El Alquimista
Enviado por cecilu_16 • 20 de Mayo de 2012 • 1.519 Palabras (7 Páginas) • 396 Visitas
Santiago es un joven que con su sed de conocer nuevos lugares se aventura a ser pastor, cuidando sus ovejas y llevándolas al pueblo para vender su lana, Santiago, tiene una vida relativamente tranquila, pero sin previo aviso, tiene un extraño sueño que le indica la ubicación de su meta en la vida, un tesoro.
Santiago va con una vieja gitana que le dice el significado de su sueño, que ese tesoro es real y que por haberle dicho eso, la gitana, pidió un diez por ciento cuando él encontrara el tesoro.
Confundido, el joven, está en una plaza leyendo un viejo y pesado libro cuando se aparece un viejo, que le empieza a hacer preguntas a Santiago, y este molestándose intenta irse, pero recordando las enseñanzas de su padre no es grosero con él y mejor se queda con él.
El viejo dice que es un libro que habla sobre lo que todos hablan y no vale la pena leerlo. Santiago, increíblemente asombrado, le pregunta que si ya lo había leído a lo que el viejo le responde afirmativamente.
El viejo le cuenta que es un rey, el Rey de Salen.
Le vende el 10% de sus ovejas y el misterioso Rey le da unas piedras místicas, una negra y una blanca (Urim y Tomín), y le contó una historia y le dijo que la meta en la tierra de todo hombre es su Leyenda Personal, encontrarla y alcanzarla. "Cuando una persona desea realmente algo, todo el universo conspira para que realices tu deseo" fue la frase que dejo plasmado el recuerdo del viejo rey en el muchacho.
Pasa en barco en por el Estrecho de Gibraltar de España a África. En una tierra extraña, donde todos hablan lenguas extrañas y tienen unas costumbres y forma de vestir muy diferentes. Donde reinan los ladrones y bandidos y no podías confiar en nadie.
Cuando es robado se siente miserable y tonto. Ayudado por un noble hombre se vuelve a aventurar a las calles del Tánger hasta encontrar con un negocio de Cristales, en el cual entró y empezó a limpiar los cristales en exhibición, el dueño percatándose de esto dejó que hiciera lo que estaba haciendo sin decirle nada, después con señas empieza a decirle que tenia hambre y lo pasó a un comedor donde el dueño le habló en español y le dijo que no era necesario haber limpiado los recipientes, porque su religión lo obliga a darle de comer al hambriento, a lo que el muchacho pregunta asombrado entonces porque lo había dejado limpiar los cristales a lo que él responde que necesitaban limpiarse de vez en cuando.
El señor contrató al muchacho, y trabajaba con empeño se gana mucho dinero para poder regresar y comprar todo su flock again y gana dinero suficiente como para duplicar su antiguo rebaño, Santiago piensa que ese era su tesoro. Pasaba poco menos de un año, cuando un vendedor de Té llegó al negocio y ofreció servir Té. El dueño de la tienda respondió negativamente ya que en su interior tenía miedo a lo desconocido, tenía miedo a que su negocio crezca y no lo pudiese controlar solo.
El dueño le contó que a veces los sueños no se pueden cumplir por la falta de determinación de la gente, entonces recordó al viejo rey, de su Leyenda Personal, se había olvidado totalmente de ella.
Le dijo al dueño que al siguiente día se iba, el dueño, con cierta tristeza aceptó y al día siguiente, el dueño bendijo al joven y éste se fue.
Se unió a una caravana y se aventuró a las arenas del desierto. Por muchas noches y días caminando, hizo amistad con un inglés el cual estaba en búsqueda de un Alquimista, el caravanero no dormía de noches ya que el miedo lo tenía paralizado porque el desierto era el escenario de la guerra entre varios clanes y una caravana desconocida es asesinada.
Llegaron a lo que, después de haber estado mucho tiempo en el desierto, parecía el paraíso, un oasis en el que el inglés y el muchacho siguieron su búsqueda. Santiago encontró ahí el amor de su vida, Fátima.
Un día el muchacho estaba adormitado en las arenas, cuando dos gavilanes vuelan en el cielo y en ese mismo instante tiene una visión, en el cual ve a cientos de hombres entrando en el oasis, matando y quemando todo a su paso.
El muchacho le contó a los Jefes Tribales, el cual le hicieron caso omiso, argumentando que el desierto nunca da señales a extraños.
El joven tenía la credibilidad de todos y ya estaban preparados.
Esa misma noche, el joven, estaba caminado por el desierto; de repente un jinete negro con voz grave e intimidante
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