La Educacion Del Ser Humano A Traves De La Historia

La Educación [latín educere "guiar, conducir" o educare "formar, instruir"] puede definirse como el proceso bi-direccional mediante el cual se transmiten conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar; ésta no sólo se produce a través de la palabra, está presente en todas nuestras acciones, sentimientos y actitudes. Así como puede concebirse como un proceso de vinculación y concentización cultural, moral y conductual; así, a través de la educación las nuevas generaciones asimilan y aprenden los conocimientos, normas de conducta, modos de ser y formas de ver el mundo de generaciones anteriores, creando además otros nuevos. Y puede concretarse como el proceso de socialización formal de los individuos de una sociedad.

También se llama educación al resultado de este proceso, que se plasma en la serie de habilidades, conocimientos, actitudes y valores adquiridos, produciendo cambios de carácter social, intelectual, emocional, etc. en la persona que, dependiendo del grado de concienciación, será para toda su vida o por un periodo determinado, pasando a formar parte del recuerdo en el último de los casos.

Así la formación [instrucción], referente a los conocimientos, se puede adquirir por cualquier medio y sobre cualquier tipo de materias. Una persona se puede instruir sin la necesidad de un educador. Por el contrario, la educación [acción y efecto de educar, formar, instruir] se sirve de preceptos, ejercicios y ejemplos con los que desarrollar las facultades intelectuales, culturales, físicas y morales de las personas. Por lo tanto la educación requiere plazos más largos y difíciles de precisar que los de la mera instrucción, que supone la acumulación de conocimientos; ya que abarca toda la personalidad del individuo.

Y para no estancarse en la pura instrucción, la educación tiene que superar los obstáculos que suponen tener un tiempo asignado a cada materia, los plazos que marcan las planificaciones y la cantidad y diversidad de alumnos y alumnas que se dan en los centros educativos actuales. El objetivo debe ser el desarrollo de todas las capacidades humanas teniendo en cuenta la individualidad de la que somos portadores cada uno de nosotros. Haciéndonos dueños de nuestras ideas y conductas y por lo tanto de nuestra vida.

Por lo tanto el esfuerzo, hábito y método han sido, durante siglos, las claves para entender que es menester haber aprendido mucho para llegar a saber un poco. Partiendo de estas proposiciones, grandes pensadores tenían claro que, para educar, no debe ocuparse todo el tiempo en dar lecturas y dictar superioramente al alumno aquello que debe observar y respetar, es decir, escucharlo a su debido tiempo y acostumbrarlo a razonar sobre lo que se propone le darán mayor aprecio por el estudio y la instrucción.

Y si se supone que educar es el camino que nos otorga libertad, la formación se convierte en el aprendizaje de los conocimientos que necesitamos para cumplir una función social. Sin embargo la educación, actualmente, se orienta prioritariamente al estudio de contenidos que el alumno debe aprender para luego demostrar, por medio de un examen, lo que sabe, aunque sea memorísticamente; aunque las políticas sobre educación orientadas por evaluaciones estandarizadas, afirman que enseñar para ser examinado, es un gran fracaso educativo.

Así que se debe entender a la educación como un proceso evolutivo y constante que va modificando la conducta del individuo a través de conocimientos y experiencias que se adquieren de diversas formas y medios, y esta puede ser formal e informal, consciente e inconscientemente, pero siempre a través de la formación. Lo cual expondré mediante los modelos de educación, implicando la formación, de los siguientes autores.

Ruptura renacentista

Comenzaré con Giovanni Pico della Mirandola; humanista y pensador italiano; quien en su Discurso sobre la dignidad del hombre, formula tres de los ideales del Renacimiento: el derecho inalienable

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