EXPRESION LITERARIA

A diario, las personas se saludan cuando van el mercado, se dicen los buenos días o se despiden, escuchan los mensajes publicitarios en la radio, ven las telenovelas, leen las noticias en los periódicos, comentan lo que ha sucedido en la comunidad, dan consejos o recomiendan tomar un té para una molestia en el estómago. En todas estas actividades alguien emite y alguien recibe un mensaje. Este intercambio de mensajes es lo que se denomina comunicación.

En ella, el lenguaje, oral o escrito, desempeña un importante papel como una herramienta que permite a mujeres y hombres, niños y ancianos, habitantes de las ciudades o del campo, transmitir información, expresar emociones, manifestar ideas, contar lo que soñaron por la noche, evocar el pasado, narrar historias, relacionarse con los otros, mostrar afecto, entenderse, etcétera.

El desarrollo del lenguaje en los seres humanos tiene lugar a partir del nacimiento. Desde los primeros gritos y arrullos del bebé comienza una aventura que se irá haciendo más compleja al incorporar balbuceos y gestos, el manejo de vocales y consonantes, palabras completas, frases y oraciones. Si bien cada niño tiene su propio ritmo de avance, la mayoría pasa por etapas similares, aunque pueden ser en distinto tiempo, de acuerdo con las circunstancias particulares de cada uno, el ambiente en que crece, el grupo social en que nació. Pero la adquisición del habla no es un proceso que se desenvuelva por sí mismo, sino que requiere una amplia exposición a muchas ocasiones de comunicación verbal.

En la familia, los niños oyen hablar a sus padres, hermanos (si los tienen) y otros parientes: abuelos, tíos, primos. Poco a poco comienzan a distinguir los tonos en que le hablan y reaccionan emitiendo sus propios sonidos y gestos. Cuando empiezan a pronunciar sus primeras palabras, estamos ante uno de los primeros grandes logros en la conquista del lenguaje. Sin embargo, aún faltan por desarrollar otros aspectos con el fin de que puedan establecer una comunicación más efectiva: los pequeños deben asimilar más palabras, conocer su significado y la función que desempeñan en oraciones más largas, saber en qué orden se pueden colocar para que otros entiendan lo que dicen. Los niños aprenden gran parte de esto en contacto con la gente más cercana en el contexto más inmediato, oyendo lo que dicen y expresándose.

Escuchar y hablar funcionan en todo este proceso como complementos. Aunque al llegar a preescolar, en general los pequeños cuentan con un dominio de las palabras al menos suficiente para darse a entender y pueden ya construir oraciones comprensibles, requieren perfeccionar sus habilidades 20 comunicativas. En este momento, el papel de la educación es crear situaciones para que los niños puedan enriquecer su expresión hablada y se preparen para otros retos, los de la lectura y la escritura.

La educación preescolar puede contribuir a esto creando un ambiente estimulante y ofreciendo múltiples oportunidades para el ejercicio de las capacidades de comunicación, tanto oral como escrita, a través de narraciones y pláticas, la exposición de ideas, la exploración de medios impresos, el conocimiento de distintas formas en que se presentan los textos (como cuentos, recetas, cartas, entre otros) y la interpretación de lo que dicen diversos escritos. El lenguaje es un gran recurso para favorecer la memoria de los niños, fortalecer su imaginación y estimular su creatividad.

Algunas situaciones a considerar en relación con el lenguaje en preescolar

El nombre propio

El reconocimiento y trabajo de los niños con su nombre propio resulta fundamental en su familiarización con la lectura y la escritura, porque es parte importante de su identidad como seres humanos. Para cada uno de los alumnos de la etapa de preescolar adquiere un significado muy particular porque se trata de algo que les pertenece, y los motiva para seguir aprendiendo. Por ello se parte de él para el acercamiento de los niños con el lenguaje escrito. El trabajo con el nombre propio favorece que los

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