Critica De La Vida Urbana
Enviado por orlandojdiazg • 9 de Noviembre de 2013 • 382 Palabras (2 Páginas) • 2.525 Visitas
Crítica a la vida urbana
Mas, ¡oh, sí cual no cede el tuyo, fértil zona. A suelo alguno, y como de natura esmero ha sido, de tu indolente habitador lo fuera!
¡Oh, sí al falaz ruido la dicha al fin supiese verdadera anteponer, que del umbral le llama del labrador sencillo, lejos del necio y vano fausto, el mentido brillo, el ocio pestilente ciudadano!
¿Por qué ilusión funesta aquellos que fortuna hizo señores de tan dichosa tierra y pingue y varia, al cuidado abandonan y a la fe mercenaria las patrias heredades, y en el ciego tumulto se aprisionan de míseras ciudades, do la ambición proterva sopla la llama de civiles bandos, o al patriotismo la desidia enerva; do el lujo las costumbres atosiga, y combaten los vicios la incauta edad en poderosa liga?
No allí con varoniles ejercicios se endurece el mancebo a la fatiga; más la salud estraga en el abrazo de perdida hermosura que pone en almoneda los favores; mas pasatiempo estima prender aleve en casto seno el fuego de ilícitos amores; o embebecido le hallará la aurora en mesa infame de ruinoso juego. En tanto a la lisonja seductora del asiduo amador fácil oído de la consorte: crece en la materna escuela de la disipación y galanteo la tierna virgen, y al delito espuela es antes el ejemplo que el deseo.
¿ Será que se formen de ese modo los ánimos heroicos, denodados que fundan y sustentan los estados?¿de la algazara del festín beodo, o de los coros de liviana danza, la dura juventud saldrá, modesta, orgullo de la patria y esperanza?
¿ Sabrá con firme pulso de la severa ley regir el freno; brillar en torno aceros homicidas en la dudosa lid vera sereno; o animoso hará frente al genio altivo del engreído manda en la tribuna, aquel que ya en cuna durmió al arrullo del cantar lascivo, que riza el pelo, y se auge y se atavía con femenil esmero, y en indolente ociosidad el día, o en criminal lujuria pasa entero?
No así trato la triunfadora roma las artes de la paz y de la guerra; antes fio las riendas del estado a la mano robusta que tostó el sol y encalleció al arador; y bajo el techo humoso campesino los hijos educo, que el conjurado mundo allanaron al valor latino.
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