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CUENTOS Y OTROS


Enviado por   •  21 de Abril de 2013  •  1.633 Palabras (7 Páginas)  •  425 Visitas

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CUENTO

La bruja cocinera

Había una gran cabaña de madera en el bosque donde todo el mundo decía que vivía una bruja muy mala, muy mala. Nunca nadie se había atrevido a entrar. Un día mientras recogía hojas para un trabajo de su escuela, un chico se acercó a la cabaña. La curiosidad le llevó a entrar al jardín, y luego se acercó a una de las ventanas de la cabaña, pero no pudo ver nada. Como quería saber lo que había, pensó que no le pasaría nada, y entró en la casa. Parecía que estaba vacía que no había nadie. Pero al fondo divisó una viejecita que removía la cuchara junto al fuego. Se acercó con mucho cuidado, y la tocó en el hombro.

- Buenas tardes, señora.

- Hola muchacho - respondió ella. ¿ No tienes miedo de mi. ?

La pobre anciana estaba muy arrugada y no tenía dientes. El muchacho dijo que no. La anciana se puso muy contenta e invitó al muchacho a merendar. Le contó que de joven había sido un hada buena, pero cuando se había hecho mayor todo el mundo, sin preocuparse en conocer la verdad, creyó que era una bruja, y no podía ir a la ciudad.

Ya se había acostumbrado a vivir sola en aquella cabaña, pero siempre le gustaba pensar que algún día alguien entraría a verla. Y así fue.

Como el muchacho fue tan amable con ella, le dijo que le pidiera un deseo, pues se lo concedería. Y el muchacho de buen corazon viendo a la anciana tan contenta por su visita le pidió que su jardín se convirtiera en un parque infantil para niños.

Y asi fue, todos los niños jugaban allí y la anciana les hacia la merienda, siendo muy muy feliz al saber que la gente ya no le tenía miedo. Y todo el mundo la llamaba cariñosamente la bruja cocinera.

POEMA

LA NIÑA ROSA, SENTADA...

La niña rosa, sentada.

Sobre su falda,

como una flor,

abierto, un atlas.

¡Cómo la miraba yo

viajar, desde mi balcón!

Su dedo, blanco velero,

desde las islas Canarias

iba a morir al mar Negro.

¡Cómo la miraba yo

morir, desde mi balcón!.

La niña, rosa sentada.

Sobre su falda,

como una flor,

cerrado, un atlas.

Por el mar de la tarde

van las nubes llorando

rojas islas de sangre.

POESÍA

Caminante

Caminantes son tus huellas el camino

más caminantes,

no hay camino se hace camino al andar.

Al andar se hace camino ,

y al volver la vista atrás

se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar

caminante , no hay camino , sino estelas en el mar ...

FABULA

EL HIPOPÓTAMO HIPOCONDRIACO

Era un hipopótamo que siempre se quejaba de estar enfermo, no obstante que siempre se lo veía saludable, cerca del agua, el barro y el sol. El hipopótamo visitaba con frecuencia al médico. En la primera consulta el médico le dijo que no tenía nada, pero el descomunal paciente montó en cólera y poco faltó para que lo lanzara por la ventana del consultorio.

Por esa razón, de ahí en adelante, el galeno lo auscultaba, le diagnosticaba una enfermedad terminada en itis y otra en osis, le recetaba píldoras de diversos colores y le cobraba la consulta. El hipopótamo pagaba contento las consultas y más contento se tomaba las píldoras. Al otro día decía: ¡Estoy curado!, hasta que unos días después se sentía enfermo de nuevo.

El hipopótamo vivió toda su vida "enfermo", y proclamando hacia si mismo enfermedades incluso desconocidas para los doctores. Luego de unos años, murió.

DESCRIPCIÓN

El Palacio de la Mosquera

El palacio se construyó al norte de la villa en una situación privilegiada por sus vistas sobre Arenas, el monte y la Sierra de Gredos.

Está rodeado un una gran extensión de terreno que en su momento sirvió como jardines, huerta, pajarera, etc., todo ello cerrado por un muro de piedra en su mayor parte, y la casa de oficios en un extremo.

El proyecto fue ideado y empezado a planificar por Ventura Rodríguez, pero el exceso de trabajo le llevó a delegar en hombres de su confianza. Domingo e Ignacio Thomas siguieron el estilo tardío de su maestro, caracterizado por una cierta austeridad: muros lisos, edificios en bloque, planos sencillos.

COMEDIA

LOS PEQUEÑOS OSOS

(Los tres animales entran a escena y se acercan al río, en el sólo hay un pez, los dos osos corren rápido para atraparlo, ambos lo hacen)

Christian y José: ¡Es mío!

Narrador: Así como pasa en todas las amistades, los osos encontraron algo por lo que pelear y así lo hicieron.

Christian: Yo lo atrapé primero.

José: ¡Mentira, yo lo atrapé!

Christian: ¡Pero yo lo vi primero!

José: Deja de mentir, y déjame comer mi pescado en paz.

Christian: ¡Es mi pescado!

Narrador: Si por algo son conocidos los osos en el mundo es porque son animales muy testarudos, así que la pelea duro mucho, mucho tiempo… Casi 15 minutos, hasta que Rebeca se desesperó y decidió solucionarlo todo.

Rebeca: ¿Qué les pasa a ustedes dos? Con todo el tiempo que ya pasó, ese pescado ya puede ser sushi.

José: Rebeca, el sushi es pescado crudo, nosotros comemos pescado crudo.

Christian:

...

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