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Cuento En Busca De Autor


Enviado por   •  21 de Enero de 2013  •  3.191 Palabras (13 Páginas)  •  544 Visitas

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UN CUENTO EN BUSCA DE AUTOR

Cuando estaba cerrando la puerta, entro Rufino su perro todo despavorido, como si hubiera visto un fantasma, entonces Helen abrió la puerta en su totalidad para conocer el motivo de aquella reacción del animal ya que éste nunca se había comportado de esa manera tan extraña y cuando descubrió la causa se puso pálida, sintió que su cuerpo no le respondía, era imposible¡¡ no podía creer lo que sus ojos veían, era él, su Rafael, aquel con el que tiempo atrás tanta ilusión había tenido de casarse, aquel del cual había tenido un hijo, pero también era aquel por el cual sus vestimentas se habían vuelto negras y tristes, por el cual había derramado tantas lágrimas en aquel terrible entierro y del cual había una lápida en el panteón del pueblo que tenía grabada una leyenda “nunca te olvidare, con amor Helen”.

No lo podía creer, tal vez su mente le había jugado una broma, los años la habían hecho enloquecer. - Los fantasmas no existen, ¿Qué está pasando? Se preguntaba a sí misma. - ¿Por qué ahora después de 20 años?

Entonces aquel hombre alto, fornido, de tés clara y suave como si los años no hubieran pasado por él, que portaba un lujoso traje negro impecable y expedía un aroma tan delicioso, más que cualquier perfume de origen europeo, era un aroma diferente a cualquiera que hubiese sido percibido por el olfato humano y de pronto le tendió la mano para saludarla a lo cual automáticamente su cuerpo reacciono alargando a la vez la suya, -hola Helen. Le dijo y ella muda, estática, no respondía nada, no dejaba de mirar esos ojos verdes, hermosos en los que en su juventud se perdía por horas así contemplándolos como quien mira al cielo con la esperanza de estar algún día en él, pero que después de aquellos funerales trataba sin lograrlo de hacerse a la idea de que jamás los volvería a ver y ahora él estaba ahí frente a ella, era de carne y hueso, la observaba y salió una sonrisa de aquellos divinos labios que en noches fugaces de amoríos prohibidos, le llenaban los oídos con palabras de amor.

Entonces Helen sintió que por un momento su corazón se había quedado quieto y luego en un suspiro volvió a reaccionar –Rafael eres tu¡¡¡ pero, ¿Cómo puede ser? -soy yo contesto él, tienes que saber que nunca he dejado de pensar en ti y ella más confundida que antes le dijo – pero yo misma vi cuando tu cuerpo quedo dentro de esa caja, bajo todo ese montón de tierra, vi como apresaron a mi hermano cuando supieron que él te había disparado.

Helen no podía creer que eso fuera verdad y Rafael para que ella se terminara de convencer le dijo: –Helen mi amor, en realidad nunca me fui, siempre he estado aquí a tu lado cuidándote, observándote, viendo crecer a nuestro hijo desde lo lejos, desde las sombras, pero no he podido más aguantarme las ganas de estar junto a ti, de poder sentirte, de poder tocarte. Y Helen sin pedir más explicaciones lo abrazo por el cuello y lo besó tan apasionadamente como si tuviera miedo que de pronto se lo arrebataran de nuevo, lo llevo hasta su habitación. Entre besos y caricias, inicio aquel ritual de los enamorados en el cual se olvidan todas las reglas sociales, por mencionar algunas, aquella de usar ropa o esa otra de no poder unir sus cuerpos si no se ha consumado el matrimonio ante los ojos de Dios.

Por fin después de tantos años, ella ni siquiera recordó que si su hermano se había enfurecido tanto como para cometer ese crimen había sido por la misma cusa, la deshonra, el primer bastardo en la familia hijo de un miserable caporal y la hija menor de la familia, la que un día fue la reyna de la casa, el orgullo de sus padres y hermanos y la causante de la muerte de su padre debido al disgusto que le causo enterarse de aquella noticia, no ella no pensó en nada de eso y solo disfruto el momento, volvió a sentirse viva, a sentirse amada, a sentirse mujer.

Cerro los ojos un instante y cuando los volvió a abrir ya no estaba Rafael, entonces se levantó y se vistió rápidamente y comenzó a buscarlo por toda la casa pero

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