ELEMENTOS QUE CONTRIBUYEN A LA COMPRENSIÓN LECTORA
Enviado por gabrielagarayv • 10 de Diciembre de 2013 • 1.324 Palabras (6 Páginas) • 1.686 Visitas
La comprensión lectora se puede definir como “el proceso simultáneo de extracción y construcción del significado a través de la interacción e implicación con el lenguaje escrito”, Solé (2001).
De acuerdo al catedrático de la Facultad de Educación H. Walter Vargas Ascurra (2010) existen cuatro elementos que se articulan a este proceso:
1. El lector
Que es el agente de la comprensión, y bajo el que se incluyen las capacidades, habilidades, conocimientos y experiencias que un individuo aporta al acto de la lectura.
Se asume que el lector debe enfrentarse a la comprensión con un cúmulo de capacidades y habilidades. Entre éstas están capacidades cognitivas como la atención, memoria, la habilidad de análisis crítico o la habilidad para elaborar inferencias. Es necesario además un grado de motivación, esto es, un propósito para la lectura, un interés por el contenido que se lee y la confianza en uno mismo. Del mismo modo, el lector ha de acercase a la lectura con varios tipos de conocimiento, entre ellos, el vocabulario. Las capacidades cognitivas, el grado de motivación y el conocimiento básico necesario para la comprensión lectora se verán en gran medida influidos por el texto y la actividad en la que se inserta la lectura. Asimismo, estas dimensiones que el lector aporta a la lectura se modificarán a medida que ésta transcurre
2. El texto
Que ha de ser comprendido. Engloba cualquier texto impreso o electrónico, con su particular idiosincrasia a cerca de la estructura, contenido explícito e implícito.
Las características del texto tienen una influencia decisiva en la comprensión. No basta simplemente con extraer el significado, el lector construye diferentes representaciones durante la lectura que inciden en la comprensión. Tales representaciones incluyen:
La estructura superficial del texto o, lo que es lo mismo, el significado literal de las oraciones que lo conforman
El texto base, esto es, las ideas que recogen el significado
Los modelos mentales contenidos en el texto
La dificultad o facilidad de un texto no depende exclusivamente de las características inherentes al mismo. La relación entre el texto y los conocimientos y habilidades del lector, así como la actividad en la que éste está implicado desempeñan un papel importante a la hora de determinar su complejidad.
Factores como el contenido interaccionan con el conocimiento y la amplitud de vocabulario que el lector tenga en ese ámbito, la estructura sintáctica, el estilo del discurso o género en que esté escrito el texto modulan la dificultad para la comprensión. Del mismo modo, la proliferación de textos electrónicos y textos multimedia añade nuevas variables y un rango más amplio de habilidades necesarias para la comprensión.
3. La actividad
En la que está inserta la comprensión, que abarca objetivos, procesos y consecuencias asociadas a la lectura.
La lectura siempre tiene un fin, un propósito, no ocurre en el vacío. Es aquí donde se ubica esta dimensión de la lectura, la actividad. El objetivo del lector, previo a la lectura, puede estar externamente impuesto (p.e., hacer los deberes de clase) o ser internamente generado (p.e., disfrutar de una novela). Este propósito está influido por variables motivacionales, como son el interés y el conocimiento previo.
El objetivo final de la lectura puede variar a lo largo de su devenir. Es posible que el lector encuentre nuevas preguntas acerca del tema sobre el que está leyendo, preguntas que pueden dejar incompleta la comprensión del texto. O tal vez se genere un conflicto entre los motivos externamente impuestos para la lectura y la motivación intrínseca, que provoque la no puesta en marcha de todos los recursos para la comprensión.
Al respecto Solé (2001) menciona los siguientes objetivos o propósitos al momento de leer: leer para obtener una información precisa, para seguir instrucciones, para obtener información de carácter general, para aprender, para revisar un escrito, para sentir placer, para comunicar un texto al auditorio, para practicar lectura en voz alta y para dar cuenta de lo que he aprendido. En suma, el propósito es el hilo conductor de la lectura. Más allá de la descodificación, el lector ha de procesar
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