Don Juan Tenorio Y Sus Rasgos Románticos
Enviado por LaurelM • 13 de Abril de 2013 • 1.730 Palabras (7 Páginas) • 1.143 Visitas
Rasgos románticos de Don Juan Tenorio
La obra de teatro Don Juan Tenorio, escrita por José Zorrilla, se estrenó en el Teatro de la Cruz el 28 de marzo de 1844 y es representativa del período literario del romanticismo. Aunque se debaten varias posibles fuentes de inspiración, parece que se basa principalmente en la antigua obra El Burlador de Sevilla de Tirso de Molina con varios cambios hechos por Zorrilla (Alborg 604).
Se trata de un joven don Juan Tenorio de Sevilla: gran apostador, seductor de inocentes y entusiasta de los duelos. Él y su amigo, don Luis, han hecho una apuesta de quién, dentro de un año, puede seducir a más mujeres y matar a más hombres. Amargo por perder la apuesta, don Luis desafía a don Juan a seducir a una joven novicia (doña Inés, la prometida de don Juan) y a una prometida de otro. Cumpliendo la apuesta, don Juan seduce a la prometida de don Luis, doña Ana, y después, lleva a doña Inés a su quinta. Entretanto llega el padre de doña Inés, don Gonzalo, con don Luis; para lograr escaparse, don Juan es obligado a matar a los dos, huyendo a Italia y dejando a doña Inés (quien muere después). Cinco años más tarde, regresa a Sevilla en donde se han construido monumentos en honor a las víctimas en el cementerio. Allí, don Juan es obligado a confrontar las consecuencias de su vida pecaminosa y, en el último momento de arrepentimiento, encuentra salvación del infierno a través de doña Inés.
La obra contiene una multitud de rasgos indicativos del romanticismo que incluyen, entre otros, la ruptura de los moldes del neoclasicismo, el tema del amor imposible, la presencia de ingredientes religiosos del cristianismo, determinismo social y destino (exaltación de los comportamientos antisociales), el predominio del sentimiento sobre la razón y la presencia de la heroína romántica.
En la literatura romántica, la ruptura de los moldes marca un gran contraste entre ésta y la literatura neoclásica; libera al autor a expresarse de una manera más natural sin forzarse a seguir las rígidas normas de antes. La ruptura de las tres unidades sirve como ejemplo de esto con un desprecio de unidad de lugar, acción y tiempo (Pedraza Jiménez y Rodríguez Cáceres 36). Transcurre en varios paisajes como una hostelería donde se enteran de las apuestas, en la casa de don Juan donde éste mata a don Luis y a don Gonzalo, en un convento en donde doña Inés busca soledad, y en un cementerio donde es salvado el protagonista. Además, la trama tiene lugar en Sevilla, España, pero don Juan se escapa a Italia después de la confrontación que resulta fatal para don Luis y don Gonzalo. Tampoco se respeta la unidad de acción; una parte gira alrededor de la apuesta y su consecuencia inmediata y la otra alrededor de la salvación del protagonista. El tiempo se alarga; la trama se lleva a cabo a lo largo de cinco años, consistiendo en dos partes: la primera, de cuatro actos, ocurre en sólo una noche del carnaval de 1545. La segunda, cinco años después, se resuelve en unas horas de noche. La primera sirve para desarrollar el mito de don Juan, el burlador de Sevilla. El lapso de cinco años deja tiempo para construir las estatuas de las víctimas de don Juan, perdonarlo, dejar tiempo para que él regresara y, aún más importante, sirve para mostrar el amor profundo y constante que todavía tiene don Juan por doña
Inés (Alborg 611).
El tema del amor imposible también distingue la obra como una obra romántica (Caldera 14). Después de declarar su amor a doña Inés en su quinta, don Juan se ve obligado a huir a Italia por haber matado a don Gonzalo y a don Luis; doña Inés muere de amor en su ausencia. Cinco años después, don Juan regresa a Sevilla, amargo, melancólico y arrepentido. Aún ama a doña Inés y la vida ya no lleva los placeres de antes. En el panteón, don Juan confronta a sus víctimas muertas y el espíritu del Comendador, su padre, casi mata a don Juan para llevarlo al infierno; sin embargo, su gran amor, doña Inés, lo salva por haber encadenado su alma con la de don Juan frente a Dios. En este mundo por lo menos, los dos amantes no alcanzan a vivir felizmente juntos y sus vidas terminan en tragedia.
Como en otras obras románticas, la religión juega un papel importante en Don Juan Tenorio. Reafirma la creencia tradicional católica que, a través de la contrición, se puede salvar el alma aún después de una vida sumamente pecaminosa (Mayberry 130). Durante toda la obra, Don Juan ha rechazado a Dios, matando a otros sin merced y seduciendo a inocentes; sin embargo, en sus últimos momentos, ruega a Dios piedad y la sombra de doña Inés aparece ofreciéndole salvación. Doña Inés apuesta su alma eterna con la esperanza del arrepentimiento de su desaventurado amor, don Juan.
Por otro lado, se nota una exaltación de los comportamientos antisociales en el personaje de don Juan, que como héroe romántico se mantiene al margen de las leyes
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