Cuento. Un sueño

UN SUEÑO, UN TESORO

Hace mucho tiempo en un lugar cuyo nombre no recuerdo, había un reino en el que vivía un rey con su pequeña hija, una hermosa niña de ojos cafés chocolate llamada Sky, su madre, la reina había desaparecido misteriosamente el día en que su hija cumplió un año, desde entonces nadie ha sabido nada de ella, el rey pasó mucho tiempo y gastó mucha de su fortuna buscándola pero la decepción de no tener noticias suyas hizo que se rindiera, el reino dejó de hablar de aquel tan terrible suceso y Sky jamás supo que fue lo que ocurrió.

Los años pasaron y la pequeña princesa creció feliz, con una belleza inigualable pero siempre con ese vacío que dejó su madre, era una persona amable, siempre sonriente, ¡encantadora!, adonde quiera que iba se sentía el amor que irradiaba. Tenía una enorme imaginación y era muy inteligente, recorría el castillo y sus alrededores soñando despierta, pensando en reinos lejanos, grandes batallas y extraordinarias aventuras.

Eran principios de otoño, cuando las hojas comienzan a caer de los arboles, una de las épocas del año más hermosas, por donde quiera que fueses encontrabas pequeños remolinos de hojas que parecían querer bailar contigo cuando pasabas junto a ellos.

A pesar de todo, esto no se comparaba con el bello y mágico paisaje que tenía el reino el primer día de invierno, los copos caían danzando una hipnotizante melodía cada una con una forma más especial que el anterior, el día en que el cielo se ve más azul, el día en que Sky cumpliría años; tiempo atrás en un día de sus sueños más alocados la princesa le comentó a su padre que quería viajar por el mundo para algún día poder escribir de sus aventuras,  el rey, creyendo que sólo eran pensamientos infantiles y que se le olvidarían pronto, prometió que en su cumpleaños 17 tendría el permiso de ir a donde ella quisiera; Para bien o para mal se equivocó porque con cada día que pasaba y se acercaba esta fecha ella estaba cada vez más decidida.

El tiempo transcurrió y la última hoja de los arboles cayó, al mismo tiempo en que el primer copo de nieve se posó como un suave pedazo de algodón justo en la ventana de Sky; el día había llegado, al rey no le sorprendió mucho que la princesa siguiera decidida a emprender este viaje por lo que le dio una oportunidad, esa misma tarde cuando una gran capa de nieve blanca había cubierto el reino la princesa salió cabalgando de palacio sin un rumbo fijo, pero el rey aún tenía algunas dudas, por ello, sin que la princesa se enterara envió a un joven con órdenes de protegerla a cualquier costo.

Sky se sentía libre, cabalgaba en busca de sueño, con sus cabellos volando al viento, una gran sonrisa plasmada en su rostro y su mirada fija más allá del atardecer; y siempre detrás de ella su joven protector.

La primer parte de su trayecto estuvo plagado de lo que la princesa consideraba aburrimiento, eran unos paisajes espectaculares, cascadas que parecían ser infinitas, árboles gigantes y animales muy extraños, pero no había peligros que enfrentar, ninguna gran aventura que vivir; hasta que, en algunos días notó la presencia de su acompañante, al principio se asustó pero luego reconoció el escudo que portaba en su capa, así que, espero el momento adecuado para hablar con él.

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