Cómo Hablar Bien En público: El Arte.

“Cómo hablar bien en público e influir en los hombres de negocios” es un libro editado en Buenos Aires, Argentina por parte de la Editorial Sudamericana en el año 1980. Dicho libro contiene 412 páginas.

Saber hablar en público es el producto de sumar una serie de habilidades; habilidades que se explican con mayor detenimiento en el libro del que a continuación se hablará. El libro mencionado anteriormente, de la autoría de Dale Carnegie, empresario y escritor, nacido el 24 de noviembre de 1888, quien se dedicó a escribir libros de autoayuda.

El libro se divide en 16 capítulos donde cada uno presenta una habilidad diferente que debe poseerse para poder hablar bien en público.

Existen diversas habilidades que deberán poseerse o adquirirse con el tiempo si lo que queremos es dominar una presentación o simplemente hablar bien en público e influir en los hombres de negocios como el título del libro indica.

Empecemos con la primera demostración de la tesis o el propósito que tiene dicho texto. El desarrollo de la primer habilidad que debe que tenerse en cuenta, es que una buena presentación no solo depende del exterior del orador sino que es algo mucho más profundo. Se debe dominar es valor y confianza en uno mismo y así poder adoptar una actitud de deseo vivo y tenaz al comenzar nuestra exposición. Otra cosa que no debe faltar, con referencia al libro del empresario Dale Carnegie es saber cabalmente el tema que vamos a tratar ya que expone que si el orador no ha meditado sobre el discurso, que lo haya planeado o que sepa lo que va a decir, no se puede sentir tranquilo cuando afronta a su auditorio; no se debe proceder sin antes haber practicado, practicado y practicado como el autor lo dice.

La segunda habilidad que Carnegie nos propone es perfeccionar la memoria. El libro habla de tres “leyes naturales de la recordación”: la impresión, la repetición y la asociación; y estos para poder facilitar nuestra exposición.

El siguiente consejo o habilidad de la que el autor habla es de cómo evitar que el auditorio se duerma y la respuesta a dicha pregunta es que “las pasiones convencen siempre y que el hombre sencillo persuade mejor que el más elocuente si aquél está entusiasmado y éste no lo está” (p. 117) y simpatizar con el auditorio y esto se consigue según el libro consultado, dando un discurso que salga más del corazón que del cerebro.

Tener una buena elocución, habilidad que significa sentir con el corazón el mensaje que sale de la mente. Debemos aprender como oradores según Dale Carnegie a variar el tono de voz, destacando las palabras importantes y subordinando las no importantes, variando la velocidad del discurso, haciendo pausa antes y después de las ideas importantes.

En un capítulo posterior, dicho libro trata el tema de la importancia del principio del discurso y menciona algunas formas para hacerlo o no hacerlo, como por

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