BUENAS PRÁCTICAS EN EMPRESAS CHILENAS
Enviado por gerardomarquez • 11 de Junio de 2015 • 1.466 Palabras (6 Páginas) • 283 Visitas
BUENAS PRÁCTICAS EN EMPRESAS CHILENAS.
CAPITULO I Trabajo Decente: la visión de la OIT El concepto de trabajo decente fue introducido en 1999 por el Director General de la
OIT, quien en su primera Memoria a la Conferencia Internacional del Trabajo lo habría definido como aquel “trabajo productivo en
condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad, en el cual los derechos son protegidos y que cuenta con remuneración
adecuada y protección social”1 . Evidentemente, este concepto respondía a la necesidad de que un organismo internacional experto
en materia laboral manifestase abiertamente su preocupación por el fenómeno de pauperización del empleo, para de esta manera
instalar a nivel mundial el debate acerca de los derechos fundamentales del trabajo. El trabajo decente constituye entonces – en su
nivel más abstracto - un paradigma explicativo que emerge como respuesta a las consecuencias de la globalización sobre el empleo.
Además representa un quiebre con las visiones clásicas, en cuanto viene a complementar el análisis de la dimensión cuantitativa del
trabajo con su dimensión cualitativa: es decir, la problemática del empleo ya no sólo se centra en la incapacidad de los países de
generar puestos de trabajo suficientes (desempleo), sino que también en la emergencia de un contingente desprovisto de condiciones
de empleo dignas. Ermida Uriarte (2001) - quien reconstruye el itinerario de este concepto – declara que en los documentos
posteriores a la memoria de 1999 el trabajo decente es principalmente concebido como un trabajo de calidad, más que como un
trabajo productivo (característica expresa en la primera definición). Así - en su segunda acepción - el trabajo decente fue definido
como “un empleo de calidad que respeta los derechos de los trabajadores y a cuyo respecto se desarrollan formas de protección
social”2 . En este enunciado tampoco aparecía una referencia implícita a los ingresos adecuados, al tripartismo y al diálogo social, tal
como se habría manifestado en la definición de 1999. El contenido de las diversas definiciones de trabajo decente apunta a las
características que debieran asumir las relaciones laborales en un contexto dominado por la exclusión y la desprotección. De allí que
algunas acepciones recalquen el carácter ético sobre el que deben versarse dichas relaciones, enunciado que por “por trabajo
decente se entiende el trabajo que se realiza en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humana”3 . De acuerdo con
Espinoza (2003) otras definiciones formuladas por los miembros de la OIT vuelven a destacar la seguridad y la protección como
aspectos que debía asegurar el empleo, pero además resaltan la dimensión política y el carácter colectivo del trabajo decente, es
decir, destacan aspectos referidos a la participación y a la negociación colectiva. Así, se expresaba que el trabajo decente es 1
Somavía, Juan. Memoria del Director General a la 87º Conferencia Internacional del Trabajo. Ginebra, OIT, 1989. pág. 3. 2 Ermida,
Oscar. Trabajo decente y formación profesional. Citado por: OIT / CINTERFOR. Boletín técnico de formación profesional Nº 151.
Montevideo, 2002. pág. 34. 3 Somavía, Oscar. Un trabajo decente para todos en una economía globalizada: una perspectiva de la
OIT. Citado por: Ermida, Oscar. Trabajo decente y formación profesional. OIT / CINTERFOR. Boletín técnico de formación profesional
Nº 151. Montevideo, 2002, pág. 35. “el trabajo productivo en el cual los derechos son respetados, con seguridad y protección y con la
posibilidad de participación en las decisiones que afectan a los trabajadores”4 . En general y más allá de las acepciones específicas,
se evidencia pleno consenso respecto a que las diversas definiciones sobre trabajo decente integran 5 aspectos fundamentales: ƒ
Trabajo productivo y seguro (de calidad) ƒ Con respeto por los derechos laborales ƒ Con ingresos adecuados ƒ Con protección social
ƒ Con diálogo social, libertad sindical, negociación colectiva y participación Esta multiplicidad de definiciones y diversidad de
elementos que componen el trabajo decente da cuenta – tal como lo señala Ermida (2001) – que este concepto está en permanente
construcción. Ello quizás responde a que la existencia de una definición única, compartida universalmente será muy difícil de
establecer, en cuanto su contenido o énfasis dependerá de la estructura productiva, fase de desarrollo, estado cultural, situación
económica, historia y en general de las peculiaridades de cada región o país. Pero más allá de sus acepciones, lo verdaderamente
relevante es que el trabajo decente inspira una serie de potencialidades que sirven de base para la elaboración de políticas en materia
laboral, ya que es un concepto integral, en cuanto incluye en su seno todos aquellos aspectos que deben reforzarse tanto para
asegurar condiciones de trabajo dignas, como para mejorar la calidad de vida de las personas. Asimismo integra los cuatros objetivos
estratégicos de la OIT (promoción
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