Fiestas Infantiles
Enviado por dabymary • 22 de Mayo de 2012 • 1.058 Palabras (5 Páginas) • 899 Visitas
Los jóvenes de hoy en día son muy escépticos. Al mismo tiempo, han desarrollado gran habilidad para percibir la honestidad de una marca; después de todo, están expuestos a casi 22.000 comerciales televisivos por año. Por lo tanto, las marcas deben cumplir lo que prometen. Si los adolescentes desconfían de una marca, no la compran. Si una marca no cumple con sus expectativas, la abandonan. Y la boicotean. Son los clientes más exigentes.” – Martín Lindstrom – Destacado especialista en creación de marcas.
Cada vez más las grandes empresas “miran con cariño” al segmento de consumidores adolescentes,dedicando esfuerzos y recursos para intentar captar al que, con toda razón, consideran el nivel inicial del ascendente mercado adulto, y dentro de ellos especialmente, a la franja de estudiantes universitarios, ya que según muchos especialistas esa es la etapa en la que nace la lealtad a una marca que puede durar de por vida, están más capacitados para filtrar la información que reciben y son consumidores cultos que intentan ascender en la escala socioeconómica, representando así el tipo de cliente que toda empresa seria busca.
Conforme lo expresa M. Lindstrom, autor del best–seller BRANDchild, los grupos de adolescentes son como bancos de peces, con “tendencia de cardumen”. Si el líder desapareciera, el resto seguiría nadando en la misma dirección, porque el líder no controla el comportamiento del grupo como sucedía en épocas pasadas. Afirma Lindstrom que lo mismo ocurre con los adolescentes: es el grupo, como un todo, el que toma las decisiones a partir del diálogo entre sus miembros, y que la conducta grupal no está determinada por una persona sino por varias, o incluso, por la mayoría.
Una de las cuestiones determinantes en el segmento adolescente y en especial al apuntar al universitario es la elección del mensaje de comunicación y los canales respectivos. Las empresas (sus especialistas en marketing) tienen que entender que al dirigirse a los estudiantes no deben tratar de parecérseles. Contarles acerca de lo que puede resultarle importante, con un lenguaje y códigos diferentes de los que emplearía con el segmento adulto, pero no como si fuera uno de ellos. No es necesario contarles qué es una cámara digital o un teléfono celular, y mucho menos enseñarles a usarlos, solo hay que encontrar la forma de convencerlos de que lo que fabricamos o vendemos es lo mejor para ellos.
Por otro lado, existen marcadas diferencias en los subgrupos etarios dentro de la franja adolescente. Si bien se pueden encontrar productos o servicios de consumo generalizado, como Internet, donde más del 50% de los usuarios tienen entre 16 y 26 años, en muchos otros el consumo según las distintas edades es sensiblemente diferente. Diferencia también demostrada según la formación cultural que posean; es tres veces más probable que los adolescentes universitarios tengan tarjeta de crédito (según estadísticas de MasterCard, el 75% de los estudiantes universitarios siguen conservando su primera tarjeta de crédito 15 años después) y su propia computadora que los que no ostentan dicha categoría. Y si combinamos ambos criterios, es importante saber que el mensaje que apunte al segmento de los estudiantes que tienen entre 18 y 19 años debe ser distinto al dirigido a los de 19 a
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