Comunicación Oral Y Escrita
Enviado por levic88 • 21 de Abril de 2014 • 3.099 Palabras (13 Páginas) • 263 Visitas
Tema 1: Introducción a la comunicación oral y escrita
Objetivo del tema: Comprender los rasgos que caracterizan, tanto a la comunicación oral
como a la escrita, de tal manera que el alumno pueda dominar o, al menos, emplear con
cierta destreza, ambas modalidades.
Sesión 1
Subtema 1.1. Importancia del lenguaje en el proceso cognoscitivo y la comunicación
Objetivo: Conocer cómo se articula el lenguaje y la comunicación humana. Analizar
brevemente la manera en que concatenamos signos lingüísticos para representar tanto
lo que no tiene materialidad, como aquello que vemos, percibimos y sentimos. En suma,
para designar y describir nuestro entorno e interior.
Para qué nos sirve el lenguaje
El lenguaje es creación humana, y subsiste gracias a los hombres. Charles Bally, uno de los
principales lingüistas del siglo XX nos señala atinadamente: “Desde Aristóteles tenemos la
costumbre de decir que el hombre es un animal social: el lenguaje es producto de ese instinto de
sociabilidad. Pero se olvida añadir que el hombre está hecho para vivir en sociedad, no está
socializado hasta el punto en que lo están otras especias animales; las abejas por ejemplo”. Y
esa vida en sociedad es posible sólo gracias al lenguaje.
De dónde proviene el estudio de la lengua y el lenguaje
Se considera que uno de los padres fundadores de la lingüística es Ferdinand de Saussure,
quien publicó su Curso de lingüística general. En este tratado, el autor establece una clara
distinción entre la historia y el estudio de los sistemas lingüísticos. Es decir, para Saussure lo
importante eran las oposiciones (o ubicaciones), simultáneas y sincrónicas de los signos, y no
tanto las significaciones como tampoco los valores diversos que puede adquirir un mismo signo.
En resumidas cuentas, su interés es conocer qué significa un signo de acuerdo con otro que se
ubica en la misma estructura. De tal manera que las evoluciones en los significados no eran
materia de estudio para la ciencia que proponía el lingüista suizo.
Ninguna conversación es tonta para el lenguaje
No queremos decir con esto que todas las conversaciones tienen un carácter profundo, ni
tampoco nos interesa eso. Para el estudioso de la lengua, el intercambio verbal que sostienen
dos personas da la ocasión para observar una serie de rasgos fascinantes: la lengua, que es la
materia prima del lenguaje, sirve para que los participantes traten de hacer comprensible su
pensamiento o para que impongan sus opiniones. Pero, ya que hemos mencionado la lengua,
¿te has preguntado en cómo interviene ésta en nuestra vida? Veamos…
Primero es la lengua…
Así es: antes de dirigirnos a nuestros interlocutores, antes de poder articular una palabra cuando
dejamos de balbucear, existe una estructura que le brinda coherencia, unidad y sentido a
nuestras ideas. Ése complejo se denomina “lengua”, y su uso social, “lenguaje”.
Si quieres verlo de un modo muy simplificado, sólo pon atención al término “lengua española”:
existe una estructura matriz, para todos los países hispanoparlantes; sin embargo, todos damos
diferentes significados y distintos giros a las palabras, de acuerdo con nuestras costumbres y
con nuestros modos de socializar.
Ahora así, volvamos al lenguaje
Pero el lenguaje no se compone únicamente de palabras, que a su vez conforman frases.
Incluso los movimientos del cuerpo pueden constituir una suerte de lenguaje, comprensible sólo
para la comunidad que los usa. El mismo Charles Bally nos lo explica del siguiente modo: “Los
signos puramente individuales tienen que relegarse al lenguaje (…) un gesto interpretado
enteramente y sin embargo susceptible de interpretación”. Para que compruebes la importancia
de la sociabilidad en la conformación del lenguaje, basta que guiñes un ojo a solas, y que repitas
este gesto cuando hables con uno de tus amigos. ¿Verdad que en la segunda situación ya
implicamos algún significado?
Lo que no interviene en la lengua y sí en el lenguaje
Pero el lenguaje no se interpreta automáticamente: hacen falta los movimientos, el énfasis en la
pronunciación, en fin, todos esos componentes comunicativos que le dan expresividad para
hacerlo comprensible, adecuado para mostrar nuestros sentimientos y nuestras ideas ante
determinadas situaciones.
Como bien lo señala Bally, ésta es otra de las diferencias fundamentales entre lengua y lenguaje;
la primera de éstas, carece de emotividad: “Para que millones de hombres puedan
comprenderse, es necesario que las palabras expresen ideas simples, generales, abstractas
(…)”.
Resumamos…
Podemos establecer por qué el lenguaje tiene un carácter mucho menos emocional que la
lengua: a éste se le permite nutrirse de la esencia, de los gestos y de los sentimientos de quien
habla. Para cerrar, veamos la doble función que atribuye al lenguaje Charles Bally: “unas veces,
el que habla concentra su esfuerzo en la acción que quiere producir, y el espíritu del interlocutor
es como una plaza fuerte que quiere tomar por asalto; en otras, la representación del otro, del
sujeto al que se dirige el discurso es lo que determina la naturaleza de la expresión”. Es decir,
siempre que hablamos, concebimos una imagen de nuestro interlocutor, de su posible respuesta,
de sus palabras.
Así que podemos caracterizar a la lengua y al lenguaje del siguiente modo:
La lengua es una estructura que agrupa signos que habrán de ser aprendidos por los
usuarios para comunicarse a través del lenguaje y de acuerdo con situaciones
específicas.
El lenguaje, por el contrario, supone la puesta en marcha de una inteligencia colectiva;
ese consenso es el sello propio de una comunidad. En él, además, están permitidas las
emociones, la construcción del otro que permite transformar los signos y darles un
énfasis particular, entremezclar los gestos y las inflexiones para lograr un efecto más
contundente.
Sesión 2
Subtema 1.2. La interpretación del lenguaje oral y escrito
Objetivo: Conocer, comprender y describir las diferencias esenciales entre el lenguaje oral y el
escrito. De esta manera, será posible entender que la escritura, como el lenguaje hablado,
contiene su propio carácter social y, por lo tanto, arbitrario.
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