Analfabeto Emocional: EL DESTIERRO DE NUESTRAS EMOCIONES

Analfabeto Emocional: EL DESTIERRO DE NUESTRAS EMOCIONES

“La inteligencia emocional no es lo contrario de la inteligencia no es el triunfo del corazón sobre la cabeza, muy al contrario, viene a ser la combinación de ambas”.

Actualmente sufrimos de un empobrecimiento espiritual histórico que nos tiene sumidos en un nivel absoluto de analfabetismo emocional. Estamos al tanto de lo que sucede en el mundo, pero nada sabemos de nuestra vida afectiva y emocional. El desarrollo tecnológico, el tener acceso a la educación y a la información no nos hace personas más felices, libres o equilibradas psicológicamente porque existe algo pendiente: el aprendizaje emocional. Si existe algo que está igualmente distribuido en el mundo es la torpeza emocional, es decir la incapacidad para manejar nuestras emociones. El analfabeto emocional hace referencia a la incapacidad para manejar nuestras emociones y las de los otros e implica la imposibilidad para comprender, aceptar, explicar y cambiar las emociones.

Al igual que existe un periodo óptimo para el aprendizaje de la lectura y la escritura, también existe una etapa idónea para aprender a manejar asertivamente nuestras emociones, sabemos que como seres humanos el aprendizaje es eterno sin embargo el camino hacia la inteligencia emocional debe empezar desde que somos unos niños pequeños para que todas las personas que nos aprecian como son nuestros padres, hermanos y maestros nos ayuden a reafirmar nuestro potencial.

Lamentablemente vivimos en una sociedad que no promueve la educación de las emociones, al parecer las hemos desterrado. Dolor y torpeza nos afecta a todos, ricos y pobres, estudiantes y profesionales, todos manifiestan igual nivel de analfabetismo emocional. Por todo esto gran parte de la población mundial no tiene autocontrol y no saben cómo actuar con emociones que surgen debido a distintas circunstancias. Se necesita una educación integral que incluya la inteligencia emocional para que así el equilibrio sea fuente de vida entre nosotros. Como dice Ismael Cala “entre más uno cultiva la inteligencia emocional, mas desarrolla su propia confianza y transparencia, sobre la base de una intuición innata”, debido a que la inteligencia emocional en muchos aspectos de la vida contribuye a una disminución de la ansiedad, estrés, indisciplina, comportamientos de riesgo y conflictos.

Hay investigaciones que aseveran que en los colegios que integran el aprendizaje social y emocional en su vida diaria, los estudiantes se sienten más felices y más motivados para aprender; los adultos se sienten más satisfechos de su trabajo y los logros académicos de los estudiantes aumentan. Entonces, ¿por qué este increíble sistema no está siendo apostado en la educación, si sabemos que es indispensable en el desarrollo futuro de los jóvenes? ¿por qué no educamos la parte relacionada con las emociones? No es de extrañar que los jóvenes y muchas personas que llegan a la mitad de su vida se sientan completamente perdidas ya que aprendemos de otras culturas, desarrollamos nuestras capacidades con respecto a las matemáticas, literatura, lengua, biología, música ¿y nuestras emociones? Simplemente no aprendemos a sacarles provecho y por error las dejamos en manos de la buena fortuna. Hemos descuidado un aprendizaje esencial: aprender a relacionarnos con nosotros mismos y con las demás personas de una forma asertiva.

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