ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Ejercicios Del Estilo


Enviado por   •  3 de Diciembre de 2014  •  21.377 Palabras (86 Páginas)  •  368 Visitas

Página 1 de 86

EJERCICIOS DE ESTILO

Raymond Queneau

Versión y estudio introductorio de Antonio Fernández Ferrer

SEXTA EDICIÓN

ÍNDICE

Introducción

ANEXO: Ejercicios de estilo posibles

EJERCICIOS DE ESTILO

Notaciones

Por partida doble

Lítotes

Metafóricamente

Retrógrado

Sorpresas

Sueño

Pronosticaciones

Sínquisis

Arco iris

Logo-rallye

Vacilaciones

Precisiones

Punto de vista subjetivo

Otro punto de vista subjetivo

Relato

Palabras compuestas

Negatividades

Animismo

Anagramas

Distinguo,

Homeoteleutones

Carta oficial

Propaganda editorial

Onomatopeyas

Análisis lógico

Insistencia

Ignorancia

Pretérito perfecto

Presente

Pretérito indefinido

Imperfecto

Alejandrinos

Poliptótones

Aféresis

Apócopes

Síncopas

Yo ya

Exclamaciones

Entonces

Ampuloso

Vulgar

Interrogatorio

Comedia

Apartes

Parequesis

Fantasmagórico

Filosófico

Apóstrofe

Torpe

Desenvuelto

Parcial

Soneto

Olfativo

Gustativo

Táctil

Visual

Auditivo

Telegráfico

Oda

Permutaciones por grupos crecientes de letras

Permutaciones por grupos crecientes de palabras

Helenismos

Conjuntos

Definiciones

Tanka

Versos libres

Translación

Lipograma

Anglicismos

Próstesis

Epéntesis

Paragoges

Partes de la oración

Metátesis

Por delante por detrás

Nombres propios

Pasota

Ticon tila titi

Antonímico

Latín macarrónico

Homofónico

Galicismos

Paraloss Englaysays

Contre-petteries

Botánico

Médico

Injurioso

Gastronómico

Zoológico

Impotente

Modern style

Probabilista

Retrato

Geométrico

Paleto

Interjecciones

Amanerado

Inesperado

Introducción

Dedico mi parte en este libro a alguien que se llama, aplicando un S+n, "Zuriñe» ...et à ceux qui nourris de littérature et de musique sont morts de faim.

A. F. F.

En el caso del libro que en e:¡te preciso momento comienzo a prologar... y que tú, lector, deberías haber empezado no antes de la página 49..., pero me temo que, siguiendo la costumbre, acabas de iniciar la lectura a partir de esta misma introducción, lo cual me lleva a interrumpirte con la primera nota a pie de página .

En el caso de esta obra, decía, cuyo verdadero prólogo comienza ahora, no puede afirmarse, como lo hace el comienzo del conocido relato evangélico, que en el principio fue el verbo (o, mejor, la palabra, que es traducción más llevadera en castellano), pues en el origen de Ejercicios de estilo fue la música. Así lo cuenta el propio Queneau al iniciar la introducción que escribió para la edición ilustrada por Carelman y Massin:

En una entrevista con Jacques Bens, Michel Leiris recuerda que «en el transcurso de los años treinta, estuvimos escuchando juntos (Michel Leiris y yo) en la sala Pleyel un concierto en el que se interpretaba el Arte de la Fuga. Me acuerdo que lo seguimos muy apasionadamente y que, al salir, nos dijimos que sería muy interesante hacer algo de ese tipo en el plano literario (considerando la obra de Bach, no desde el ángulo del contrapunto y fuga, sino como construcción de una obra por medio de variaciones que proliferaran hasta el infinito en torno a un tema bastante nimio)».

En efecto, fue acordándome de Bach muy conscientemente como escribí Ejercicios de Estilo, y muy en especial de esa sesión de la sala Pleyel; pero, ¿era, seguro, antes de la guerra? En cualquier caso, fue en mayo del 42 cuando compuse los doce primeros (que, además, han quedado como los doce primeros del libro); pensaba limitarme a eso y titulé este modesto intento Dodecaedro, porque, como es sabido, ese bello poliedro tiene doce caras. El director de una revista muy distinguida que aparecía entonces en zona llamada libre y que me había pedido un «texto», me devolvió el Dodecaedro con aire consternado, incluso diría con tristeza, como si hubiese querido jugarle una mala pasada.

Aquello no me impidió continuar; en agosto del 42, en noviembre del 42, en julio del 44, una docena más se añadió a Dodecaedro. En febrero de 1945, La Terre n’est pas une vallée de larmes, publicación surrealista y belga dirigida por Marcel Marien, publicó nueve de ellos con el título Ejercicios de Estilo; una nota decía: «El autor piensa, de este modo, "tratar el mismo asunto" —un incidente real, por lo demás, y trivial— de un centenar de maneras diferentes. Seguramente esos cien capítulos idénticos en cuanto al tema no dejarán de provocar, leídos en hilera (sic), algún efecto en el lector.» Esta nota la había redactado yo, por supuesto.

En el transcurso de 1945, escribí otros dieciocho que aparecieron en diciembre del mismo año en Fontaine. En resumidas cuentas, en tres años, había redactado menos de cincuenta; todo el resto fue liquidado durante el verano de 1946 en Isle-sur-Sorgue. Me detuve en los noventa y nueve, juzgando satisfactoria la cantidad; ni tanto ni tan calvo: el ideal griego, vaya .

Como es sabido, James Joyce se propuso escribir una obra maestra, la voluminosa novela titulada Ulysses, ciñéndose a un solo día en la vida del protagonista, un 6 de junio de 1904, un día de Dublín como otro cualquiera. Queneau parte de asunto aún más trivial y ajeno a complejidades simbólicas. Con una anécdota nimia, explícita ya en el primer texto de la serie («Notations»), construye noventa y nueve variaciones distintas. Como un huevo de Colón literario, la ideíca nos sorprende gratamente con ese don propio de las ocurrencias que cualquiera puede tener, pero que nadie ha pensado.

Aparte de la inspiración musical que provocó tan curiosa obra, Queneau contaba con algún ejemplo clásico. Sin ir más lejos, en la literatura francesa decimonónica, la réplica de Cyrano de Bergerac cuando, en el archifamoso drama de Edmond Rostand, contesta airosamente al vizconde que se ha burlado, de manera excesivamente pedestre, de la «muy gran nariz» del protagonista:

Eso es muy corto, joven;

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (138 Kb)
Leer 85 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com