Clase De Ortografia
Enviado por MURIELCORINA • 26 de Junio de 2014 • 1.197 Palabras (5 Páginas) • 386 Visitas
SECUENCIA DIDÁCTICA
Actividades de Apertura
Leemos atentamente.
Cuento: ¿Por qué escribimos CA, CO, CU con “C” y QUE, QUI con “Q” de queso?
Había una vez un país muy lejano llamado Abecedario. Allí vivían y trabajaban todas las letras, vocales y consonantes, mayúsculas y minúsculas, signos de puntuación, de interrogación y de exclamación. Era un país sin igual, precioso, lleno de lagos, valles, montañas, prados y un bosque profundo y frondoso. En él se elaboraban y se componían los cuentos, las historias, las poesías, las narraciones más bellas, divertidas y originales. En los talleres y en la imprenta trabajaban todos sus habitantes. Bueno, todos menos esta letra: “q”. Era una letra especial, a la que no sabían qué nombre ponerle.
El Consejo Ortográfico, que era la autoridad encargada de establecer las reglas y normas en el país de Abecedario, y de cómo se debían colocar las letras para escribir correctamente, no había encontrado todavía a qué sonido representaría esta nueva letra. Para que no se aburriera y no se sintiera sola, le habían asignado a la “u” el papel de acompañarla en todo momento. A la “u” le gustaba ser útil a los demás siempre que fuera posible. Las letras y signos salían de sus casas por la mañana y se dirigían a los talleres. Allí se pasaban la jornada componiendo, bañándose en tinta y posándose sobre el papel para hacer su trabajo. ¡Cómo se divertían! Aunque, claro está, también esperaban con gusto los días de descanso.
- ¿Qué haremos este fin de semana? - preguntó la “c” a las vocales, al salir del taller el viernes. La “e”, que era estupenda deportista, contestó: - Podíamos ir al lago para hacer acampada y de paso practicar natación. - ¡Qué buena idea!- dijeron todas.
- Yo me encargaré de avisar al resto de letras- dijo la “a”, que era muy amistosa y amable.
Lo que no sabían las letras era que hacía poco tiempo que se había instalado en la orilla del lago un duende maligno llamado Tachón.
A la mañana siguiente se pusieron en marcha. Iban una de cada una de las vocales, la “letra especial” con su “u” acompañante, una “c” una “g” y una “j”. Todas muy bien equipadas.
-¿Cuándo pararemos para descansar y comer algo? —dijo la “g”, tras un rato de caminata. La “g” era la más golosa y glotona, por eso se encargaría de organizar la comida en el campamento.
-Ya casi estamos —le dijo la “j”, que iba a su lado—. Toma una de mis galletas, y te ayudaré con la mochila hasta llegar al lago. La “j” era joven y un poco juguetona.
Al llegar distribuyeron el trabajo y montaron el campamento. Las vocales se fueron a buscar leña y después se darían un baño. Todas menos la “e”, que se fue con la “j” a pescar al lago algo para la cena y más tarde nadaría un rato. La “g” se puso a preparar la comida, y la “c”, junto a la “letra especial” con la “u”, fueron a explorar los alrededores para buscar frutos silvestres para el postre.
Todo iba estupendamente hasta que la “c” y sus compañeras escucharon un ruido extraño. Al acercarse descubrieron al duende maligno Tachón, preparando una poción a la vez que hacía un conjuro con palabras mágicas: “Cola de escorpión, veneno de serpiente, que del lago desaparezca, todo ser viviente”. El duende estaba preparando una poción, que arrojaría al lago para que desaparecieran cualquier ser vivo y así nadie tendría interés en acercarse allí.
Pero enseguida se dieron cuenta de que la situación era muy grave. -¡Las vocales a, i, o y u,
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