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El Alquimista


Enviado por   •  3 de Enero de 2012  •  2.748 Palabras (11 Páginas)  •  628 Visitas

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qué tenia un libro y esta leen do cual se que do admirada y se acercó a Santiago y le pregunto cómo es que un pastor sabe leer …

Santiago le respondió mas enseñan las ovejas .. y estuve en las escuela ya que los padres de Santiago querían que sea cura y motivo por el cual Santiago estudio pero el eligió ser pastor

Pero el comerciante finalmente llego y le mando a esquilar cuatro ovejas, después le pago lo estipulado y le pidió que volviera al siguiente .

Mientras que partía a la aldea estaba excitado y al mismo tiempo se sentía inseguro; tal vez la chica ya no lo hubiera olvidado.

Pero al fondo de su corazón, sabía que si importaba. Y que tanto los pastores, como los marineros, como los viajantes de comercio.

AL llegar con sus ovejas se pone a pensar “si hoy me volviera un monstruo y decide matarlas, una por una , ellas solo se darían cuenta casi todo el rebaño hubiese sido exterminado y pensó Santiago porque confían en mi y se olvidaron de confiar en su propio instinto. Solo porque las llevo hasta el agua y la comida”

El calor se prolongó hasta la noche y durante todo ese tiempo el tenía que cargar con la chaqueta. Santiago dice “tenemos que estar siempre preparados para las sorpresas del tiempo”

En los ojos del padre el leyó también el deseo de recorrer el mundo .

El horizonte se teño de rojo, y después apareció el sol. El muchacho recordó la conversación con el padre y se sintió alegre, ya había conocido muchos castillos y a mucha mujeres .

CAPITULO 1

Santiago es un joven pastor que acababa de llegar a una vieja iglesia. Se quedo allí a pasar la noche, al día siguiente se fue a un pueblo a vender lana, se quedo allí todo el día hablando con la hija del comerciante ya que este le había hecho esperar a que terminara de vender lana; Santiago esquiló a las ovejas y el comerciante le pago lo que acordaron.

Ahora había pasado ya un año y faltaban cuatro días para llegar a aquel pueblo, Tras pasar la noche en la misma iglesia Santiago se despertó con el mismo sueño que tuvo el año pasado en esa misma iglesia. A Santiago le habían contado que por ahí había un campamento de gitanos, el joven pastor fue a visitar a una adivina que habitaba allí, esta le contó que tenía que viajar a Egipto a descubrir el tesoro que había en su sueño.

Al llegar al pueblo se encontró a un viejo que le hablo de todos sus secretos más profundos, le dijo que era el rey de Salem y se llamaba Melquisedec, este le dijo que debía viajar a Egipto a descubrir un gran tesoro, el muchacho le creyó al revés que con la adivina y a cambio le dio la décima parte de sus ovejas y el resto las vendió a un amigo suyo.

Con el dinero que tenía ahora compró un billete de ida a África una vez llegó allí un hombre que hablaba su idioma le robó todo lo que tenía, Santiago no tenía dinero y pasó la noche en el mercado en el que se encontraba. Al día siguiente iba paseando por la plaza y se puso a trabajar con mercader de cristales.

CAPITULO 2

Santiago llevaba un mes trabajando con el mercader y le pidió permiso para construir una estantería, habían pasado mas de dos meses desde que construyó la estantería y esta atrajo a muchos clientes.

Habían pasado once meses y nueve días desde que llegó a África, hoy iba a volver a España pero, se arrepintió y decidió viajar a Egipto y vivir su leyenda personal tal y como le había dicho el viejo, con el dinero que tenia compró un billete para Egipto; en la caravana conoció a un muchacho inglés que quería ir a un oasis donde vivía un alquimista. Una noche se encontraron con otra caravana y esta les contó que había guerra entre dos clanes.

Habían llegado al oasis donde podían descansar y coger provisiones. Santiago se había enamorado de una joven llamada Fátima, el jefe de la caravana les comunicó que no podían continuar el viaje hasta que acabara la guerra. Una noche Santiago tuvo una visión de un ejercito que se aproximaba al oasis, fue a hablar con el jefe del oasis y le contó la visión que tuvo, el jefe le propuso el siguiente trato: por cada diez hombres matados recibiría una moneda de oro, pero si no mataba a nadie le mataría a él. Por la noche se encontró a un hombre sobre un caballo y le dijo que si al día siguiente seguía vivo le buscara tras la puesta del sol, Santiago le preguntó dónde vivía y este señaló hacia el sur; el muchacho había encontrado al alquimista.

Al día siguiente mataron a quinientos hombres, tras la puesta del sol Santiago fue a la tienda del alquimista, este le convenció para que no abandonara su leyenda personal y le prometió que le acompañaría hasta Egipto.

Al día siguiente partió con el alquimista; atravesaron todo el desierto y se encontraron en diversas ocasiones con campamentos de ejércitos. Llegaron a una monasterio, el alquimista le dijo que aquí se separarían, el alquimista pidió permiso a un monje que había allí para utilizar su cocina, en un cazo puso plomo y al cabo del rato lo convirtió en oro, lo partió en cuatro trozos y le dio uno al muchacho, otro al monje, se quedo uno y el que le sobraba se lo dio nuevamente al monje para que se lo diera al muchacho en cuanto volviera.

El muchacho caminó hasta llegar a las pirámides de Egipto, allí se puso a cavar para encontrar su tesoro, un hombre le preguntó que hacia, pero el muchacho no contestó, lo agarraron y descubrieron que tenía oro, pensaron que había mas escondido y le obligaron a cavar al no encontrar nada le pegaron una paliza para que les dijera donde había escondido el oro al final Santiago les contó que buscaba un tesoro que aparecía en uno de sus sueños, el jefe le dijo que lo que hacia era una pérdida de tiempo ya que el tuvo un sueño en el que tenia que cavar en las raíces de un sicomoro que había en una iglesia abandonada de España.

Santiago volvió a España y cuando llegó a la iglesia cavó en el sicomoro hasta encontrar el tesoro.

El rey de Salem le obsequió con Urim y Turim, dos piedras para ayudarlo en la toma de decisiones difíciles. El viejo rey le pidió a Santiago algunas de sus ovejas a cambio de la información y los consejos que él le había proporcionado. El resto de sus ovejas las vendió en el mercado para conseguir dinero para su viaje a África, en busca de sí mismo.

Cuando llegó a Marrakech, Santiago se sintió alienado por la extraña cultura, y un joven en el cual él confió le robó todo su dinero. Tuvo que trabajar con un vendedor de cristales para conseguir dinero y regresar a casa. Cuando por fin, al cabo de un año, consiguió el dinero, el mercader lo convenció para que continuara con su leyenda personal y no regresara a España. Santiago decidió seguir y se fue con una caravana que iba dirigida hacia

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