El ser humano no puede carecer de sentido, y este sólo se alcanza a través de la vivencia de valores

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El ser humano no puede carecer de sentido, y este sólo se alcanza a través de la vivencia de valores, entendidos como “algo importante en la existencia humana” Según Guerrero Neaves (1999). Al definir el concepto de valores observamos que menciona que “son los principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento en función de realizarnos como personas”. Así mismo, cada sociedad o comunidad específica – sea política, institucional o simplemente religiosa – tiene unos valores determinados, los cuales difieren en ocasiones entre sí, pues los valores no son los mismos para todos los grupos humanos establecidos en el mundo. Por ejemplo, el respeto a los padres es un valor que, no es entendido de la misma forma en occidente que en oriente. Otro ejemplo resaltante en ese sentido sería el valor que ha tomado el respeto a la mujer contrastando con la noción que se tiene de este mismo valor en algunos países del continente africano.

Los valores son parte fundamental de nuestra sociedad; personalmente, al pensar y/o meditar sobre este tema, automáticamente se viene a la mente los siguientes valores resaltantes, tales como: el respeto, solidaridad, amistad, honestidad y amabilidad, puesto que, si en la sociedad se fundamentaran de manera concreta estos valores, el trato de cada persona a otra sería diferente, todos pensarán en el prójimo de la misma manera cómo piensan de sí y las relaciones interpersonales se forjarían en estos.

Si la sociedad eligiese respetarse no se tendría problemas con abusos verbales o físicos, la violencia y el desagrado disminuirían un 20%, según Riddick (1983), al fundamentar el respeto ya sea en una comunidad, estado, región o país, muchas de la relaciones interpersonales darían un vuelco de 360° ya que, hablar de respeto es hablar de los demás. Es establecer hasta donde llegan mis posibilidades de hacer o no hacer, y dónde comienzan las posibilidades de los demás. El respeto es la base de toda convivencia en sociedad. Las leyes y reglamentos establecen las reglas básicas de lo que debemos respetar.

Sin embargo, el respeto no es solo hacia las leyes o la actuación de las personas. Además tiene que ver con la autoridad como sucede con los hijos y sus padres o los alumnos con sus maestros. El respeto también es una forma de reconocimiento, de aprecio y de valoración de las cualidades de los demás, ya sea por su conocimiento, experiencia o importancia como personas.

En la sociedad actual se viven relaciones egoístas, frías y por conveniencia. Quien está a nuestro lado se convierte en un extraño, un competidor o incluso a veces en un enemigo. La virtud de la amabilidad nos lleva a cambiar las relaciones humanas de raíz, convirtiéndose esto en el fundamento para tener una mejor convivencia con nuestro prójimo.

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