El Humilde Guerrero
Enviado por sodachasta • 26 de Agosto de 2013 • 15.234 Palabras (61 Páginas) • 363 Visitas
EL HUMILDE GUERRERO
EL ENCUENTRO Y LAS PRIMERAS DOS PRUEBAS
Él, un joven italiano de 20 años, perteneciente a la clase baja en la edad media, pero de un gran corazón, estaba sentado en el cerco que rodeaba la granja donde vivía, pensativo en lo que ese día había pasado con sus mal llamados “amigos” y la imagen de lo sucedido seguía presentándose en su mente: Giovanni (nuestro protagonista) y los muchachos que lo acompañaban siempre, estaban buscando un lugar donde comer, juntaron todo el dinero que llevaban, del cual Giovanni puso la mayoría. Encontrando un pequeño puesto de comida y de accesible precio para los pobres, compraron la poca comida que les alcanzaba, los demás jóvenes dando la espalda vilmente a Giovanni lo golpearon y lo dejaron tendido en el suelo.
-¿Por qué?, ¿Por qué?- se repetía para sí mismo y echando a volar su imaginación, para mitigar su coraje, se figuró elevado por los aires, sintiendo una enorme paz, una sensación de que nada podría hacerlo caer al suelo, nada podría vencerlo, pero seguía esa imagen impresa en la mente y el coraje y la impotencia de sentirse traicionado y robado, crecía. Algo que siempre lo hacía sentir seguro y tranquilo era caminar por los trigales de su granja, así que saltando de la cerca emprendió el camino hacia ese campo de tranquilidad. Iba tan metido en sus cavilaciones que de pronto cayó en un agujero muy profundo que no se explicaba de donde había salido, pues en ese terreno araron, sembraron y regaron y nunca se habían percatado de semejante pozo, y lanzó un grito con enorme coraje -¡Solo esto me faltaba para que este día terminara de ser maldito!- Intentaba subir pero la tierra estaba tan suelta que sus pies resbalaban y volvía a caer, una y otra vez probaba, pero las mismas ocasiones que trataba, fallaba. De repente escuchó un sonido, pisadas en lo profundo de aquel agujero, se volvió para a mirar y solo vio como una cola, parecida a la de un león se escondía entre la oscuridad. Lejos de asustarse, se preparó para una pelea, ya había cazado lobos que amenazaban con comerse al rebaño que pastoreaba a diario, así que enfrentarse a un predador no era nada nuevo para él. Se acercó a donde vio esa cola y esta vez escucho un aleteo detrás de él, la adrenalina corría por sus venas, no se volteó sino que estaba esperando que la criatura lo atacara para defenderse. Sintió un golpe en las piernas, cayó al suelo y se volteó boca arriba, no había señal de lo que lo había derribado. Se sentó con cierto miedo en el área iluminada por la luz del sol, pues no sabía que era aquello. Cola de león, pero en aquellas tierras no habitaban estos felinos; aleteo, pero, ¿Cómo podía un ave estar atrapada en el pozo?, además tuvo la suficiente fuerza para derribarlo definitivamente no era un ave. De entre las sombras se asomó una cabeza de águila, pero cosa rara, tenía orejas; miro sus patas, unas garras enormes, favorables para cazar una buena presa. Pero su asombro no tuvo límites al descubrir el cuerpo completo de aquella criatura, poseía alas, pero del torso hasta las patas traseras e incluyendo la cola, era de un león, aquella bestia magnifica era el mitológico grifo, un animal hibrido entre águila y león, representando así su reinado en el cielo y la tierra. Pero había un detalle con este grifo en especial: era de pequeño tamaño no mayor al de un perro. Giovanni estaba encantado con aquel hallazgo, se acercó al grifo y miro fijamente a los ojos de la bestia, que eran de un hermoso azul nunca antes visto en su vida. Pero al mirarse, los ojos del híbrido cambiaron su color a un café oscuro igual a los ojos de Giovanni, y con sorpresa y alegría miro como la criatura se dejaba tocar y acariciar por él, se acurrucaba en sus brazos en signo de aceptación, y sentía como los corazones de ambos latían a un mismo ritmo e intensidad, como si fueran uno mismo. Giovanni pensó para sí mismo: -¡Genial! Es un animal precioso, ojala pudiera escucharme para poder desahogarme-. En eso el granjero escucho una voz que le decía: -¿Qué te pasa?-Volteó para ver si había alguien más en el pozo, pero no vio a nadie. De nuevo escucho: -¿Qué te pasa? Yo puedo ayudarte-. Él se sentía confundido, ya se consideraba loco por la caída, pero escucho algo que lo dejo helado -No, no estás loco amigo mío, mírame que te estoy hablando, podemos hablar mediante el pensamiento, yo te entiendo, te escucho, pues ya te he elegido. Nosotros a cierta edad tenemos que escoger a un jinete, le somos fieles y leales hasta la muerte, defenderemos su vida exponiendo la nuestra, pero todo esto solo si logran montarnos en el aire, así nos demostrará su coraje y tenacidad-. Giovanni se quedó pasmado, no podía creer que un grifo lo había elegido, ahora tendría que montarlo para que esto se constituyera, pero hubo algo que no se había dado cuenta mientras hablaban: el hibrido iba aumentando su tamaño con cada palabra que decía, hasta llegar a un tamaño considerable. El grifo voló intempestivamente fuera del agujero y Giovanni alcanzó a tomarse de la cola del animal elevándose junto con él. Forcejeando en el aire se encontraron en poco tiempo, el objetivo era abrazar el cuello del grifo y montársele en el lomo, así se haría acreedor al título de jinete. Cada vez que el muchacho lo intentaba el hibrido se revolvía y evitaba que lo abrazara. En un movimiento brusco, el grifo lanzó por el aire al granjero, iba cayendo sin nada que pudiera detenerlo. El corazón noble de la bestia lo hizo actuar irreflexivamente pues se tiró en picada sobre el joven para rescatarlo de una muerte segura. Giovanni al darse cuenta de eso planeó detenidamente sus movimientos y cuando el grifo estuvo cerca se revolvió en el aire esquivándolo, el animal se pasó de largo y esto lo aprovecho para asirse fuertemente de su cuello y con el impulso se colocó en el lomo de la bestia, feliz y triunfante. En ese instante el cuello del grifo se vio rodeado de un collar de oro y en las muñecas del granjero se forjaron dos brazaletes del mismo material, ambos formados por una luz que ninguno de los dos podía explicar su origen. Llegando a tierra firme el hibrido le dijo al joven, ahora con su voz y no con el pensamiento: -Bien, has demostrado ser digno para ser mi jinete, pero no me has dicho tu nombre-. Contestó el joven: -Giovanni, ¿Y el tuyo cuál es?-
-Nosotros-dijo el grifo- no tenemos nombre sino hasta que nuestro jinete decide cómo nos llamaremos-. Dándole muchas vueltas a sus pensamientos, Giovanni dio con un nombre que hacía poco había escuchado: -Bien, entonces te llamaré “Aggelos” -. El grifo lanzó un chillido característico de un águila, mostrando su aprobación ante tal nombre con tanto significado. Acto seguido le entregó al muchacho una daga, la cual tenía mango de oro y una hoja muy delgada pero también muy frágil, pero
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