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Autoridad Espiritual


Enviado por   •  3 de Julio de 2014  •  3.133 Palabras (13 Páginas)  •  535 Visitas

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Apuntes del libro Autoridad Espiritual de Watchman Nee

EL PRINCIPIO DE AUTORIDAD

Romanos 13:1-7

La autoridad tiene una importancia sin igual en el Universo.

Dios es fuente de toda autoridad, la autoridad de Dios representa a Dios mismo.

Un pecado contra la autoridad es un pecado contra Dios mismo. 1Cro 29. Mt 6: 13.

Es imperativo que los que deseamos servir a Dios, conozcamos su autoridad y nos sometamos a ella con todo nuestro corazón.

§ Es cuestión de principios Universales, inmutables, inquebrantables

§ Sumisión vs. Rebelión

PRINCIPIO ESTABLECIDO POR SATANAS Is 14; Ez 28

PRINCIPIO ESTABLECIDO POR JESUCRISTO Lc 22:42 ; Juan 18:11

DEFINICIÓNES BÁSICAS: SUJECIÓN, OBEDIENCIA, REBELDÍA.

La importancia de la autoridad

La majestad de Dios se fundamenta en la autoridad

el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas . . . (Hebreos 1.3).

Los hechos de Dios proceden de su Majestad Y ésta se fundamenta en su autoridad. Todas las cosas son creadas por la autoridad de Dios y todas las leyes físicas del universo se mantienen por esta misma autoridad. Por esto la Biblia se refiere a ello expresando que Dios "sustenta todas las cosas con la palabra de su poder", lo que significa que sustenta todas las cosas con la palabra del poder de su autoridad. Porque la autoridad de Dios representa a Dios mismo, mientras que su poder representa sus hechos. El pecado contra el poder es perdonado con más facilidad que el pecado contra la autoridad, porque este último es un pecado contra Dios mismo. Sólo Dios es autoridad en todas las cosas, porque todas las autoridades de la tierra son instituidas por él. La autoridad es algo de Importancia sin igual en el universo; no hay nada que la sobrepase. Por consiguiente, es imperativo que los que deseamos servir a Dios conozcamos su autoridad.

El origen de Satanás

¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu coraz6n: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, Y seré semejante al Altísimo (Isaías 14.12-14).

El querubín, se convirtió en Satanás cuando se rebeló contra la autoridad de Dios, compitiendo con él y volviéndose de este modo un adversario suyo. La rebelión fue la causa de la caída de Satanás.

Tanto Isaías 14.12-15 como Ezequiel 28.13-17 se refieren al ascenso y caída de Satanás. Sin embargo, el primer pasaje pone énfasis en cómo Satanás infringió la autoridad de Dios mientras que el segundo pone de relieve su transgresión de la santidad de Dios. Ofender la autoridad de Dios es una rebelión mucho más grave que la de ofender su santidad. Puesto que el pecado se comete en la esfera de la conducta, se lo perdona con más facilidad que la rebelión, pues ésta es una cuestión de principios. Fue el intento de Satanás de poner su trono sobre el trono de Dios lo que violó la autoridad de Dios fue el principio de la vanagloria o exaltación propia. El hecho de pecar no fue la causa de la caída de Satanás; ese hecho no fue más que el producto de su rebelión contra la autoridad. Fue la rebelión lo que Dios condenó.

Al servir a Dios no debemos desobedecer a las autoridades porque el hacerlo es un principio satánico. ¿Cómo podemos predicar a Cristo según el principio de Satanás? Sin embargo es posible que en nuestra obra estemos con Cristo en la doctrina a la vez que con Satanás en los principios. ¡Cuán vil de nuestra parte es suponer que en tales condiciones hacemos la obra del Señor! Tenga a bien fijarse que Satanás no tiene temor de que prediquemos la palabra de Cristo; pero ¡Satanás teme cuando usted y yo nos sujetamos a la autoridad de Cristo! Los que servimos a Dios jamás debemos servir según el principio de Satanás. Cada vez que operamos de acuerdo al principio de Cristo, el de Satanás se desvanece. Satanás todavía es un usurpador; pero será derrotado en el tiempo del fin del Apocalipsis. Si de veras queremos servir a Dios, debemos purificarnos completamente del principio de Satanás. 
En la oración que nuestro Señor enseñó a su iglesia, las palabras "no nos pongas a prueba" señalan la obra de Satanás, mientras que las palabras "líbranos del maligno" se refieren directamente a Satanás.

No nos pongas a prueba, sino líbranos del maligno (Mateo 6.13, Versión popular).

Inmediatamente después de estas palabras, el Señor hace una declaración muy significativa: "Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por siempre. Amén" (Mateo 6.13, Versión popular). Todo reino, autoridad y gloria pertenecen a Dios, y a Dios solo. Lo que nos libra totalmente de Satanás es el ver esta preciosísima verdad: que el reino es de Dios. puesto que todo el universo está bajo el dominio de Dios, tenemos que someternos a su autoridad. Que nadie le robe la gloria a Dios. 
Satanás le mostró al Señor Jesús todos los reinos de la tierra; pero el Señor contestó que el reino de los cielos es de Dios. Tenemos que ver quién es el que tiene la autoridad. Predicamos el evangelio para traer a los hombres bajo la autoridad de Dios; pero ¿cómo podremos establecer su autoridad en la tierra si nosotros mismos no hemos tenido un encuentro con ella? ¿Cómo podremos tratar con Satanás?

La autoridad, controversia del universo

La controversia del universo se centra en quién tendrá la autoridad, Y nuestro conflicto con Satanás es el resultado directo de atribuírsela a Dios. Para mantener la autoridad de Dios tenemos que someternos a ella con todo nuestro corazón.

Es absolutamente imprescindible que tengamos un encuentro con la autoridad de Dios y que poseamos un conocimiento básico de lo que ella es. 
Antes de conocer la autoridad, Pablo trató de destruir a la iglesia; pero luego que se encontró con el Señor en el camino a Damasco, vio que le era dura cosa a sus pies (el poder humano) dar coces contra el aguijón (la autoridad de Dios). Inmediatamente, cayó al suelo y reconoció a Jesús como Señor. Después de eso, pudo someterse a todas las instrucciones que Ananías le dio en Damasco, pues Pablo había tenido un encuentro con la autoridad de Dios. En el mismo momento

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