mejor!”, con esto Bauman nos indica cómo se relaciona el hecho de progresar con gastar menos tiempo para hacer cosas cotidianas. Considera que las empresas se benefician de esto, ya que crean productos para que las personas tengan más tiempo, y es donde el autor expone que Benjamin Franklin dice que “el tiempo es dinero”,  con lo que creo que quiere decir que el tiempo es muy importante y que tenemos que cuidar de él, pero el “síndrome de la impaciencia” presenta un mensaje opuesto: “el tiempo es un fastidio y una faena, una contrariedad, un desaire a libertad humana, una amenaza a los derechos humanos y no hay ninguna necesidad ni obligación  de sufrir tales molestias de buen grado.” (Bauman, 2005, pág. 24). Antes se pensaba que el tiempo es un valor, algo importante que debemos de cuidar, en contraste con la actualidad en la que la impaciencia va creciendo más y más en las personas y se considera que el tiempo es un fastidio.

Bauman nos introduce en el tema del “consumismo”, esclareciendo que el consumismo característico de estos tiempos no se define por la acumulación de las cosas, sino por el breve goce de éstas; las posesiones duraderas, los productos que supuestamente los consumidores (nosotros), comprábamos una sola vez y ya no reemplazábamos nunca más, aquellas cosas han perdido su antiguo encanto, y lo anterior tiene influencia sobre nuestra manera de relacionarnos con el saber, el trabajo y la vida en general. El autor señala: “El conocimiento se ajusta al uso instantáneo y se concibe para que se utilice una sola vez (...) Hoy el conocimiento es una mercancía; al menos se ha fundido en el molde de mercancía y se incita a seguir formándose en concordancia con el modelo de la mercancía” (Bauman, 2005, pág. 30). Pienso que la educación, en la época de la modernidad líquida, ha abandonado la noción de conocimiento de la verdad útil para toda la vida y ha sido sustituido por la del conocimiento de utilidad pasajera. Opino que, así como Myers, una “persona culta” no debe conformarse con su propia “porción profesional” por el contrario, debe tener pasión y ganas por adquirir conocimientos durante toda su vida, donde el “apetito de conocimiento” debería hacerse gradualmente más intenso a lo largo de su existencia a fin de que continúe creciendo y sea a la vez una mejor persona. Adicionalmente según Myers, citado por el autor, se da una “creciente tendencia a considerar la educación como un producto antes que como un proceso”, es decir, pasa de ser algo útil que servía para toda la vida a algo que no tiene valor. Con eso creo que el autor quiere decir que la educación tenía su valor conectado al conocimiento duradero, en esto se basaba la buena formación de una persona culta. En la modernidad líquida lo duradero no tiene encanto, lo cual nos da a entender que hoy en día el conocimiento tiende a parecerse a una mercancía de consumo.

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